La mente de Chis

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Jamás tuve ligereza ante una perspectiva tan poco realista como la que sentí esa mismísima tarde, es más, no dije ni una palabra, no tenía elección.

Algo que extrañaré de aquella casa de ensueños, es la divertida insistencia de Chis con llevarme forcejeando hacía la mimosa del pateo, un increíble tronco firme, sus ramas combadas, cada hoja suavemente humedecida y la ficción de mi hermana con creer que dentro del árbol habita un duendecillo que es amigo de su hada llamada Alas, más original no pudo haber sido.

No llegarías a entender siquiera la facilidad con la que reducía a simples epítetos el poder de su hada parlanchina, según ella.

Decidí investigar justo antes de la desastrosa ida del barrio, Chis y yo agarramos unas ramas caídas del frondoso árbol, dimos unos golpecitos en el tronco, cuando de pronto sentí que era hueco; me dio curiosidad, era probable que el duendecillo sí habitase ahí.

Imbuí a Chis para que no me acompañe, no quería que mamá me moliera a palos si el duende la atacaba o la raptaba, puesto que son seres sanguinarios en esta parte del mundo.

Busqué alguna entrada, cuando después de unos segundos hallé sobre una de las ramas un hueco pequeño, en el que rápidamente inserté la rama, y para asombro mío, solo escapó un pajarillo azul muy asustado.

"¡Disculpa!" exclamé al ave, nada bueno sale de éste lugar, mejor olvidarlo.

Chis desconcertada comenzó a garabatear todos sus cuadernos con hadas, duendes, unicornios, y lo que más llamó mi atención, fue que trazó perfectamente a cuatro, e incluso a una especie de humano con dientes afilados completamente oscuro.

Esa misma noche recordé que, mis bisabuelos maternos al vivir justo a lado nuestro, eran constantemente el único entretenimiento, narraban sus "odiseas andantes", ya que era como si lo viviéramos justo en ese instante; por lo que recurrí a la idea, de que probablemente mi hermana creyó alguna de esas historias.

La casa de ellos es casi tan parecida como la nuestra, la única diferencia es que tienes un segundo piso, el cual es una simple habitación en la que descansan mis tíos y mi primo Marc, tanto mi bisabuela que es costurera (algo muy familiar, ya que Dolores también conoce de tal pasatiempo) y mi bisabuelo amante del sueño, además de que reposa siempre junto al perro salchicha de pelaje marrón que vive con ellos, descansan en el piso de abajo.

A un lado de la vivienda, existe un pasillo de cemento, que lleva a una morada trasera, en donde habita mi tía y mi prima materna, Emilia; Marc y Emilia son ciertamente algo mayores que yo, tan solo es cuestión de notar sus accionares.

Mi bisabuela tuvo un esposo del cual nacieron cuatro niñas, mi abuela, mi tía Guillermina, mi otra tía Lisa, y mi tía Fabiola; mi bisabuelo vendría siendo un padrastro para ellas, no obstante, es alguien muy especial, ya que está para nosotros siempre, aunque son callados, ¡como yo!.

Guillermina es la más fantasiosa de todas, es de tez morena, cabello ondulado; mientras que mi tío cumple con las características de un militar moreno fuera del servicio, el cual literalmente vive para trabajar y ayudar, es terco dentro de lo que cabe; ambos son padres de Marc, un rechoncho compañero algo serio y fastidioso; viven en el piso de arriba.

Mi tía Lisa es por otra parte, la más "abierta", es madre de Emilia, ella es la típica milenial que trata de encajar concienzudamente, su padre, es decir mi tío, vive en otras tierras luego de varios problemas financieros, por ello tanto Emilia como Lisa, viven en la parte trasera.

Mi tía Fabiola por último, es la ricachona afanada en una gran vida, es quien reside en un sector claramente para "gente con dinero", posee una buena alcurnia, y es casada con mi tío Fausto, una excelentísima persona, Fabiola fue quien le regaló el perro salchicha a mis bisabuelos; los visita regularmente, todo ello por la parte materna.

Luego de todo el rollo, sucedió lo que me sobrexpuso demasiado, Guillermina tras una fantástica cena familiar basada en carne asada, caldos con jengibre y varios platos, echó con todo un melodramático impacto, una historia algo improbable.

"Hace unos días tras unas de las escapadas de Marc "viejo" (así le dicen al papá de Marc, ya que tienen el mismo nombre), nos comprometimos a dar unos rezos ya que escuchamos toqueteos, caminatas, y golpes sobre el techo de hojalata de la casa, creíamos que solo fueron algunos gatos con mal augurio que se daban a porrazos, sin embargo, tratamos de espantarlos golpeando el tejado con una escoba, no obstante, se detuvieron, y de pronto se apagaron las luces, tanto Marc como yo, sentimos escalofríos, nos abrumó ver un par de cuernos que se asomaban en la entrada, ¡era un hombre!, agarré una linterna que llevaba en la mano, y noté con claridad la bestialidad del mismísimo demonio con una dentadura afilada" -dijo Guillermina mientras todos daban un trago amargo de agua-.

Me quedé algo intrigado, luego pensé en olvidarlo, no tenía sentido ninguna de sus historias, de hecho son solo cuentos.

Esa misma noche, cerca de las doce, me dio un pequeño susto al cobrar fuerzas y abrir mis ojos, ¡Chis!, me estaba pidiendo un lugar en la cama, le ayudé, y tan pronto como pude le pregunté "¿qué sucede?".

"Alas, ayudarnos", dijo con ternura, lo pensé con curiosidad, divagué unos segundos.

Las gavetas en la cocina dieron un estruendo enorme, Chis me abrazó justo después de pegar un salto con el que casi impacto con el techo.

Tomé la vieja linterna aún con baterías en mi maleta de la travesía anterior, Chis y yo lentamente nos dirigíamos con mamá, el pasillo se volvía ensordecedor, frío y detestable; nos movíamos en reversa para dar con el cuarto de Mary, mientras apuntaba mi luz hacía la sala que daba a la cocina.

Un par de puntos blancos dispersos se agruparon justo en el centro al final del pasillo donde iluminaba, nos observaron con discordia, con gran atención, poseían una palidez triste, como dos estrellas con un brillo muerto...; nos seguían, un paso atrás, ellos un paso delante, se ocultaban en la negra oscuridad, en un descuido intercepté con mi mano a esos puntos, les di con la luz al balancearme un poco hacía delante, una figura encorvada, con manos gigantescas, dedos con uñas que rozaban el suelo, sus pies completamente oscuros; se cubrió el rostro, luego, volví a la posición original temblando de miedo.

Soltó una sonrisa agujereada, me refiero a que levantó su labio superior, ocultó su quijada, y ensanchó sus dientes, seguido de ello, comenzó a sostenerse de las paredes, tanto con sus manos como con sus pies, se inclinó con lentitud, y saltó sobre nosotros.

Sus espantosos ojos fue lo último que vi, no tenían color, solo una leve tonalidad blanca, por suerte, soltamos un brinco en el dormitorio de Mary, le lanzamos gritos sin parar, aparentemente no despertaba, nuestros corazones iban a mil, ¡no había plan b!.

Una especie de luz surgió justo a la izquierda del espectro puesto de pie en la entrada de la habitación, venía del patio, "¡Alas!", exclamó Chis detrás de mí, la sujeté de la mano le dije "corremos a la cuenta de tres".

El hada tras su aparición triunfal, inició a modo de foco, la persecución del demonio, al cual le percibimos ambos cuernos que le caracterizaban, "3" dije; un segundo después, la luz de nuestra salvadora murió, ese monstruo la atrapó y la devoró viva, "2" dije, surgiendo de nuevo con manchas sangrientas sobre el suelo, el espectro se colocó bajo el dintel de la puerta, "¡1!" exclamé, luego, pegamos una carrera contra esa figura infernal, al mismo tiempo, una sombra detrás nuestra, le golpeó y lo lanzó lejos, era ¡cuatro!.

No logré agradecerle, ya que nos dimos un choque contra la pared del pasillo sin contar con los frenos.

Todo se oscureció, un minuto después, Chis y yo nos despertamos asustados de la cama, ella nerviosa, y yo alegre de que todo fue una pesadilla.

-Alístense, partimos hoy -dijo Manuel entrando en el dormitorio-.

-¿Dónde? -pregunté-.

-A casa -respondió-.

No recordé esa parte, quizás todo pueda mejorar por fin. 

50 sueños sobre tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora