Capítulo 16

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—Shh, no hagas ruido —susurra Danthaniel contra mi oído. Su aliento roza el lóbulo de mi oreja y emite un escalofrío por toda mi columna.

Él me arrastra hacia atrás, ya sin la mano cubriendo mi boca. Estoy tan pasmada que me mantengo en total silencio. Danthaniel gira la perilla de lo que parece ser una puerta y la luz del día nos recibe de golpe. Rápidamente, él tira de mi mano, cierra la puerta y me guía hasta su auto.

—Dime que no es cierto —digo, tratando de consolarme a mí misma.

—No te lo puedo asegurar.

Intenta sonar rudo, tajante, pero en su voz noto que está igual de impresionado que yo.

—¿Tanto me odia? —inquiero con la voz un tanto rota. Mi corazón está al borde del precipicio.

—Solo te puedo asegurar que no dejaré que te pase nada, ¿de acuerdo? —Asiento, porque hablar solo me hará balbucear—. Ahora sube el auto.

Me subo al copiloto y adentro, rodeo mi cuerpo con los brazos y recuesto la cabeza contra la ventana. Quisiera sentirme enojada, totalmente furiosa, pero a cambio siento que solo necesito estar sola para llorar. Y es que odio sentirme de esa manera, pero me duele tanto el pecho que no logro reconocer qué me sucede. Trago varias veces el nudo de mi garganta, porque si lo dejo atascado se convertirá en una bomba de tiempo que al explotar solo acabará conmigo.

—No puedes quedarte sola en ningún momento con él —advierte Dan, conduciendo por la extensa autopista—. No puedes confiar en él. Debes estar atenta.

Vuelvo a pasar el nudo de mi garganta y asiento sin mirarle. Las punzadas de mi pecho me hacen dudar sobre si es un corazón roto haciéndose notar por segunda vez o si estoy a punto de tener un infarto.

—Creo que nunca se lo dije, pero...

Hago una pausa y tomo mucho aire, inflando por completo mis pulmones.

—No necesitas decírmelo —interrumpe Dan, viéndome de reojo.

—Pero quiero decirlo. Nunca lo he dicho en voz alta.

Si lo dices en voz alta, ¿podrás atenerte a las consecuencias, Tessa?

—¿Crees que te hará bien decirlo? —pregunta por lo bajo, como si no quisiera ser escuchado.

—No lo sé, pero así podré liberar el dolor que guardo aquí —Pongo la palma de mi mano derecha sobre mi pecho y siento los latidos de mi corazón—. Estoy cansada de sentirme así tan frágil y vulnerable. Odio que mi corazón sufra cada vez que le veo y...

He empezado a balbucear y pronto a hiperventilar. Me siento como Blair Waldorf cuando le pedía a Chuck que le dijera que la amaba, pero él no se lo decía y eso rompía su corazón. Quiero que se detenga, quiero tener la fortaleza para no quebrarme justo ahora.

—Por segunda vez, Aiden vuelve a hacer sufrir a una chica justo frente a mis ojos y sé que no podré hacer nada para impedirlo.

Limpio las lágrimas que se han acumulado en mis ojos con el dorso de mis manos, pero estas no dejan de fluir.

—¿Daymig le amaba? —formulo, tratando de sentirme comprendida.

Dan entrecierra los ojos por un momento y frota con fuerza el volante.

—Sí, le amaba.

—¿Y él a ella?

—No. Él nunca la amó.

Sorbo mi nariz.

—¿Entonces por qué hace todo por buscar al asesino?

—Porque está obsesionado con su maldita muerte.

DARKNESS II ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora