"Silencio"

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Entré a su cuarto a hurtadillas, cerré la puerta lo más silenciosa que pude entre la oscuridad y para cuando me di vuelta, ella venía acercándose.

- Te extrañé tanto - susurró mientras subía mis manos a su cuello y acomodaba las suyas en mi cintura. - Extrañé todo de ti, ¿Lo entiendes? - apretó mis caderas contra su cuerpo. Un leve jadeo se escapó de mis labios - shh! silencio, amor - rió acorralándome entre ella y la pared.

Billie amaba jugar conmigo; hablar para despistarme al mismo tiempo que recorría mi cuerpo. En especial disfrutaba aprovecharse de que nadie sabía de lo nuestro para provocarme cuando no debía.

- Bill, no juegues - intenté armar mi oración intentando sonar normal.

- ¿Qué? - vocalizo rozando apenas sus labios con los míos.

- No ju.e.egues - sus manos recorrían lentamente la pretina de mi pantalón y sus ojos parecían recorrer todo mi cuerpo con deseo.

Para ese momento, la cercanía era tanta, que la conversación se limitó a susurros.

- No juego mi amor - frunció el ceño fingiendo confusión.

- s.sí - jaló mi cuerpo contra el suyo cuando iba a contestar, convirtiendo mi monosílabo en un jadeo - sí juegas, B.

- No - pasó su labio inferior por los míos sin concretar un beso, haciéndome abrir ligeramente la boca en busca de la suya. - ¿Qué? - volvió a hacerlo - ¿Qué pasa? - esta vez con sus caderas haciendo presión sobre las mías. - Amor, ¿Qué pasa? - pasó rápidamente su lengua por mi labio inferior, haciéndome desear sus labios

- ¿ah? - estaba demasiado excitada para formular una oración.

- ¿Qué pasa mi amor? - había cierto tono de diversión en sus palabras. - ¿No me vas a decir? - dijo mordiendo su labio.

Mi mirada se concentró en su boca.

Tras sentir su mano colarse bajo mi polera, una de mis manos apretó el agarre en su nuca. - Bésame - suplique.

- ¿mmm? - alzó las cejas

- Bésame - intenté acercarme y ella alejó su cabeza escondiendo una sonrisa.

- ¿Qué dijiste bebé? - volvió bruscamente a lamer mi labio inferior - No te escucho muy bien - habló sobre mis labios. Al mismo tiempo, una de sus manos bajo mi ropa recorría mi espalda y la otra apretaba un agarre en mi cadera.

- Bill, por favor

- ¿Por favor qué? - mordió mi labio en un movimiento fugaz - ¿qué quieres amor? - besó la comisura de mi boca - ¿qué necesitas? - volvió a lamer, haciéndome jadear - No te entiendo - bajó a mi cuello y dejó un lento y húmedo beso.

Finalmente tomé sus mejillas y bruscamente la jale a mis labios. - Bésame - susurre entre besos - por favor - lamí su labio inferior, sintiendo cómo su respiración se aceleraba al par de la mía y sus manos recorrian mi cuerpo con frustración.

Para cuando caí en cuenta, había levantado y acomodado en su cadera una de mis piernas, dando más acceso a su cuerpo. El beso  había bajado la velocidad y tal lentitud estaba volviendome loca. Necesitaba sentirla.

Mordí su labio inferior apegándome más a la pared y trayendola conmigo. Tenía una de sus manos afirmando mi muslo y la otra jugando con el broche de mi pantalón. - ¿Sabes? - habló sin despegarse - me vas a volver loca - sentí mi pantalón soltarse y una sonrrisa en sus labios.

Su mano se coló con facilidad bajo mi ropa interior y sus besos trazaron una húmeda linea hasta mi cuello.

- Bill - gemí conteniendo el volumen de mi voz. Ella succionó en mi cuello - Bill cuidado con las marcas - advertí ante posibles chupones. En respuesta, sentí una mordida y luego su lengua recorriendo mi piel hasta el otro lado de mi cuello, para succionar de aquel lado.

- Odio no marcarte - habló erizando mi piel. sus labios succionaban gentilmente y poco a poco sentía su mano acomodarse en mi entrepierna. Volvió sus labios a los míos, lamió y mordió escondiendo su característica sonrisa, para luego mirarme.

Con la palma de su mano a la altura de mi clítoris y dos de sus dedos en mi entrepierna, comenzó a moverse lento, usando sus propias caderas para presionar su mano y por consecuencia, a mi. El jadeo fue inevitable y su mirada me estaba comiendo entera. sus dedos se movían en círculos y distintas figuras, haciendo arquear mi espalda y entre cortar mi respiración.

Cerré los ojos y Apoyé mi cabeza en la fría pared. Sintiendo los movimientos de Bill, que poco a poco se tornaron en embestidas, en movimientos bruscos y rápidos llenos de excitación. Podía sentir su mirada, la sentía observando cada una de mis expresiones y cómo mi cuerpo se movía a causa suya.

De pronto paró en seco - ¿Q.qué .. - no alcancé a hablar cuando uno de sus dedos se introdujo bruscamente. Convirtiendo mi pregunta en un sonoro gemido. - Pero Bill - mi vos salió suplicante y cortada a causa de sus, ahora, constantes movimientos.

Ella sabía que no me podía hacer gemir fuerte, ni hacer cualquier ruido notable. Sin embargo, por alguna razón le encantaba la adrenalina de provocarme de todas formas y disfrutar de mi aguantando todo. Amaba verme excitada y a su disposición.

- Me encantas - habló acelerando sus movimientos. - ¿Lo sabes? - preguntó rozando sus labios con los míos, haciendo su voz jadeante, en un intento de hacerme jadear en respuesta. - Respóndeme - suplicó en el mismo tono.

No podía hablar. Si lo hacía saldría otro gemido, pero claro, ese era su objetivo.

- Amor - volvió a llamar mi atención. A su vez introdujo otro dedo - ¿Lo sabes? - vocalice un "mm" apretando mis labios para contenter cualquier ruido.

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Un regalo para pasar la cuarentena,  ¿Qué dicen?

IMAGINAS CON BILLIE EILISHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora