El príncipe perdido y el soldado

Hada

Akutagawa caminaba con un tigre joven al lado, Dazai solamente disfrutaba del camino mientras Higuchi miraba los arboles al caminar. El bosque se había hecho más colorido, había flores de colores y muchos insectos que el tigre disfrutaba perseguir. Dazai corrió hacia los arboles tomando hongos de colores y metiéndolos en su bolsillo ― ¿Cómo puede tomar tantos sin que se llenen sus bolsillos? – cuestiono Higuchi

― Oh querida doncella, un encantamiento de principiantes. Los hongos son buenos para el cuerpo

― ¿en verdad?

― Ah sí, lo relajan y te dejan ver por el tercer ojo

― No le hagas caso Higuchi, esos hongos te envenenaran

― Oh por dios – dijo Dazai burlón y luego sonrió. Tomo uno de los hongos y lo mordió ― perfecto

― Lunático

Minutos después, Dazai montaba al joven tigre mientras andaban, Dazai decía disparates al caminar y Akutagawa pensó en terminar con su vida, pero lo necesitaba para llegar al castillo. Allí fue cuando la vieron. Una luz que provenía de las flores, quien se acercó a Dazai.

Akutagawa y Higuchi sacaron sus armas. ― Aquí está le petit – dijo Dazai alegre ― ¿Qué pasa? ¿Sigues de mal humor? Solo tome un par de hongos – señalo a los dos guerreros ― ellos no me creen, lo sé y me creen el demente

― ¿con quién habla? – pregunto Higuchi

― Es obvio – respondió Dazai ― con el hada del bosque

― ¿ha-hada?

― El hada se encargará de llevarnos fuera del bosque de la locura – dijo Dazai recostándose en el tigre ― vamos mi pequeño gatito, vayamos al castillo lo más pronto

― Pe-pero el hada

― Solo sigamos a Tora – sonrió Dazai

Así fue como Tora siguió al Hada y el grupo siguió a Tora. De principio a fin todo era locura, Akutagawa solo apretaba los puños, era la más estúpida misión de todas y todo por un príncipe que estaba encerrado ¿Qué tipo de situación podría ser esa? Es decir, ¿Por qué el rey había mandado lejos y encerrado a su propio hijo? Las dudas navegaban en la mente del guerrero.