Crecimiento

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Era la mañana, Akutagawa sintió el rayo del sol entrar por su carpa, se movió ligeramente mientras tallaba su rostro, se acomodó a su lado y sintió el pelaje y miro confundido mientras abría lento sus ojos. Se sorprendió en grande al ver a un tigre en su estatura mediana. Salto del susto y saco su espada. Cuando escucho un sonido extraño desde afuera, un shufi shufi resonaba como el llamado a un gato. El tigre mediano salió y el azabache le siguió para asegurar quien atacaba el campamento. Era Dazai quien llamaba al tigre, llego directo a comer carne y arroz mientras Dazai se sentaba a un lado – Dazai, ese tigre

― Es hermoso ¿verdad? Tora ha crecido por tu buen trato

― ¿E-e-es Tora?

― Te lo dije, le gusta estar con personas fuertes

― ¿tanto para crecer así?

― Eres alguien fuerte – sonrió Dazai

Akutagawa se sonrojo. Higuchi salió de su tienda, estaba asustada al ver al tigre pues este corrió a ella para tirarla al suelo. Dazai reía y Akutagawa solo suspiro, el tigre no hacía daño pero sí que podía espantar al guerrero más fuerte, es decir, él.

Dazai iba encima del tigre, su cuerpo era flojo al igual que sus ideas, Akutagawa creyó que por ser un brujo había enloquecido años atrás. Sea como sea, su forma de pensar le hacía crecer su ego, al igual que su curiosidad, ¿Qué gato se volvía un tigre de la noche a la mañana? O más bien ¿Qué gato podía ser maldito? 

El príncipe perdido y el soldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora