Venganza *Percy Jackson*

Mi suerte mejora cada día

-O te callas- amenace a Luke- o cojo una piedra y te la meto por el culo.

-Has mejorado tus insultos- se limitó a responder.

-Es fácil cuando tienes a un insoportable amigo quejándose durante una hora por andar- me queje- literalmente desde que hemos empezado a caminar.

-Normal que me queje- replico- estaba tan tranquilo con Ananké y de repente estoy matándome a caminar.

- ¿Qué paso con Ananké? - me acorde de cuando vinieron cogidos de la mano y Luke mojado.

-Simplemente me fui hecho una furia al lago y... apareció Ananké- se quedó callado unos momentos- creí que me echaría la bronca, pero solamente estuvo allí. Me calmé un poco y comprendí porque tuviste la idiota idea de esconderme tu maldición.

-Yo...- que se suponía que tenía que decir?

-Luego ella simplemente me empezó a hablar de cosas sin sentido para distraerme- menos mal el siguió hablando- y luego casi la beso.

- ¿QUÉ? – grite, eso no me lo esperaba.

-Pues eso, estábamos muy cerca y fui a besarla, pero ella me aparto en el último momento y caí al lago.

- ¡No me lo creo- me descojone- y yo que pensaba que el gafe era yo, ja!

-Bueno da igual- hizo un intento desesperado para cambiar de tema- no te suena este bosque.

Mire a mi alrededor unos momentos, antes no me había figado detenidamente en el pero ahora que lo hacía me sonaba mucho.

-La verdad es que si- acepte- pero no se...

De repente se hoyo unas pisadas a mi izquierda y supe dónde estábamos. Era un bosque, más o menos en New York con un olor divino.

-Pide a Chronos que te cambié la apariencia- le dije a Luke

-¿Por...

-Ahora! - le grite, si estaba en lo correcto me tenía que hacerme caso.

Por el rabillo vi como asentía, me concentre en las pisadas que oí antes y las volví a oír, cambie mi apariencia y me dirigí hacia ellas.

-Escóndete hasta que tengas la otra apariencia- le ordene antes de irme de su lado.

Camine unos minutos intentando seguir los pasos, pero se hicieron cada vez más flojos hasta que ya no se oyeron. Me quede quieto unos segundos, estaba aterrado con la posibilidad de que mi teoría fuera verdadera y de repente mi instinto me dijo que me echara hacia un lado. Sin dudarlo ni un momento lo hice y cuando miré hacia donde yo me encontraba hacia un segundo vi una maldita flecha.

Mire a mi alrededor, pero no vi a nadie, en las copas de los arboles no había nadie y no se oía ni un sonido, note la corriente del viento a mi espalda e inmediatamente saque a contracorriente y aplaque a la persona que se encontraba detrás mío.

-¿Quién eres?- tenía mi espada en su cuello a un milímetro de cortar su cuello.

Se trataba de una chica, de unos dieciséis años, tenía el pelo cortísimo, los ojos de un color dorado y lila, en su mano izquierda tenía un pequeño puñal y, para mi desgracia, confirmaba mi teoría al vestir una camiseta del campamento mestizo.

Supe que no era una amenaza de inmediato pues, todo y que lo intentaba disimular el miedo en sus ojos era demasiado real pero no la solté. Por un momento me quede paralizado, estaba en el maldito bosque del campamento, llevaba años sin querer venir aquí, de repente, estaba aquí. También me asuste al notar una sensación de paz, como la que nos llevó hasta aquí en ella.