Más vale prevenir que curar

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Dos años tuvieron que dar un vuelco sobre mi vida para evitar que las supersticiones, las historias bizarras, los cuentos de hadas, la creatividad, las conspiraciones, y toda fantasía se borraran de mí, esa parte de mi infancia se iba desvaneciendo, todos esas traumas no eran visibles, solo se grabaron en pesadillas mal intencionadas, lo que por consiguiente, me da la posibilidad de encontrar una diferencia entre realidad y ficción.

Ahora que cumplí nueve años, pese a que durante los siete y los ocho me sometí a una indudable falta de comprensión de mí mismo en lugares donde se suponía que me educaría, por fin encontré algo que valía la pena, Mary y Manuel seguían siendo como la oscuridad y la luz intercambiándose papeles durante su lucha infantil, me inscribieron en una Institución con bastante mejor atención; un terreno extenso, con dos canchas, un bar, un muro que recubre todo el área y protege al Instituto, dos edificios que daban esa corazonada de bondad, generosidad e incluso esperanza.

El edificio más grande, el cual se encuentra en el centro de la zona, contiene muchos salones, sobre todo en la planta baja, la cual tiene una escalinata pequeña que rodea y comunica con la puerta de entrada, por la que podemos rápidamente guiarnos por unas escaleras hacía la planta superior con un pasillo y varias aulas, al extremo izquierdo, justo al final del pasillo, topamos unos baños, por los que antes de entrar, notamos una ventana que apunta a una cancha, al extremo derecho del pasillo, al final, encontramos una rampa que nos dirige a la planta de abajo, un segundo piso en construcción; por otro lado, el segundo edificio más pequeño, se basa solo en oficinas, por las cuales se encuentran salas variadas, algunas vacías, otras llenas de instrumentos, o cualquier objeto, todo el área está rodeada por un muro de unos cuantos metros, por el cual, solo existen cinco portones de entrada/salida, uno detrás de las oficinas, que por cierto, los alrededores se encuentran decorados con orquídeas, árboles de palma, entre otros; el segundo portón es el principal, ubicado en frente del edificio central, que promociona a la institución con su logo gigantesco, el tercero y el cuarto se ubican en la cancha a un lado del edificio centro, en el que está la zona de alimentos, y los portones ubicados en un extremo hacía una cancha externa, y el otro justo hacía la calle, por último, el quinto portón, detrás del edificio principal, con múltiples aulas, incluyendo juegos y esas cosas (para los menores), está justo antes de dar con el camino que conduce a las oficinas, mientras que también comunica con la cancha.

Uff..., no es fácil ser exacto con estas cosas, en fin, al llegar a ese lugar tuve una extraña sensación de felicidad, era un regordete abrumado, Chis vivía otra historia por algún lugar en la parte trasera.

Me tocó pasarla en la planta de arriba, las cosas eran buenas, la maestra audaz, astuta y fuertemente me dio la bienvenida, aunque seguía sin conocer ni a una minúscula partícula de ese entorno, en todo ese día lo único que hice fue dar con el baño lleno de olores fétidos, que repito eran un ¡asco!, por otra parte, un chico del que no recuerdo su nombre, se me acercó y me pidió dinero, lo que no dudé en dar, no por miedo, sino por humanidad; pensé que palidecía, por lo que no quise dejarlo "morir", luego como si nada, regresó con un pastelillo suculento, y me narró la historia de una niña fantasma que habitaba los baños, eso me pareció una estupidez, ya no soñaba con esas tonterías, sin embargo, no puedo negar que tuve miedo varias veces por el choque imprudente de las puertas del baño, lo que redujo mi necesidad de ir, con respecto a lo que aprendí, pues no tengo ni la más mínima idea, solo hacía lo que Mary me ordenaba, no me importaba en realidad.

Hubo aquella vez en la cual comprendí que mi soledad se debía a la insociabilidad que experimentaba mi aura, repito no conocía absolutamente a nadie; me detuve sobre mi pupitre ubicado al extremo de todo, justo el primer asiento del lado contrario al que daba con la puerta, tranquilamente desarrollaba una habilidad "artística" que para mí no se daba tan bien que digamos, dibujaba con un lápiz carbón un mini comic de stickmans, tal vez por eso suelen decir de que el aburrimiento te lleva a ser más creativo.

Un golpe en el cuello hizo que mi frente rebotara contra la mesa y me provocara un fuerte dolor, unos chicos me tomaron por la espalda, sostuvieron mis brazos y me pusieron de pie, otro chico por delante me comenzó a dar puntapiés y puñetazos en el estómago; no sabía como actuar, la maestra no se hallaba por ningún lado, lo más sin sentido fue que yo sonreía, no estaba alegre pero lo hacía, como si al fin el hecho de que me tomaran en cuenta me llenaba de felicidad, "¿por qué me golpean?", pregunté secamente y con una pequeña falta de aire.

Justo al preguntarlo, el chico modificó su velocidad, y fue más constante, las lágrimas brotaron, sentí furia, terror, y tristeza sobre todo; arranqué fuerzas del cielo, me zafé de quienes me sostenían con un golpe en sus costillas; y el que se encontraba delante de mí sufrió las consecuencias, mientras yo seguía llorando, le di múltiples golpes en su pecho, abdomen, y lo lancé al suelo gritando "IDIOTA, ¿POR QUÉ?", me balanceé sobre él en el piso, y golpe tras golpe en sus pómulos le decía con lágrimas escurriendo por mis mejillas "¿POR QUÉ?", "¿POR QUÉ?", alguien gritaba en algún lugar del salón "¡Al fin Eduard!".

Lo mandé con moretones, sin saber siquiera el porqué no me expulsaron o me llevaron a dirección, sentía que el mundo se venía abajo, la lucha entre Mary y Manuel ahora se enfocaba directamente en mí, yo volví a ser la causa de todo.


50 sueños sobre tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora