- Bonita - su voz me hizo levantar la vista del celular- Billie - esperé a que se acercara un poco más para ponerme de pie y saludar con el beso que llevaba meses esperando.
Sus labios se sentían tan suaves como recordaba y sus manos deslizándose por mi cintura y espalda baja me hicieron dar cuenta de lo mucho que había extrañado su tacto.
La ultima vez que nos vimos traía cabello notoriamente más largo, ahora podía pasar mis manos por su cuello con total libertad. También lo traía más despeinado que de costumbre, seguramente se le complicaba mantenerlo bajo control con el viento.
La llegada del invierno era innegable.
Se separó unos segundos, inspeccionó mi rostro con esos ojitos hermosos que siempre delatan cuanto me ama y con esa alegre sonrisa se acercó a besarme nuevamente.
La pandemia había forzado cancelar las clases y con ello, mientras Billie se quedaba aquí, yo me vi obligada a volver al pequeño pueblito donde crecí a esperar con mi familia que todo volviese a la normalidad. La normalidad nunca llegó, pero un retorno a clases se veía a la vuelta de la esquina y había decidido adelantar mi viaje unos días para ver a mi novia antes de un nuevo año de universidad.
- hola - dijo risueña. cayendo en cuenta que estábamos en público y que aun no estábamos acostumbradas a ser una pareja fuera del clóset.
- hola - respondí igualmente antes de dejar un beso corto en su labio inferior.
La había esperado en una plaza cerca de mi nuevo apartamento.
- eres muy linda - esbozó antes de encerrarme en un fuerte abrazo.
Amo sus abrazos.
Son firmes y mi cabeza queda justo en su cuello. Se siente como un lugar seguro, ella es mi lugar seguro.
No pasó mucho tiempo para sugerir caminar a mi apartamento. El frío quería hacerse presente y no pensé mi outfit para el clima. Mi falda tableada era preciosa pero para nada compatible con el viento.
Sentir su brazo rodeando mi cintura mientras caminábamos era una sensación que había olvidado. Tenerla cerca parecía un producto de mi imaginación, pero no, ahí estaba.
- ¿Quieres un café? - ofrecí mientras abría la puerta y la invitaba a acomodarse. Ella negó aguantando una sonrisa nerviosa. - ¿No? ¿Segura? - era extraño que la adicta a la cafeína de esta relación no acepte tal invitación - ¿y algo de comer?
Soltó una pequeña risita y negó mientras se sentaba en el sofá. La miré extrañada.
- ¿has comido hoy? - me acerqué hasta estar frente a ella.
Abrazó mi cintura y escondió su cabeza en mi pecho. - No - sonó como niño pequeño en medio de un berrinche.
- Billie. - Recibí un gruñido por respuesta.
Una idea cruzó mi cabeza.
Tomé su cuello y jalé ligeramente pero con firmeza para apartarla y forzar su mirada hacia mí.
Ella ahogó un jadeo e hizo contacto visual.
Daría lo que fuera por tener esa imagen por siempre. Sus ojos impresionados, intentando descifrar de dónde venía mi actitud, estaba expectante a mi próximo movimiento y sus labios, abiertos en busca de aire, o en espera de un beso. Su pecho chocaba contra mi estómago y su abrazo se había convertido en un agarre a cada lado de mi cintura.
Decidí acercar mi rostro a milímetros del suyo. - Mi amor - susurré - tienes que comer - mordi su labio inferior un segundo y lo dejé ir, aun sosteniendo su cuello. Ella ahogó un jadeo y bajó su mirada a mis labios.
Sentí sus manos apretar mi cintura hacia su cuerpo.
Bajo otro escenario, me habría entregado a la adrenalina y la besaría con todas las ganas que tengo, pero no era el caso.
Quería saber si intentaría tomar el control.
- Respóndeme. - demandé sobre su boca, buscando una reacción.
- ¿A ti cuenta? - alzó una ceja. Negué con la cabeza. Gruñó. - bésame - dijo en un tono que delataba su estado al borde del colapso. Quería rogar pero se estaba aguantando.
Volví a negar con la cabeza, pero esta vez su reacción fue más agresiva. Jaló mis caderas y no tardé dos segundos en caer a horcajadas sobre su regazo con ambas manos en sus hombros.
Tenía el control.
- Bésame. - demandó.
Miré sus labios, sus ojos y volví a sus labios. Quería besarla, amaría besarla, pero no se lo daría tan fácil.
- y si no, ¿qué? - susurré a milímetros, asegurandome de chocar mi respiración con la suya.
- ______ - habló seria.
- ¿mmm? - vocalice, pero terminó similar a un jadeo porque volvió a jalarme para chocar con su cuerpo.
- ______ - la miré directo a los ojos, fingiendo que no sabía qué me pedía pero estaba dispuesta a obedecer. - no lo voy a repetir - llevó sus manos a mi espalda baja y volvió a mi cintura por sobre la ropa.
- Si no me dices no te puedo ayudar, mi amor - dejé un rápido beso en su nariz y giré la cabeza hacia un costado.
Grave error.
Aprovechó su oportunidad y se dirigió a la base de mi cuello mientras sus manos me acercaban con firmeza a ella, como si nuestra nula distancia no fuese suficiente.
Ahogue un jadeo cuando sus manos bajaron a mi trasero y se colaron bajo la falda, pero su tacto presionando y sus labios succionando con fuerza más que suficiente para dejar marcas me dejaban sin aire. La próxima vez que exhalé no tuve oportunidad de contenerlo y resonó un gemido en todo el apartamento.
Billie, no contenta con lo que estaba provocando, aflojó su agarre para separarme un poco y seguir su camino de besos hacia el escote de mi sweater.
Mi respiración era un caos y mi fuerza de voluntad inexistente.
Bajó el escote con sus dientes y besó el borde de mis senos. Podía sentir besos y chupones que sin duda serían visibles el primer día de clases.
Su respiración agitada y sus besos desesperados y hambrientos no me daban espacio a reaccionar. Era una mezcla de gemidos y jadeos sin parar.
Volvió a morder mi sweater, esta vez para dejar a la vista mi sujetador.
- Billie - gemí. Ella subió sus caderas en un movimiento brusco y repentino. Gemí nuevamente por la sorpresa y miré directo a sus ojos.
Deseo.
Sus ojos delataban su único pensamiento: Deseo.
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IMAGINAS CON BILLIE EILISH
Storie breviImaginas de todo tipo con esta bella mujer. Contenido NO family friendly. || Slow updates ||