DARKNESS II ©

Capítulo 11

En el capítulo anterior, quedó en la parte donde Tessa conoce a un chico llamado Ryden Dickens en el bosque.

***

Ryden vuelve a ponerse la capucha de su sudadera y esta vez mete sus manos en los bolsillos delanteros. El olor de la fogata y la tierra mojada me inspira tranquilidad, pero sé que no debo confiarme demasiado cuando estoy con un extraño.

—¿Quieres que te lleve a algún lugar? —me pregunta.

Trago saliva. ¿Debería decirle que sí? No conozco este bosque ni cómo salir de su profundidad, si rechazo su cortesía, me quedaría sola aquí y no sé cómo llegar a casa.

—Sí, te lo agradecería.

Intento no mostrarme nerviosa. Mis pensamiento automáticos giran ahora mismo alrededor de esta pregunta:

¿Y si se ha ofrecido a llevarme porque se ha dado cuenta de lo que he hecho y piensa llevarme a la policía?

Calma a tu mente, Tessa, no te precipites a las cosas. Pero no es fácil dejar de hacerlo cuando incluso trato de ocultar el temblor de mis piernas.

Ryden empieza a caminar y lo sigo a espaldas. Él enciende la linterna de su móvil y guía el camino. Me concentro en cada cosa a mi alrededor que me pueda servir como guía si en llegado caso debo escapar de él. Quizás esté un poco paranoica, pero los tiempos nunca han sido fáciles para las mujeres y aunque no quiera pensar en ello, no puedo dejar de preguntarme qué cosa podría hacerme ese chico si me descuido un momento.

Él toca con las yemas de sus dedos el tronco de un árbol, mira a su alrededor y continua a mano derecha. Con extrañeza, me fijo en el tronco del árbol y veo una pequeña X roja sobre el mismo.

Bien, ahora sé cómo puedo guiarme.

Pero él también lo sabe.

—¿La sangre en tu rostro es real o falsa? —pregunta de repente.

Me atraganto con mi propia saliva y empiezo a toser. Ahora me siento contra la espada y la pared. Su pregunta me ha pillado por sorpresa. No sé qué busca con ella.

—Es completamente real —suelto de inmediato, queriendo darle una respuesta opuesta a la que él espera
—. Bueno, eso decía cuando la compré por la deep web.

Ruego a Dios que se lo haya tomado con gracia y espero impacientemente a que me responda algo. Entonces gira a verme, clavando sus pupilas grises en mis pupilas y lo que buscaba transmitir en él se convierte en un cuchillo de doble filo cuando me dice:

—Eso me hace sentir más tranquilo, porque cuándo te vi me pregunté qué hacías con sangre real en el rostro.

Mi pulso se acelera con vehemencia. Un nudo se instala en mi garganta, pero trato de sonreír sin verme demasiado falsa. Ahora sí estoy muerta de miedo y casi puedo verme a mí misma palideciendo.

—¿Y cómo reconociste que era sangre real? —cuestiono, nerviosa.

—Porque la carrera que estudio implica mucha, mucha sangre —afirma con seriedad.

Siento que la presión arterial se me baja de manera súbita y la tensión entre los dos aumenta hasta marcar un pico alto en una escala imaginaria. Me siento pequeñita, rodeada por un lobo el cual no sé en qué momento va a atacar. No sé si intenta asustarme a propósito.

—¿Y qué estudias? —trato de no sonar tartamuda, porque mi lengua está paralizada.

Ryden deja de verme y sigue caminando, siguiendo las X de los arboles. Muy dentro de mí, agradezco que haya dejado de observarme, porque solo logra ponerme más nerviosa.