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Un día de escuela acabado, Len caminaba tranquilamente de vuelta a su hogar. La canción que había hecho hoy le había gustado demasiado, por arrogante que sonara él creía haberse lucido. Diez minutos de caminata y el blondo logró llegar a su hogar, por fin estaría tranquilo. Una vez dentro, cerró la puerta detrás de sí.

La casa era común, no era una mansión, pero tampoco una pocilga. El primer piso consistiendo de una cocina, una sala y un baño. Mientras que el segundo simplemente tenía dos dormitorios y otro baño. Len no hizo mucho, simplemente apretó el interruptor de la sala, prendiendo las luces de ésta, luego subió las escaleras y fue a su habitación, dejando allí su mochila. Le hubiera gustado empezar a componer la melodía de su canción, pero se abstuvo por el momento, tenía otras cosas por hacer.

Bajó al primer piso, atravesó el living, el cual consistía de un gran espacio con; un sofá negro largo, una pequeña mesita de madera frente al sillón para apoyar las cosas y una televisión en la pared.

Unos metros detrás del sofá, había una mesa de madera con sillas del mismo material, allí comían Len y su padre. Sin decir nada, el blondo entró a la cocina, ésta tenía alacenas de madera y mesadas del mismo material, sin contar sus partes de arriba, que eran de granito. Lo primero que Len hizo fue abrir la heladera, viendo todo su contenido, lo único que sacó fue una banana la cual peló y comió, para luego tirar la cascara a la basura.

Ahora a lo que venía, su vista se dirigió a los platos en el fregadero, sólo eran dos, en momentos como este agradecería ser sólo él y su padre Rinto, pero siendo sincero consigo mismo, no lo agradecía. No hizo mucho en aquella habitación, solamente limpió los platos sucios y los guardó en su lugar, para luego comenzar a cocinar un poco de arroz con pollo, el cual ni siquiera comió, ya que lo dejó dentro del microondas. Tomó una de las notitas de papel que estaban en la heladera, la arrancó y escribió un mensaje simple, "La comida está en el microondas, volveré a las once, te quiero".

Por muy pesado que fuera, tenía sus responsabilidades. Salió de la cocina, dejó la nota en la mesa y salió de la casa, cerrando la puerta con llave detrás de sí y no olvidándose de apagar las luces.

¿A dónde iba? A su trabajo, debía ayudar en la casa. Sí, le era algo tedioso tener que estar buena parte de la mañana y tarde en la escuela, para luego irse a su casa a hacerle la cena a su padre y luego irse al trabajo, era bastante extenuante, pero alguien debía ayudar a su padre, y si no era él, ¿entonces quién? De nada servía quejarse, al menos agradecía sólo tener trabajar cuatro de los siete días de la semana y que tenía un horario bastante flexible que podía modificar si hacía falta, incluso podía pedir horas extras si las necesitaba.

Veinte minutos de una larga caminata, se detuvo únicamente cuando llegó a su destino, una cafetería con un cartel verde "Menny's", el lugar era técnicamente una cafetería, aunque servían mucho más que café, también servían postres y comidas. Como un empleado, Len tuvo que ir a la parte trasera del edificio y tocar la puerta, cuando por fin le abrieron saludó con tranquilidad y pasó dentro.

Como todo buen empleado fue hacía la sala de descansos, donde los trabajadores descansaban y donde tenían sus casilleros. Afortunadamente para él, no había nadie dentro, por lo cual abrió su casillero con la llave que le habían dado cuando empezó a trabajar. Dentro estaba un uniforme negro, sin quejarse se quitó la ropa y la dejo dentro del casillero, para luego ponerse su uniforme.

Hoy era uno de esos días donde probablemente trabajaría hasta tarde, tal vez hasta las once o rondando esa hora, luego iría a su casa y caería rendido. Él era un mesero, sí, uno de esos sujetos que debían limpiar las mesas y el suelo, atender a la clientela y mantener una sonrisa ante los clientes que preguntaban "¿Qué me recomiendas?", pero al menos la paga era buena.

Yo te Amaré (Rin x Len)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora