Tirano

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Pasaban horas tras cada uno de nosotros observando la desastrosa frase de la periodista sobre cuerpos asesinados que poseían tal fragilidad, que era distinguible saber cuando dieron sus últimos alientos, con la palabra "libertad" sobre sus labios secos.

Dolores en tan solo unos segundos decidió darnos una charla sobre lo necesario que es creer en el amor de Dios para librarnos de todo ese sufrimiento ajeno.

Ni tan ajeno, puesto que Mary sentía cierta sensibilidad desgarradora, no solo por papá, sino por nosotros, y por lo que hay allá fuera.

"Vivimos atormentados en medio de un ácido que corrompe el alma misma" dijo la abuela, Chis parecía divertirse por la inmutable relación entre sus juguetitos de porcelana y los peluches de su cumpleaños.

No hubo mucho que hacer, sin embargo, participé en la pequeña reunión entre mamá y mi abuela para tomar una decisión; esto ya había sucedido, no aquí claramente, más bien, suscitó en otros países en medio de una crisis aguda.

Luego de tales "charlatanerías" que traté de acotar, o así les dijo a mis palabras mamá, decidió darme unas pocas galletas de coco en la repisa de la cocina, como mamá es algo pequeña, no alcanza hasta ese lugar, por consiguiente, mi abuela le acomodó una silla amarilla de plástico vieja, en la que me apoyé cuando tuve varicela, fue una etapa dolorosa, y muy desagradable, sin embargo, justo antes de tomar el tarro, la silla se rompe, destrozada mamá cae, pero mi abuela logra sostenerla.

No me creerán cada grito que pegó, las dimensiones de su tono llegaron hasta Japón seguramente.

Mary es completamente una sobreprotectora, al igual que Manuel, solo que él no se lo toma tan apecho; algo lacónico resulta en que, Chis nació con una discapacidad, que para nosotros la hace especial, y más importante; ella solo posee uno de sus riñones, al que le dicen el riñón de oro, ya que cumple la función de los dos, madre tal vez lloró el día en el que le dieron la noticia, no obstante, jamás lo ha contado, y pienso que es una de las causantes idóneas por la que nos trata estrictamente distinto a como lo hacen las demás madres en el mundo.

Ella siempre busca liberarnos del dolor, con su propio dolor, se machaca la espalda trazando rutas que nos lleven a ser grandes en el mundo, sin importar si ella se alimenta o no, todo por lo que lucha es por nosotros, y puede ser que muchas veces ni lo tomo en consideración con mis idioteces...

En el barrio todo se volvía desolador, las calles antes enunciadas con golpes de balones contra arcos simulados con dos bloques de piedra sobre el suelo, se transformaron en la sangre derramada por hombres, mujeres, y niños gritando por un fuerte cambio; las ideas de todos los protestantes exigían amor y fraternidad, mientras ellos mismos ensamblaban bombas y quemaban a todo furor a las masas que los contradecían.

El gobierno apoya a todos quienes se apunten a su partido "revolucionario". Tras unas rejas y un cristal era el espectador más triste, con una suave sonrisa veía caer a cientos de hombres negros, blancos, de toda índole, con la simple palabra ahogada susurrante por cada golpe, "mis hijos", "mi esposa", "¡paren!", todo se iba al carajo...

Y como no olvidar cuando hace no mucho a manera de mofa me preguntaban "¿Por quién votarás?", y respondía con un "por el pueblo", ya que siempre lo decía Manuel.

Recobré algo de conciencia luego de mis pensamientos, regresé a la habitación, de pronto, algunos oficiales entonaban el himno a todo pulmón, sin comprender que el propio presidente tiznó con promesas falsas a la mismísima bandera.

Un corte rápido demostró en otra televisora que varias horas después encontraron al presidente, tomó justo en ese instante la palabra y dijo "VENGAN HIJOS DE LA MIERDA, VENGAN POR MÍ".

Nadie en la sala esfumó la idea de que todo acabaría de mal en peor; Dolores encendió la radio banda ancha de papá, la única emisora que no retransmitía las "solemnes" palabras del presidente, reinó con una canción de jazz que percibía la esencia más pura del dolor ajeno.

¿Cómo acabamos así?, todo debía ser parte de una reseña de la historia, no la tinta de nuestro propio agobio.

Segundos después de algunas pequeñas lágrimas y reflexionas en la sala por parte de Mary pensando en Manuel, de Dolores cantando con sinceridad a Dios y a quienes están muriendo, y de Chis y yo dándonos el gusto de unas dulces galletas; Manuel grita "¡Abran!".

Justo en la entrada, con desespero y fuertes frases de ambivalencia, Manuel tras haber sido apaleado, abraza con esmero a mamá, luego Dolores le atiende los hematomas, al final papá nos retiene en sus brazos diciendo con sarcasmo "ya no podremos dar ese paseo con las bicicletas", claramente, aunque me duele decirlo, para esa etapa tanto Chis como yo, aún usábamos esas desgraciadas rueditas entrenadoras.

Generalmente, Chis y yo nos enfermamos constantemente, por lo que si ella, o yo nos sentíamos mal, pues Mary y Dolores exageraban dándonos hasta la mínima gota de algún antibiótico o fármaco; por suerte está vez el enfermo era papá, agarró un fuerte catarro, los días se hacían eternos, no teníamos contactos con ninguna de nuestras dos familias, quiero decir, la materna o la paterna.

Como era de esperar, todas las noches nos acurrucábamos tanto papá, mamá, Chis, y yo en el dormitorio de mi hermana para pasar tiempo unidos. Dolores reposaba en mi habitación como de costumbre.

De hecho, cuando sufríamos malestares, como alguna fiebre, o la ansiedad producto de los noticieros porque todo se volvía cada vez más doloroso y aburrido, Dolores nos mantenía arropados, mientras que con un gran ardid nos deleitaba con sus delicias culinarias, incluyendo sus tarareos mágicos, de la misma manera que cuando aparecían esas terribles tormentas eléctricas.

Pasaron casi dos meses, cuando por fin dejamos la misma rutina, ya que a través de las noticias notificaron que la multitud que manifestaba con tanto ardor en sus gargantas, e inundaban con carteles todas las vistas del más alegre turista, se daba por finalizado, llegaron a un consenso en el que aclaraban que las más de mil muertes provocadas por la masacre, corrupción, marchas pacíficas, y la desaparición del presidente fueran solo consideradas como un desperfecto del partido "revolucionario".

¡¿Cómo es posible?! Gritaban los locutores, las vecinas, los familiares, todos volvían sus miradas contra una grieta que consideraban como la cortadura más débil del país..., el gobierno.

Jamás comprendí el porqué deberíamos escuchar esa clase de cosas, por ello solo percibí lo que se decían unos con otros, no creí en esa "importancia" de la que hablan, tampoco sentí ese dolor de las personas, solo me entristeció mucho.

Una historia sí se volvió muy clara para mí, el mundo se desmoronaba poco a poco, y hablo del mío, un roce entre familias se engrandeció, "llegó la hora de mudarnos" dijo Manuel con cierta esperanza en sus ojos. 

50 sueños sobre tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora