Pedidos en el Bosque Parte II

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Mientras esperaba a que Gar regresara, Rachel se estaba preguntando cómo es que había metido la pata de manera tan mala, porque obviamente entendía su necesidad por decirle a su mejor amigo lo que sentía, lo había pensado durante semanas, incluso había querido decirle a Gar lo que sentía desde el primer momento en que comenzó a sentirlo, pero entonces ella se había parado a considerar todo lo que eso conllevaría y todos los distintos escenarios que podrían suceder.

El más realista era ese en donde Gar le confesaba que el no sentía lo mismo por ella, con una cara de pena como la que ponía cuando alguien le pedía algo que no podía hacer, en ese caso Rachel estaba segura de que lloraría, y mucho, pero quizá no enfrente de el, a el le daría una sonrisa y le diría que lo entendía, porque de hecho si lo entendía ¿porque Gar estaría sintiendo algo que fuera más allá de su amistad por ella? Eso era lo que habían sido desde el momento en el que se conocieron, amigos, amigos que se apoyaban en todo, amigos que se contaban cualquier cosa, amigos para las buenas y las malas, amigos.
Además, si ya estaba siendo realista, la pelimorada debía aceptar que Gar era una persona altamente agradable, alegre y divertida la mayor parte del tiempo, además de ser muy amable y cortes, y atractivo por supuesto, Rachel aún no entendía como es que Gar no tenía una novia a su lado (aunque internamente agradecía eso). Pero por su parte la chica sentía que ella solo era ella, Rachel, sin alegría todo el tiempo, muchas veces introvertida y la verdad es que las personas que más disfrutaban de su amabilidad solo eran las de su familia, no es que fuera mala persona, la menor estaba segura de su valor y de lo que ella era, pero no creía que sus virtudes y defectos encajaran con los gustos del peliverde, así que la idea de no gustarle a su mejor amigo le parecía bastante lógica.

El escenario más lindo que tenía, era uno donde Gar le regalaba una de sus dulces sonrisas tras habérselo confesado y le decía que el sentía lo mismo, en realidad este escenario era solamente un pensamiento fugaz lleno de esperanza que pasaba de vez en cuando por la cabeza de Rachel, más esta de decía a sí misma que no debía esperanzarse así, y que de todas formas si algo así pasaba ella debía dejarse sorprender por la vida.

Y por último estaba el peor escenario, uno que había protagonizado una que otra vez las pesadillas de la menor, mismas pesadillas que Gar se encargaba de manejar con una dulce historia que casi siempre hacía reír a Rachel, y terminaba con ella durmiendo al lado del mayor mientras que este dejaba caricias en su cabeza, gracias al cielo nunca nadie en la Torre había notado como Rachel se escabullía hasta el cuarto de Gar o viceversa, porque ahí si que no dejarían de molestarlos.

El peor escenario consistía en Rachel confesándole a Gar lo que se sentía y el mayor poniendo una expresión de absoluto odio y repulsión. La menor aún tenía grabada en su mente el rostro que se imaginaba de Gar con este escenario, como sus cejas se fruncían en conjunto con sus labios y su pecho se elevaba de manera que parecía más imponente y grande. En este escenario el le decía que era una tonta por haber confundido las cosas y que nada iba a ser igual entre ellos dos, también se transformaba en un imponente tigre que trataba de atacarla, pero Rachel sabía que eso era más bien su imaginación exagerando las cosas, Gar nunca le atacaría.

—¿Pensando en algo tenebroso?

La chica se sobresaltó mínimamente al notar como su mejor amigo venía hasta ella, con el cabello revuelto, las mejillas rojas y las manos llenas de nieve, enseguida Rachel se quitó la cobija y se la tendió a él para que se cubriera del frío, aunque Gar ya estaba vestido nuevamente.

—No tienes ni idea, ¿los encontraste? ¿o algún rastro de ellos?

Gar se había transformado en un lobo para tratar de encontrar a Jason y a Rose, pero no había conseguido nada.

—Nada, a menos que esos dos usaran el mismo camino que usamos para llegar hasta aquí, pero no tiene lógica, además de que los hubiera alcanzado, simplemente no se a donde podrían haberse ido.

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