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Una blonda permanecía quieta, tres chicas tenían sus miradas clavadas en ella, según tenían entendido, esa rubiecita se le declararía al chico que le gustaba ayer. Rin Kagene, la más animada e infantil del grupo, sonreía incómodamente tratando de no sentirse mal como le habían aconsejado.

—¿Y? —cuestionó una chica de pelo turquesa, Miku Hatsune, su mejor amiga.

—Él... me rechazó...

Los ojos de las tres chicas se abrieron, ahora se sentían mal por la rubiecilla. La primera en hablar fue IA, una de las tres amigas cercanas que tenía Rin.

—Lo siento, querida, a veces estas cosas...

—N-No hay problema, estoy bien ya.

—Ese idiota... —expresó una chica de cabello dorado, molesta.

—¿Qué fue lo que te dijo? —preguntó Miku.

—Nada, no importa, la verdad no quiero hablar de eso... —respondió Rin.

—Nos preocupamos ayer cuando desapareciste —comentó Neru—. Nena, está bien sentirse...

—Ya estoy mejor, en serio —interrumpió.

Las tres chicas la miraron preocupadas, ahora entendían por qué ella se había escapado de la escuela. Obviamente la institución llamó a sus padres para comentarles aquello, pero la rubia logró zafar del castigo debido a que sus padres vieron sus ojos hinchados y rojos, señal de que había estado llorando.

—Vamos a la cafetería, te compro un jugo de naranja, ¿qué dices? —vociferó Miku, poniendo su mano sobre el hombro de la pequeña.

—Hm... Interesante —respondió Rin, tocándose la barbilla como si se lo estuviera pensando.

Las chicas sonrieron, al menos parecía que la blonda se lo estaba tomando bien, pero en realidad no tanto. Ayer después de la charla que tuvo con el chico desconocido, había estado buena parte de la noche llorando en su cama. Pero a medida que las horas pasaban, las palabras de aquel desconocido volvían a aparecer en su cabeza, "quiérete a ti misma", hizo caso a aquella sugerencia, pensando en todos los puntos fuertes que tenía.

¿Y ahora? Seguía triste por ser rechazada de esa manera, incluso dolida porque el chico al que tanto idolatraba le había dicho aquellas crueles palabras sin siquiera dudar. Akaito Shion, un pelirrojo de otra clase que era realmente apuesto y atlético, la pequeña Rin prácticamente se había enamorado perdidamente en cuanto lo vio, eso sumándole las charlas ocasionales que tenían al cruzarse por los pasillos.

Las cuatro juntas, fueron hasta la cafetería y pidieron algo de comer, simplemente unos emparedados. Tal y como Miku había dicho, le compró un jugo de naranja a la rubia, provocándole una gran felicidad. Miku y Rin estaban sentadas una al lado de la otras, mientras que delante estaban Neru e IA.

—Gracias, Miku.

—No es nada, rubia.

—Debiste llamarnos ayer —habló IA.

—Sí —apoyó Neru—. Habríamos caído en tu casa con helado y películas.

—Gracias, pero quería estar sola —explicó Rin.

—Lamento que no haya funcionado, tal vez si hubieran hablado un poco más...

—No pasa nada, Neru.

Neru se sentía culpable, ya que era ella la que más ayudaba a Rin con Akaito, debido a que compartía clase con el pelirrojo. Suspiró, realmente pensaba que Akaito aceptaría a Rin, ya que prácticamente con cada charla que tenía con él, buscaba siempre mencionar a Rin. Se sentía con culpa, pensando no haber hecho lo suficiente.

Yo te Amaré (Rin x Len)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora