Iba caminando hacia el accensor, por desgracia ahora todo el mundo estaba fuera, todos se giraban y salían huyendo o se quedaban mirándome y hablando unos con otros como un efecto dominó. La verdad no me importaba lo que dijesen, cuando, al principio, todos me insultaron y me lastimaron solo quería salir a llorar en un rincón, fui muy débil, dejé que vieran mis miedos y mis llantos pero ahora no los volvere a dejar aproparse, confíe en ellos y, todo y que aún duela alguno de sus comentarios, no pienso dejar que vuelvan a saber mis puntos débiles, incluso le dije a Annabeth mi tacón de Aquiles! Suerte que ya no lo tengo. Por fin estaba delante del accensor, lo llame y cuando llegó respire en paz al ver que hiba vacío, me metí dentro y apreté el botón para que se cerrará pero claro la suerte de Percy Jackson nunca será buena, cuando estaba a punto de cerrarse una rama de un árbol se puso entre medio evitandolo.
-Menos mal- dijo la voz de una chica cuando el accensor se volvía a abrir- no quería volver a esperar.
Las puertas se abrieron y pude ver a una chica, era la misma que grito en la multitud para defender a Afrodita y, solo por eso, no me desagradaba la idea de compartir accensor, ahora que la veía de cerca parecía más mayor, de unos 16 años, tenía el pelo tan claro que sí te figabas bien las puntas parecían rosas y no castañas, sus ojos eran incluso más bonitos de cerca y con ese color miel parecía que te estuviera retando a ver a algo malo en la sociedad, por desgracia yo podía cumplir ese reto, su nariz era normal y un poco redonda y unos labios finos y pequeños, tenía una cabeza un poco cuadrada con una barbilla bien marcada y al sonreír se veía hermosa.
Entro al accensor y la gento la miraba como si estuviera loca, volví a apretar el botón para cerrar las puertas sin decir nada y esta vez el accensor por fin bajo.
-Hola- rompió el hielo ella- me llamo Noa, quién eres? No te había visto por aquí y los hace tiempo que estoy en el campamento, por tus pintas no eres ningún semidiós, no llevas la camiseta, quizás eres un romano, algunos no la llevan, también puedes sen una satarito o alguna otra criatura pero no lo pareces, estás musculado por lo que hacer ejercicio y, perdón lo siento, siempre hablo mucho, es algo que me passa desde pequeña, no lo controlo sabes, me pongo a hablar y para mí es normal, una vez me puse a hablar en un entierro, fue muy vergonzoso cuando me hicieron callarme...
-Percy- dije para que dejara de hablar, era bueno no ser siempre el que saca tema de conversación pero esta chica no se callaba, ella me miró confundida cuando dije mi nombre- me has preguntado quien soy, me llamo Percy.
-Ah es verdad, perdón por hablar tanto- se quedó callada, miró al suelo avergonzada.
-Tranquila, yo también hablaba mucho- le dije para animarla, pareció funciona porque me miró sonríendo- pero ahora dijamos que estoy pensativo.
-Por la profecía?- pregunto- me pregunto quién será ese guerrero solitario, mis amigos me han dicho que es el que apareció en el consejo y me salvó de ser cremada viva pero no le vi bien y además según todos es el temible Perseo Jackson, ja sabes ese que se volvió loco.
Me reí, si fuera cualquier otro me hubiera largado al segundo pero al ser alguien, que no me traicionó no me importaba.
-Ahora se dice eso de mi- ella me miró sorprendida y con un poco de terror- tranquila, no voy a matar a nadie.
-Lo siento... Lo siento pero es que nunca me imaginé que fueras hací, no pareces mala persona.
-Gracias-dije con una pequeña sonrisa- y que es lo que dicen del temible Perseo Jackson.
-Bueno, lo primero que me dijeron es que si veía alguien controlando el agua hiciera media vuelta, luego en las fogatas explicaban la historia de un traidor, según la historia había un semidiós que hizo favores a los dioses para ganar su confianza, luego lo empezó a tacar poco a poco negando que fuera el, y los dioses le creieron por todos los favores que hizo pero una noche mató a dos semidióses, los dioses llenos de ira cogieron al traidor y lo castigaron debidamente, nos digeron que si alguna vez nos vemos a Perseo Jackson, hijo de Poseidón, salgamos corriendo.
Durante toda la historia me quedé mirándola, la verdad me imaginaba que fuera algo así pero nunca creí que se lo contarán incluso a los nuevos.
-Por si te tranquiliza, no hize todo eso- dije.
-Lo se- la mire un poco sorprendido - solo mírate, cuando explique la historia se podía notar tu tristeza a quilómetros, además, soy amiga de Miranda, si ella confía en ti debe ser por algo.
-Gracias-dije en un susurro.
-Pero como terminaste ...
-Ahhhhhh- grité, de repente un dolor me empezó a consumir, notaba como si algo estuviera intentando escapar de mi interior y por desgracia me conocía ese dolor, como había durado tanto la reunión! Intenté coger el bote de pastillas de mi bolsillo pero al moverme el dolor se multiplicó por diez.
-Perseo!- grito Noa- que passa!
-Bol... Bolsi... Bolsillo -dije con todo el dolor del mundo, me tire al suelo intentando apagar el dolor pero no servía, me retorsi de un lado a otro, el dolor era horrible, ya tendría que estar acostumbrado pero el dolo siempre era mayor a como lo recordaba.
-¿Que tengo que coger?- me dijo Noa- Aqui no hay nada!
-Otro- le dije con voz entrecortada pero pareció entenderlo y miró en el otro bolsillo, al parecer las debió encontrar porque note como me giraba, sentía como hablaba pero el dolor era demasiado, una lágrima salió de mi ojo, por Hades esto es demasiado!
Alguien me abrió la boca de un momento a otro y me obliga a tragar la pequeña pastilla, poco a poco el dolor se va hasta que por fin vuelvo a poder ponerme de pie, siento como todo da vueltas pero no es importante para mí, el dolor se ha ido y con eso tengo suficiente.
-QUE ACABA DE PASSAR!?- grito Noa, me miraba aterrorizada y con preocupación en sus ojos-CASI ME DAS UN INFARTO! TU SOLAMENTE EMPEZASTE A GRITAR DE UN MOMENTO A OTRO!!!
No pude evitar reírme, hacía mucho que alguien se preocupaba por mi, aparte de Ápate, y que ella lo fuera de cierta manera me parecía graciosa.
-De que te ríes!- grito roja por la furia- casi te mueres ahora mismo y te ríes! Al final si que estarás loco!!
-No es nada- le dije para que se calmarla- olvilado
-Olvilado! OLVILADO!- dijo ella, por dios daba miedo- ESO NO SE ME BORRÁ DE LA MENTE NUNCA!
-Eres un genio- le dije, esa era la solución!
-Que?- me dijo pero no le hacía caso.
Claro! Cómo se me pudo passar, así todo era más fácil, incluso puede que vea a mi madre, solo necesito que ella me ayude, solo necesito a Hera.
-Eh! Que passa?- me dijo, parecía que no se fuera a mover pero gracias a dios las puertas del ascensor se abrieron, la empuje un poco para que saliera y pulse el botón de subir.
-Un placer conocerte!- le dije antes de que cerraran las puertas.
Me pase todo el camino de vuelta pensando en como conseguir que Hera me ayude, será muy difícil pero es necesario, quizá la idea que tengo no me guste mucho pero es la mejor opción para todo el mundo.
Al estar arriba otra vez todo el mundo me miro sorprendió, solo hizo falta que los mirara tres segundos para que se fueran, me acerque a un dios menor lentamente, cuando me vio a su lado quizo salir corriendo pero lo cogí de un brazo y lo estampe en una paret.
-Si no quieres que de verdad tenga sangre divina en mis manos me dirás dónde está el templo de Hera.
El estaba aterrado, me miraba fijamente sin hablar y todo y que intentaba escapar no tenía mucha fuerza por lo que no podia
-Habla-le dije apretando un poco más el agarre.
-20 metros detrás del consejo, al la izquierda- soltó rápidamente- por favor sueltame.
-Gracias-dije y lo solté, en menos de tres segundos el dios se desapareció, porque no lo hizo antes?
Corrí por donde me indico, en unos minutos ya estaba delante de un gran palacio de oro y plata, con una puerta enorme y un pavo real encima de todo.
Intenté abrir la puerta con todas mis fuerzas pero pesaba demasiado por lo que no me quedo otro remedio que llamar a la puerta. Al cabo de unos segundos las puertas se abrieron solas dejándome ver un gran salon, todo era enorme y parecía muy caro pero no me gusto nada, no era nada hogareño, parecía frío y terriblemente incómodo vivir allí.
-Que haces aquí!- chillo Hera al verme, estaba en unos de los sofás plateados y tenía el seño fruncido.
-Diosa Hera, reina del Olimpo- le dije en modo de saludo, me quería tirar por un puente solo por decir eso pero era necesario.
-Veo que por fin comprendes que soy superior a ti Perseo- dijo con una sonrisa, idiota.
-Siempre lo supe señora Hera.
-Cual es la razón de tu visita?- me pregunto sin quitar su sonrisa, por favor que alguien me mate por lo que voy a decir.
-Queria disculparme majestad- le dije, ella sonrió más y yo quería gritarle a la cara lo estúpida que era, pero me contuve, soy muy buen actor- mis faltas de respeto fueron imperdonables sobretodo a un ser tan poderoso como usted.
-Eres digno de mi perdón- digno de su perdón! Da gracias que alguien te pide perdón!
-Muchas gracias diosa Hera- dije y le hice una reverencia- pero no está enfadada por mi traicion?
La verdad creía que sería más difícil por lo de la traicion y me daba curiosidad saber porque no le importaba.
-Eso no me importa- dijo mirándome- solo mataste a dos semidióses, mueren cada día.
-Gracias por su comprensión, majestad- por dentro estaba ardiendo en llamas, no le importamos ni un poco a la hija de puta! Solo nos quiere si alguien le tiene que salvar el culo.
-Ni siquiera a Zeus le importaba, no son sus hijos, pero siempre te odio, eras poderoso, y le diste la oportunidad perfecta para deshacerse de ti.
Uno...dos...tres... cuatro...YO LO MATO! Que se cree ese hijo de su madre! Le salve dos veces y aprofita la muerte de dos inocentes para echarme! Que lo salve quien quiera.
-Gracias-dije- me voy.
Si lo tienen que salvar que sea otro! No puedo creer que lo hiba a hacer, volver a sacrificarme por salvarle el culo, ni de coña!
-Perseo espera- dijo Hera
Respire unos segundos antes de darme la vuelta.
-Si señora?- aunque ya no tuviera que ser educado estaba en su templo y si quería me pendía en llamas.
-Afrodita me dijo que te dijera, si me pedías perdón, que no lo hicieras, no sé de qué hablaba pero ya puedes irte.
Afrodita, seguro que sabía lo que quería hacer, su mensaje era claro, no lo hagas pero consiguió todo lo contrario, lo tenía que hacer, no por el idiota de Zeus sino por ella y Hestia, quizá no les gustará el Olimpo o lo hayan pasado mal pero el Olimpo siempre será su hogar y sus habitantes son su familia, no les hiba a quitar eso.
-En realidad- le dije a Hera- me gustaría pedirle un favor, pero es muy grande y no me atrevo señora.
-Tranquilo Perseo- me dijo- tus errores son muchos pero has demostrado que sabes cuál es tu lugar ante mi, cual es tu deseo?
-La profecía- con esas dos palabras supe que tenía su atención completa- dijo que un guerrero solitario tiene que ser olvilado, yo cumplo con lo de guerrero y solitario, y me gustaría poder ser olvilado.
-Porque quieres eso?- me miró con desconfianza.
-El guerrero al final muere, la profecía lo deja claro, a mí la muerte no me importa y hay gente en el Olimpo que me gustaría que fuera feliz, si tengo que morir para que eso pase no me importa.
-No mientes- dijo mirándome- lo he visto en tu cabeza.
-Eso precisamente es lo que necesito para ser ese guerrero, mi señora- de acuerdo ahora la bomba- necesito que me bendiga.
-¡COMO OSAS PEDIR TAL COSA!- me dijo- te mataría ahora mismo si no me hubieras pedido perdón! Eso es inaceptable! Fuera de aquí!
-Se que es mucho pedir, mi señora, pero piénsalo bien, si me das tu bendición podré borrarme de la mente a toda la gente, me oblidarian, y cuando sea el momento la ayudaré a seguir siendo reina del Olimpo para luego morir.
-Pero...- me dijo no del todo convencida.
-Piensa, en lo respetada que se volverá quando todo el mundo sepa que fue por su ayuda, su bendición sobre el poder de la mente, lo que los salvo a todos, tu, diosa Hera, serás la verdadera heroína, yo estaré muerto y tú te llevarás todos los respetos.
Ella sonrió como si hubiera visto la mejor oferta de su vida, y lo había echo.
-Ven- me dijo sonriente- te la daré, será mejor que cierres los ojos.
Ahora ya no había vuelta atrás, desdel momento en que me de la bendición seré el guerrero y mí muerte estará escrita, no me importaba, conseguiría que Afrodita, Hestia y Miranda estuvieran sanas y feliçes y eso era lo importante.
Hera empezó a hablar en griego antiguo, solo pille algunas palabras como poder, secreto y dar pero no les hice mucho caso, ahora entiendo porque las destinos no me dejaron ir a Alaska, ellas querían que fuera mi destino ser el guerrero, querían que muriera y no pensaban dejarme escapar de sus hilos. De repente un dolor enorme me recorrió por todo el cuerpo, me recordó un poco al dolor de mi malaltia cuando no me tomaba las pastillas pero no era ni una decena parte por lo que me recupere façilmente.
-Ya está joven Perseo- me dijo Hera aún con la sonrisa- ahora puedes controlar la mente de los otros, en otras palabras, puedes ver sus recuerdos, sus miedos, puedes saber lo que piensan si lo deseas, puedes crear o eliminar recuerdos a tu gusto y puedes hacer que la gente vea alguno de tus recuerdos.
-Perfecto- dije- muchas gracias.
Aún que no lo parezca lo decía de verdad, lo podría haber echo por su propio beneficio pero me había ayudado.
-Recuerda Perseo, que esto no será al instante, tienes que practicar, cuando más poderoso sea tu rival mas te costara que tus poderes funcionen.
Yo solo me limité a asentir y con un simple adiós me di la vuelta para irme.
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Venganza *Percy Jackson*
FanficLa traicion no es un echo, no, claro que no, la traicion empieza por un gran dolor, poco a poco mayor, la traicion empieza cuando tus amigos te empiezan a mirar diferente, quando tu confías en ellos pero ellos no en ti, la traicion no se acaba cuand...