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Sábado.

Aburrido, Len esperaba recostado en el sofá de la sala. El viernes había sido igual de horrible que el resto de los días, bueno, soportable porque pudo hablar con Rin en el receso. Por estúpido que sonase, Len contaba los días para que se cumplieran los catorce días y Rin se le volviera a declarar, no estaba seguro de si la chica seguía sintiendo lo mismo, pero lo asumía por la forma en que lo trataba.

Sonrió tontamente, no quería hacerse ilusiones, pero se le hacía difícil. Mientras sonreía, escuchaba a Rin hablar, le parecía tonto el cómo esa sensación de nervios se había transformado en el transcurso de los días, ahora sintiéndose feliz de siquiera poder hablar con ella.

—Y entonces Miku empezó a reír y le salió leche de la nariz...

Len rio al igual que la chica del otro lado de la línea.

—¿Y tú qué haces? —preguntó la blonda.

—Nada, acostado en la sala, ¿y tú?

—Acostada en mi cama. Len.

—¿Qué sucede?

—Me gustas, sal conmigo.

Len rio a la vez que sentía el calor aparecer en sus mejillas.

—Hey, no te rías... La verdad me da pena decirlo...

—Pues no lo digas, al menos no hasta que se cumplan las dos semanas.

—¿Eh? Pero ya pasó casi una semana y me sigues gustando, ¿eso no es prueba suficiente?

—Nope.

—A este paso me desenamoraré...

—¿En serio...? —preguntó preocupado.

—¿Eh? ¿Eso que escuche fue un tono preocupado?

—Yo...

—Ojalá estuviera allí, te daría un abrazo.

Len enrojeció más.

—M-Míralo como un p-premio, si logras seguir queriéndome para la fecha límite, podrás...

—¿Podré besar mi premio? —interrumpió Rin.

—Q-Quizás...

Rin ahogó un grito, podía imaginarse al blondo recostado en el sofá con las mejillas rojas, nada muy alejado de la realidad. Realmente ese rubio había logrado cautivarla. Aunque Len tratara de no mostrarse nervioso, a veces su voz le temblaba y sus palabras se trababan, eso sin contar que en más de una ocasión sus mejillas habían enrojecido, por lo cual Rin estaba casi segura de que él sentía lo mismo que ella.

—¿Y... quieres hacer algo hoy?

—¿Hoy? Lo siento, no puedo.

—Entiendo, ¿tienes que trabajar? Si es así podría ir a...

—No, estoy en mi casa —interrumpió Len—, pero estoy esperando a Neru, se suponía que ella...

—¿Qué? —interrumpió Rin, sonaba desconcertada— ¿Neru? ¿Por qué?

—Ella y yo tenemos tarea que hacer, se supone que ella vendría ahora.

—¡¿E-Eh?! ¡N-No, no puedes dejar que ella vaya a tu casa!

—¿Por qué no?

—¡Porque...! ¡Porque no, ¿dónde vives? Voy para allá!

—Rin, no creo que...

—¡D-Dime la dirección! —prácticamente gritó la chica nerviosa.

—R-Rin, ¿qué pasa?

—¡No me pasa nada!

Yo te Amaré (Rin x Len)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora