🌤️ DOS 🌤️

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Los cuatro chicos escoltaban a Sicheng a algún lugar de aquel edificio y el que parecía ser el más pequeño se acercó a él y le dedicó una sonrisa de oreja a oreja, parecía que se encontraba feliz de tenerlo allí. Como si lo hubiese estado esperando.

—Soy Donghyuck —dijo sonriendo aún más, tenía lindos dientes.

—Sicheng —respondió intentando sonreírle también.

—Es emocionante tenerte aquí, hemos esperado algún tipo de señal durante años—siguió el chico sonriendo amablemente.

El chino prefirió no decir nada, aunque en realidad tenía cientos de preguntas, no se atrevía a preguntar nada aún. No es común que de repente estés con cuatro desconocidos en una realidad totalmente diferente a lo que conoces, Sicheng seguía pensando que quizá se estaba volviendo loco.

—¿En dónde estamos? —preguntó el invitado con un hilo de desesperación.

—En el laboratorio 127F —contestó el que parecía ser el hermano mayor, aunque era más bajo que los demás.

—Oh, esto... ¿Esto es un laboratorio? —preguntó sorprendido.

Cualquier persona juraría que aquel lugar era un hotel o un edificio de departamentos, aunque ninguna puerta tenía número o nombre no parecía para nada un laboratorio.

—Y ustedes ¿qué hacen exactamente aquí?—Sicheng tenía demasiadas preguntas que no quería quedarse para él solo.

—No mucho —respondió el que encabezaba el grupo—. Hacemos lo que podemos para ayudar a las personas que siguen viviendo por aquí.

Al menos no se encontraban en el medio de la nada, pero se preguntaba si seguía en Corea del Sur... Era algo obvio, porque hablaban el mismo idioma, pero en ese punto cualquier cosa era posible. Se detuvieron frente a una puerta —idéntica a las demás— y el mayor abrió la puerta con ayuda de unas llaves, fue increíble ver como el chico rubio tomó una llave y fue la correcta para la puerta. O tenían una súper memoria demasiado increíble; o todas las cerraduras eran iguales... Aunque eso no tendría demasiado sentido ¿por qué cargar entonces con un sinfín de llaves?

La puerta se abrió y Taeil entró a la habitación, los demás dejaron que Sicheng entrara primero para después entrar detrás de él. Adentro se encontró con una habitación de hotel; una cama en el centro con una recamara de juego completo, había un armario y un baño en el fondo del pasillo. La habitación tenía la misma decoración que el resto del lugar. Sicheng no se dio cuenta de los aparatos médicos que descansaban a ambos lados de la cama matrimonial, pero cuando logró verlos casi pegó un respingo, y aunque estaban apagados y no emitían ni un sonido, le hacían sentir incómodo.

—Te vamos a revisar —dijo el chico de suéter con cuello alto.

Jaehyun intentó acercarse a él para conectarlo a las máquinas y hacer lo que mejor sabía hacer, pero Sicheng fue más rápido y se alejó de los cuatro hermanos. Iba demasiado bien para ser una fantasía inofensiva, el chino presentía que aquello pronto se convertiría en una pesadilla. Su respiración comenzó a acelerarse y sentía que la garganta se le cerraba, buscó con desesperación su fiel acompañante e inhaló la medicina de sabor amargo, los cuatro hermanos se quedaron callados e inmóviles. Al parecer el chico sí que estaba enfermo.

—Las pesadillas solo duran pocos segundos, Sicheng, tranquilo, pronto despertarás —susurró para sí mismo.

Tres de los hermanos voltearon a ver a Taeil, él era el mayor, por ende era el que se encargaba de los problemas aunque raramente tenían uno en el laboratorio. El rubio suspiró y se acercó con cuidado a Sicheng, lo tomó de la muñeca y lo jaló hasta sentarlo en la cama, se arrodilló frente a él y analizó el rostro del chino.

Piso Catorce. ((yuwin))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora