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Perdido entre las largas piernas del contrario, JungKook sabía que estaba llegando a su límite, pero al ver las expresiones de TaeHyung, con el pelo pegado a la frente, las mejillas rojas y los ojos perdidos en el placer, no podía hacer más que seguir embistiéndolo casi de forma animal, extasiado por los gemidos y el sonido del choque de sus caderas que parecían eclipsar todo lo que ocurría afuera de la habitación, en esa fiesta sin fin que siguió su rumbo sin ellos, sin que nadie sospechara que eran ellos los que llevaban horas encerrados en ese lugar.

— Tó... tócame —alcanzó a pedir TaeHyung, aferrado a las sábanas al estar inmerso en el extraño trance de ver cómo JungKook entraba y salía de su interior. No podía apartar la mirada, menos cuando el cantante llevó una de sus manos a acariciarlo desde el pecho al abdomen de forma tan lenta que creyó que se estaba burlando de él—. Jung... Kook...., por... por favor...

Tal fue la sorpresa, que el cantante no pudo contener su propio orgasmo ante el ruego de TaeHyung. Imposible que con sólo unas palabras todo su ser respondiera como si estuviese poseído ante los encantos del actor. Su respiración era tan irregular, exhausto por las frenéticas embestidas, que JungKook detuvo todos sus movimientos menos el de su mano derecha para, sin salir del interior del mayor, dedicarse a masturbarlo hasta ver cómo el semen de TaeHyung se hacía presente.

— No sabes lo hermoso que te ves ahora mismo —sonrió JungKook al salir de su interior, lo que llevó a TaeHyung a sentir cómo un cosquilleo se instalaba en su estómago, asustado por cómo las palabras del cantante lo estremecían de esa manera— ¿Uhm? ¿Por qué tan callado? Pensé que me insultarías o algo —bromeó mientras se quitaba el condón usado, tan relajado que TaeHyung sólo quería golpearlo.

— Eres molesto —susurró de forma aniñada, dejándose hacer por JungKook cuando éste se dedicó a limpiarlo con cuidado.

— Lo sé —sonrió el azabache, todavía con su respiración un poco irregular al igual que la de TaeHyung, donde sus cuerpos seguían cosquilleando producto del placer. Por ello, JungKook dejó todo a un lado y se acostó junto a TaeHyung, gustoso de poder sentir su calor y a la vez tranquilo por verlo entregado a las acaricias que fue dejando sobre su cabello y espalda. Sin embargo, a medida que la habitación se fue aclarando ante el nuevo día, entendieron que dormir no era lo correcto en esos momentos—. Ve a ducharte primero —propuso JungKook al notar los ojos cansados del mayor que permanecía acurrucado entre sus brazos—. Yo limpiaré aquí.

Aletargado, TaeHyung obedeció con un asentimiento de cabeza y se adentró en el baño con la intención de mantener su cuerpo despierto, pero el agua tibia cayendo por su cuerpo no hizo más que empeorar su estado somnoliento. Entonces, cuando JungKook tomó su lugar en la ducha mientras él se vestía junto a la cama, no dudó en acostarse a la espera del cantante bajo el pretexto de que sólo descansaría los ojos, que los cerraría un momento, nada más, pues lo más probable era que JungKook se demoraría diez o quince minutos en estar listo para partir.

No obstante, la pequeña siesta de TaeHyung pronto fue interrumpida por unos insistentes golpes en la puerta que hicieron a JungKook salir del baño, vestido de la cintura para arriba dando a entender al mayor que sí había conseguido dormir por unos minutos.

— No salgas del baño —TaeHyung susurró con voz ronca, confundido y a la vez nervioso porque los golpes no cesaban—. Veré quién es —dijo mientras se acomodaba la ropa.

— No abras, sólo dile que se vaya a la mierda —murmuró con el ceño fruncido, pero al notar que TaeHyung avanzaba hacia la puerta sin la intención de hacer caso a sus palabras, JungKook soltó un suspiro y volvió a entrar al baño para terminar de vestirse.

Probablemente TaeHyung esperaba ver a alguno de sus amigos o quizás a algún invitado borracho en búsqueda de un lugar para dormir, pero grande fue su sorpresa cuando descubrió a YoonGi frente a la puerta, rojo de enojo e impaciente por entrar porque sin emitir ni una sola palabra ingresó a la habitación y él mismo se encargó de volver a cerrar con llave.

V de VenderíamialmaparafollarteotravezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora