🌤️ DOCE 🌤️

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Aquella mañana no hubo alarmas que despertaran a todos los que dormían en aquel departamento, tampoco hubo ruidos que delataran como tres de ellos -Sicheng, Mina y Mark- tenían que irse a clases. No hubo un hasta luego porque sabían que su última despedida sería para jamás volverse a ver.

Sicheng sintió aquel característico sentimiento de vacío en la cama, se suponía que él estaba acostumbrado a eso; despertar cada mañana solo en su habitación, sabiendo que Mina era la única persona que le acompañaba sin excepción alguna en su vida, pero... Justo en aquel momento sintió como su corazón se oprimía, pensando que a partir de ese día tendría que regresar a lo que su vida era en el pasado, olvidando lo poco que vivió con los hermanos Moon y lo mucho que resultó involucrado con ellos mismos.

Yuta estaba parado frente a la ventana que adornaba una de las paredes, viendo desde allí el cielo totalmente gris y las calles aún un tanto desiertas, esperando que por fin la mañana comenzara y la ciudad entera despertara.
No había podido conciliar el sueño en toda la noche, simplemente se dedicó a observar al chico que tenía a su lado, pensando en lo mismo una y otra vez, intentando encontrar una manera sencilla de que todo aquello se prolongara por más tiempo, pero simplemente llegó a la conclusión de que lo mejor era terminar rápidamente con aquello, haciendo sufrir menos a Sicheng.

-¿Qué haces? -susurró Sicheng con la voz un poco ronca.

Yuta volteó a verle y sonrió-Nada, simplemente admiro la vista -dijo acercándose a la cama.

-Un último vistazo antes de partir -susurró el chino sentándose por completo en el colchón, en medio de todo el remolino de cobijas que habían hecho ellos mismos.

Yuta apretó los labios al escuchar aquello, sintiéndose aún peor por lo que le estaba haciendo a ese chico tan amable y cariñoso que había encontrado como por arte de magia. Se subió a la cama y se sentó a la par de Sicheng, atrayéndolo a su cuerpo y abrazándolo con fuerza.

Sicheng ya no soportaba el tener que actuar como si aquello no le afectara de mil maneras diferentes, así que simplimente dejó que sus lágrimas salieran y que el mayor lo consolara, no diciéndole nada, pero manteniendo fuerte el agarre, intentando compensar con un solo abrazo todo lo que le había hecho pasar.
Siguieron un buen rato así; simplemente abrazados, sin decirse mucho, pero aprovechando los últimos momentos que podrían compartir juntos.

El sueño intentaba apoderarse de los sentidos de Sicheng, sintiéndose demasiado cómodo entre los brazos del mayor y queriendo descansar allí por última vez, pero fueron unos gritos y llantos los que le hicieron abrir los ojos de inmediato, alertándose y saltando de la cama junto con Yuta. Al entrar a la sala se encontraron con una peculiar escena, una que decía mucho y destrozada más de un corazón.

Mark se encontraba en el centro del salón con una de sus piernas acorraladas por el cuerpo de Donghyuck, el cual se aferraba fuertemente a la delgada anatomía del canadiense mientras dejaba salir sus gruesas lágrimas y jadeos en voz alta, gritándole a Taeil que no quería irse, que de ya sentía más como su hogar el deparmanrto de los hermanos Dong que el inmenso laboratorio 127F.
El mayor de los Moon mantenía una nula expresión en su rostro, intentando contener su paciencia y no explotar ante la rabieta de su hermano menor, el cual tenía que cuidar como si fuera su propio hijo.

-¿Qué pasa? -preguntó Yuta acercándose a sus dos hermanos.

-¡Yuta, yo sé que tampoco quieres irte! -dijo el menor entre jadeos, volteando a ver hacia arriba con desespero, esperando que Yuta lo apoyara.

El mayor intentó no hacer una mueca al darse cuenta de lo que pasaba exactamente. Sabía que no podía apoyar a Donghyuck en aquella situación, siendo que le había prometido a Taeil que todo aquello acabaría en cuanto encontrara lo que iba buscando.
Para Taeil todo aquello también resultaba un poco difícil, no le gustaba saber que sus hermanos tendrían que pasar por una situación así de complicada, pero en realidad ellos mismos se lo buscaron al momento de crear una relación tan íntima y personal con aquellos chicos de épocas pasadas.

Piso Catorce. ((yuwin))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora