V de Venderíamialmaparafollarteotravez

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Inesperadamente el día domingo se había presentado lluvioso, lo que TaeHyung agradeció ante el hecho de que podría vestir un suéter de cuello alto y no perder tiempo en tapar la marca que le había dejado HyungSik. Aun así, el hecho de prescindir del maquillaje no sabía si era una ventaja o no, pues al salir de la estación del metro comprobó que hubiese preferido perder tiempo en ocultar la marca en vez de tener que correr bajo la lluvia.

A decir verdad, el peliazul había pensado de qué forma podría cancelar el encuentro que tendría con JungKook, pero a la vez sentía miedo de que el azabache fuera capaz de ir a buscarlo a la puerta de su casa, pues por más que había hablado con YuGyeom para que éste no siguiera revelando sus datos personales, no podía confiar en él.

De alguna manera, empapado de pies a cabeza, al girar en una esquina y visualizar el teatro, TaeHyung volvió a pensar en que lo mejor hubiera sido quedarse en casa, pero el auto de JungKook estaba ahí, con el motor encendido como si estuviese preparado para arrancar en cualquier momento.

TaeHyung había ideado mil excusas para faltar a su encuentro con el cantante, incluso pensó en convencer a su abuela de que lo dejara a cargo de Tannie o de acompañarla en las compras en el mercado, pero al final, todo eso quedó en el olvido cuando su primer impulso lo llevó a abrir la puerta del copiloto apenas JungKook notó su presencia y quitó el seguro.

— Maldito clima —se quejó el peliazul mientras movía la cabeza de un lado a otro como si fuese un cachorro que se quita el agua de encima.

— No hagas eso —se quejó JungKook, pero su sonrisa delataba el hecho de que no le era molesto en realidad—. Toma —le extendió una caja de papel tisú que guardaba junto a la puerta.

Sin agradecer, el peliazul sacó un par de papeles para secar su rostro.

— No digas que era mejor idea el que me pasaras a buscar a la casa —murmuró con el ceño fruncido, un tanto molesto al tener que quitarse el abrigo mojado.

— No lo diré —sonrió JungKook, entretenido por cómo TaeHyung seguía maldiciendo en voz baja.

El aire acondicionado permitía que la temperatura dentro del auto fuese agradable, pero de todos modos JungKook decidió tomar la chaqueta con capucha que había dejado en el asiento trasero para ofrecérselo a TaeHyung.

— Gracias, caballero —sin dudar aceptó la prenda y lanzó su abrigo al asiento de atrás— ¿Adónde iremos?

— A un lugar al que no deberíamos ir —sonrió poniéndose en marcha, alegre de tener a TaeHyung a su lado.

— No quiero verme involucrado en problemas por tu culpa, JungKook.

Y sólo porque hasta el momento se estaban tratando como dos personas maduras, TaeHyung dejó pasar la nula respuesta del azabache y se decidió a mirar por la ventana, curioso a medida que avanzaban en medio del silencio que ninguno pretendía romper y que decidieron llenar con las canciones que pasaban por la radio.

Pero pese a toda la civilizada calma, una vez que JungKook estacionó el auto, TaeHyung se cruzó de brazos y enfrentó al azabache con el ceño fruncido.

— ¿Dónde estamos?

— En un edificio de departamentos —sonrió quitando la llave del auto.

— ¿De tu departamento?

— No es totalmente mío. También es de JiMin, Suga y Jin hyung.

— ¡Espera! —Lo tomó del brazo antes de que JungKook abriera la puerta— Dijiste que no deberíamos estar aquí.