Venganza *Percy Jackson*

El segundo peor día de mi vida

Estábamos en la mierda, literalmente. El primer día que estuvimos aquí buscamos escapar de cualquier manera, pero no fue tarea fácil, la habitación parecía encantada para no dejar que nadie saliera. Las ventanas no se podían abrir y el vidrio no se rompía, la puerta estaba cerrada y cada cierto tiempo venia alguien a darnos comida. Hubiera sido muy fácil salir por viaje a vapor y llevarme a Luke conmigo o incluso borrar los últimos hechos de la mente de todo el mundo, pero como decía, la habitación parecía encantada, no era muy poderoso, pero si suficiente como para que me diera cuenta que eso era obra de algún dios, Hécate seguramente, y si conseguíamos romper un hechizo de un dios sería muy sospechoso. Para ser sincero si hubiéramos querido salir por sobre todas las cosas hubiera sido muy simple, pero estaba seguro que al mínimo error todo el mundo nos recordaría y eso sería aún peor.

El segundo día estaba aún no me lo creía, me parecía tan irreal lo que nos estaba sucediendo que un poco más y me explotaba la cabeza, Luke y yo no podíamos hacer gran cosa, y eso, era lo peor. El THD me estaba matando pues no nos dejaban salir ni para entrenar, ¿cuándo el campamento mestizo se había vuelto tan desconfiado?, recuerdo perfectamente como en el campamento sabíamos que había espías y casi todo el mundo lo dejaba pasar, no les importaba que alguien con no muy buenas intenciones estuviera con ellos y, desde luego, no teníamos una maldita habitación para los prisioneros, este no era el campamento que recordaba y no sabía si eso era bueno o no.

Lo peor de todo eran los "interrogatorios" que nos venían a hacer, dos veces por día venia algún mestizo hijo de Atenea a intentar adivinar quienes éramos, de donde veníamos y todo eso... Durante unas dos horas teníamos que aguantar escuchar a alguna mestiza que se creía saber la verdad de todo y no intentar arrancarnos los oídos. Aseguraban que era mejor decírselo a ellos que a los dioses, pero ninguno de los dos nos desviábamos de nuestro papel, Luke y yo éramos unos simples mestizos que llegaron tarde al campamento. Lo peor de todo quizás era la impotencia de saber que podíamos salir de allí si queríamos, pero entonces los dioses nos descubrirían y con los dioses odiándome ni de broma conseguíamos unirnos para ganar una guerra.

-Hay gente protestando, sobre todo nuevos- nos informó Noa.

El tercer día fue el peor, pues no me quedaban pastillas y no tenía ni idea de cuando iba a empezar el dolor. Antes de que tuviéramos que ir a visitar a los dioses, Noa nos vino a ver con la excusa de traernos comida. Nos estuvo informando de que había semidioses que no estaban de acuerdo con lo que nos hacían, según ellos solamente habíamos llegado tarde al campamento y según ellos sin más pruebas no era justo que nos mantuvieras cerrados cuando seguramente nuestras vidas no hubieran sido fáciles. La verdad es que esos mestizos me creaban cierta simpatía, tenían buen corazón, pero a la vez me daban pena, confiaban muy rápido ya que seguramente no hubieran vivido la guerra y, por eso, no encontraban bien lo que nos hacían, pero cuando vives todo el dolor y mal que puede provocar un espía en una guerra aprendes a desconfiar muy rápido, lo que te puede incluso salvar de morir.

-Cuando será la reunión con los dioses? - le pregunto Luke.

Luke realmente se tomó muy mal lo de estar encerrados, no le había ocurrido nunca. Cuando llegamos al campamento de inmediato intento volver a tener una relación con sus antiguos hermanos, y no consiguió, fue muy feliz mientras estábamos en el campamento, al fin y al cabo, el volvió a su hogar. Lo del encierro fue como un cubo de agua fría, sus propios hermanos votaron de encerrarnos porque desconfiaban de nosotros y Luke, que los veía como si fueran los mismos con los que creció, no se tomó muy bien eso. Para ser justo los hermanos Stoll no lo recordaban... Al principio se desesperó, no paro de preguntarme porque no podíamos simplemente irnos y dejarlos atrás, vivir solos él y yo, todo y que la idea era tentadora me mantuve firme y cuando por fin se calmó y dejo de gritar simplemente asimilo todo en silencio. Que los que te aman te den la espalda duele mucho los primeros días... luego te acostumbras.