Capítulo 42

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Este capítulo contiene +18.
Si no te gusta leer este tipo de escenas, puedes saltarte la parte en donde empieza hasta el final.

No sean rudxs, por favor.
Es la primera vez que escribo algo así y estoy nerviosa.

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Han pasado siete días desde que se llevaron a David y a Frederick por esa memoria.

Esa maldita memoria.

La había olvidado por completo y por lo tanto, el hecho de buscarla. David me había mencionado que si esa memoria caía en las manos incorrectas, podría condenarlos a él y a Frederick por su relación directa con Galton. Ahora el presidente de la Cumbre la tiene en sus manos junto con el poder de destruir a nuestros padres.

Para ser sincera, el limbo en el que estoy sumergida me tiene sin cuidado de lo que sucede a mi alrededor o eso es lo que trato de convencerme. Desde que Olivia me contó su secreto, he decidido reprimir mis más profundas emociones para no sufrir. Evito a toda costa los momentos de reflexión porque sé, que si lo hago, terminaré en un mar de lagrimas. Lucho a diario conmigo misma para no pensar en eso y aunque al final del día lo consigo, la tristeza sigue latiendo con furor en el centro de mi pecho y eso sí que es imposible de evitar.

Cada día trato de ser fuerte, pero han habido noches en las que deseo comunicarme con mi madre para preguntarle si sabe algo de David. Al principio las cosas eran fáciles porque la rabia y la decepción me tenían a su merced, por lo que interesarme por él era lo último que se me pasaba por la cabeza. Entonces eso fue cambiando cuando los pensamientos dicotómicos me hicieron cuestionar mi comportamiento.

La verdad es que me gustaría ser una perra sin sentimientos, esas que justifican sus actos mezquinos en excusas baratas como, por ejemplo, el sufrimiento que los demás las hicieron padecer. Sin embargo, la realidad es que soy una chica de veinte años que ha decidió ahogarse en sus propios pensamientos mientras eso signifique no salir al exterior y lastimar a los que me rodean. Además, tengo que admitir que tampoco lo hago porque no quiero que me vean destruida; me prometí ser más que eso.

Por esa y muchas razones más los he estado ignorando a todos, incluso a Ryden y lo bueno es que el lugar en el que estoy me permite ese espacio que tanto necesito. Después de que los cazadores se llevaran a nuestros padres, tuve un fuerte conflicto con Danthaniel y mi madre que me ha estado torturando toda la semana.

—¿Entiendes la gravedad del asunto, Tessa? —indaga Danthaniel con impaciencia—. Debiste entregar esa memoria cuando David te la pidió.

—¡Eso intenté hacer, pero no la encontré donde se supone que la había escondido!

—¡Solo tú sabías donde estaba! —contraataca, irritado—. ¿Es que acaso alguien más lo sabía? Porque no creo que dos personas sean capaces de pensar en exactamente el mismo escondite.

Tenso los puños y aprieto mis dientes.

—¿Me estás culpando?

—No lo sé, nada me asegura de que no lo hiciste.

Mi reacción es automática e instantánea cuando levanto las manos y con mi luz, expulso el cuerpo de Danthaniel dos metros atrás. Dejo caer los brazos a los costados y muevo los dedos que no dejan de latir por la sensación canicular que los envuelve. Es la primera vez que lo ataco de manera consciente y aunque debería estar arrepentida, no lo hago. El golpe tiene su motivo en algo más que esta simple discusión. Lo he atacado porque saber que él también me engañó no deja de hacerme sentir decepcionada.

DARKNESS II ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora