¿Qué hay de nosotros?

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Debo ser franco, no solo recuerdo tener una terrible necesidad de dolor hacía quienes no lo merecen, sino que aborrezco cada circunstancia..., o su mayoría.

Mary es una mujer fuerte, audaz, lista, y en su contraparte de ideas rígidas, surca sobre sus airosos pensamientos que lo que hace está bien, y bueno, aunque gran parte lo realiza con eficiencia, simplemente sucede, que sus métodos no son los más adecuados.

Interpreta cada situación con furia y llena de dolor, eso pienso yo, pienso que se lo ha marcado la vida con el tiempo, una llaga profunda desde que aparecí..., o generalmente, desde que ella siempre obtiene alguna responsabilidad que a mi parecer es "indeseada", lo trata como si estuviese en medio de una competencia en la que no le importa si sale herida más de lo que ya está desde que nació, puede que algo le haya destruido, pero no lo sé.

Sus gritos, sus altiveces llenas de sutil hipocresía contra los propios miembros de la familia tanto paterna como materna es ostentoso.

No me malinterpreten, no es que la odie, o sienta algún tipo de rencor, al fin y al cabo, es mi madre. Trata de sanar cada herida de mi hermana y yo, no obstante, mientras aliviana algo drásticamente, destruye otra con ligereza.

Los últimos meses se han vuelto cenizas en una hoguera, insulto tras insulto, dudas tras dudas, llanto tras llanto. Todo da a entender indirectamente de que soy la causa más posible de su fatal desagrado.

Al otro lado de mi habitación, Mary discute cada noche con mi padre Manuel, quien nos visita regularmente, no se mucho, pero, claramente comprendo que él vive justo en el norte de Amancay, junto a mis abuelos y otros familiares paternos.

Mary dice que él, aparentemente tiene preferencias y que no se esfuerza por nosotros, hubo un día, en el que ella descubrió alguna infidelidad de Manuel, lo cual no analicé hasta unos años después; cuando cumplí los seis, y mi hermana cuatro, tuvimos ese imprevisto, nos colamos en la empresa de papá, en medio de la entrada, Mary discutía a gritos con el portero, tratando de que saliera Manuel, mi hermana no era muy consciente de ello, así que, solo se mantuvo alegre por visitar a papá.

El edificio, el cual, literalmente se encuentra muy bien arreglado, poseía una cabina cuadrada con una rampa pequeña, flores alrededor, un portón de acero movedizo para vehículos, cámaras de confirmación de personal, por dentro del lugar un montón de parqueos, árboles, sectores con terrenos llenos de obstáculos de programas de televisión; dos caminos, ya que se encontraban dos canales compartiendo el terreno, el de Manuel se encontraba a la izquierda, donde se llegaba a un edificio moderno con rosas adornadas a su alrededor, un escritorio con más cámaras, otro guardia, una puerta con lector de huellas para marcar la entrada y salida de los trabajadores, incluyendo el personal, visitantes, entre otros; una increíble cantidad de habitaciones llenas de computadores para cada empleado, y al otro lado, una escalera de caracol perfectamente estructurada, que lleva a salas de grabaciones, y mucho más.

De cierta manera, no fui tan explícito como quise, pero, al borde de toda la locura, y desesperación de mamá, Manuel trató de cambiar la perspectiva de Mary luego de una charla privada, lo que era difícil, ya que emanaba humo completamente negro de sus oídos por toda su ira.

Todo el personal atestiguó el susodicho hecho, del cual tanto yo como mi hermana tuvimos un dolor de cabeza.

Por otra parte, cuando Manuel nos visitaba, nos divertíamos mucho, él siempre colocaba músicas "movidas", salsa, merengue, cumbias, esas cosas tan contemporáneas pero intrépidas...; despejaba toda tristeza, bailaba con mamá, mientras Dolores reía por los chistes que se lanzaban en la "pista de baile" o más bien la sala.

Al culminar el día, tanto Chis (tuve una extraña etapa en la que le daba apodos a algunos familiares, Chis es mi hermana) como yo, nos aferrábamos a sus pies para evitar que se alejara, no lo conseguíamos, sin embrago, siempre lo intentábamos, en ocasiones no se iba, y dormía con nosotros, me apoyaba en su pecho para escuchar los latidos de su corazón para arrullarme lleno de paz, pocas veces nos quedábamos soñados observando películas con mi hermana.

Dolores se alteraba de vez en cuando, es una persona muy sabia, no tanto como su mamá, es decir, la mamá de la mamá de mi mamá; más bien, mi bisabuela, ella sabe incluso como fue el Big Bang.

Quiere detenerme un momento y responder a cierta duda que puedas tener, si te preguntas cómo a tan corta edad conocía tantos hechos, palabras, o teorías extrañas, básicamente suscitó que Mary trataba de amonestarme a través de las lecturas, sacando provecho de la mini biblioteca de mi habitación, tantos misterios se ocultaban ahí...

Dolores tenía una pasión por arrullarme a zambullidas, me agarraba a mí, o a Chis, y nos mecía de atrás hacia delante en tarareos que terminaban con la palabra "bebacho", una ida de olla, no obstante, nos reíamos a todo pulmón por esas simples anécdotas; mí más fuerte debilidad es la lasaña, tan suave, sabrosa, llena de satisfacción, con su queso derretido, pasta de tomate, pollo o carne molida, cada pieza de exquisitez que añade al paladar una suavidad incalculable, es ¡magnífico!.

Sobre todo cuando se trataba de una obra de arte hecha por la abuela, sus manos son mágicas, una sazón hecha por el mismo Dios, y hablando de Dios, Dolores es una persona completamente ortodoxa, cree en el señor con toda su alma y espíritu, algo que siempre trata de que heredemos para la salvación, una idea de la cual no me encontraba en contra. Tan solo no anhelaba dormirme en medio de una banca durante misa.

Chis en cambio, es bastante pícara, flemática, ensimismada en las apariencias morales, algo que para ese tiempo aún no había desarrollado, yo era el demente e imperativo para Mary, mi hermana solo era introvertida, aislada, y tierna; me seguía cada jugarreta o broma a Dolores, o cualquier miembro de la familia.

Nos escabullíamos para comprar con un dólar de papá, justo a lado de nuestra morada, unas galletas de coco de los vecinos, de las cuales pensábamos que eran los ¡únicos dulces en el mundo!, no teníamos ni idea, se los aseguro.

Tuvimos disputas por vasos de agua, comida, golpes inesperados; me vestía con un traje de superhéroe barato que aun así me daba las risas, entraba en el dormitorio de Chis y la fastidiaba hasta que llamaba a Mary.

Hubo un día, en el que Chis y yo encontramos un hada en el patio, ¡un hada!, no se lo podrán imaginar, aunque eso es un cuento de otro día.

Otra cosa que nos sorprendió, fue que nos comimos un relato de la abuela, de que nos comerían unos fantasmas por la tarde si no almorzábamos, como no salíamos mucho, siempre nos manteníamos en casa, Dolores está completamente llena de marrajas ideas, por lo que al escuchar pequeñas pisadas del pasillo hacía las habitaciones, Chis y yo nos moríamos del susto.

Luego supimos por un descuido de Manuel, de que eran ratas que vivían en un hoyo tapado con cartón y madera del techo que nos daban el brinco, porque se movían constantemente.

Es por ello...

-MAMÁ -gritó Mary con prisa mientras miraba las noticias-.

Chis y yo pegamos otro susto por la tonalidad de Mary, "nos llamará la atención" pensamos.

-¿Qué sucede hija? -dijo Dolores agitada por el salto que dio desde la cocina a la habitación-.

-Las noticias -respondió-.

Un grupo de manifestantes acaban de atacar el palacio presidencial, atacaron al presidente con algunos instrumentos domésticos, lo insultaron, escupieron y abofetearon múltiples veces, se declara toque de queda por el ministerio y las demás entidades gubernamentales, ya que el ya mencionado presidente se encuentra desaparecido, repetimos, ¡desaparecido!.

-Dios mío -dijo Dolores al momento en el que Mary cambia de canal-.

Aparece Manuel en la televisión informando "Todos los locales comerciales en el centro de Amancay han sido saqueados, cada parte en el país se encuentra en peligro por los manifestantes, al parecer tratan de marcar algún tipo de golpe de estado, lo que rectificó el ministro de defensa como "terrorismo", las autoridades investigan el paradero del presidente".

-Niños no saldremos a ningún lugar, esperaremos a que todo se calme, aguantaremos como podamos, su padre llegará a tiempo -dijo Mary con cierta preocupación-.

Sentí felicidad al escuchar a papá, sin embargo, perdí cierta esperanza, y me hundí en una larga tristeza, aunque Chis tal vez tomó todo mucho mejor que yo. 

50 sueños sobre tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora