Capítulo 12

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Mi respiración se ha vuelto demasiado agitada por la cercanía de Aiden. La falta de luz de la biblioteca tiene nuestras pupilas tan dilatadas como las de un felino vigilando a su presa. Tengo el aliento atascado, pero me las arreglo para decirle:

—Suéltame ahora mismo.

Él no lo hace, sino que intenta envolver mi cintura con su mano libre y justo ahí, le doy un leve empujón en el pecho y lo alejo de mí. Me acomodo la chaqueta y le doy una mala mirada, pero Aiden está en completa seriedad.

—¿Por qué me estabas espiando?

Se supone que debería ser yo la que esté en ese modo, no él.

—No lo estaba haciendo.

—Sí lo hacías. Me espiaste y me seguiste —dictamina, pillándome.

—Solo fue pura coincidencia, no te creas tan importante.

Aiden frota la mitad de su cara con la palma de su mano mientras sonríe, cansado de todas mis mentiras. Los tres primeros botones de su leñadora están desabrochados, revelando una parte de la piel de su blanquecino pecho. Sus ojos azules desvían la mirada de la mía y observa a los lados, por lo que aprovecho para determinar mejor los rasgos de su rostro. Me fastidia que sea tan guapo y tan imbécil al mismo tiempo. Su cara me irrita de un modo incontrolable, pero al mismo tiempo me deja anonada. 

Todo lo que hago lo hago mal y mientras estoy aquí con Aiden, sé que voy empeorando poco a poquito.

—No tengo nada con ella —susurra, sacándome de mis pensamientos.

¿Qué?

Podría decirle que no me importa y dejar el tema hasta ahí, sin embargo me pregunto a mí misma porque niega que tiene algo con esa chica y aun así la besa.

—¿Y por qué la besabas?

Vuelve a mirarme.

—Te lo diría, pero no me entenderías.

—Pruebáme —lo reto.

Aiden entrecierra los ojos con pesadez, cansado y abrumado... pero, ¿de qué? ¿qué cosa puede traerlo de esa forma? 

Me quedo en silencio, dándole su espacio. Una mitad de mí me dice que me vaya y no escuche nada, porque no debería ser mi problema, pero la otra mitad me pide que me quede. Es enloquecedor muchas veces tener dos voces en tu consciencia que tienen opiniones totalmente distintas.

—Esa chica es amiga de un chico que pertenecía al grupito con los cuales Daymig se juntaba, lo últimos en verla con vida y que después de su muerte desaparecieron misteriosamente. Por eso me acerqué a ella, para sacarle información sobre el paradero de esos chicos.

Al terminar, Aiden da un fuerte respiro, como si lo que acabara de confesar fuera liberador. Por el contrario, en mi mente todo está girando alrededor del nombre de esa chica. ¿Por qué todo siempre debe tratarse de ella? 

—¿Nunca la dejaras descansar tranquila? —pregunto con un nudo instalándose en mi garganta.

—No creo que ella esté descansando tranquila cuando su asesino continua libre.

Una presión acoge mi corazón, haciendo que quiera golpearlo en la cara por hacerme sentir de esta manera. Él nunca dejara de pensar en ella y de intentar averiguar qué fue lo que sucedió.

—A veces no logro imaginar la dimensión de todo lo que harías por ella.

—Solo hago lo que está a mi alcance —corrige de inmediato.

—Pues ya veo que a tu alcance está besarte con chicas.

—Tessa...

Da un paso cerca de mí, pero levanto la mano para que se detenga.

DARKNESS II ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora