XI

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― Perdón ― fue lo único que pude decir, ella estaba en lo cierto lo hacía por enojo, no porque realmente quisiera.

― Si... no pasa nada ― se volteo dandome la espalda.

― También eres linda ― acoté tratando de alivianar la situación.

― No es lo mismo. ― replicó. ― es distinta la visión que tenemos una de la otra.

― Si no me hubieras molestado. ― dije obvia, ella rezongó.

― ¿Podemos dejar eso atrás? ― se giró nuevamente.

― ¿Ya no volverás a hablar de Chaeyoung? ¿Hay algo que necesite saber?.

― Necesitas soltar. ― enredo su dedo en la cinta del pantalón. ― eso es lo que realmente necesitas hacer.

― Fue mi primer amor, creía que duraría mas.

― Aish... bienvenida a la vida real,Kim. ― corrió la vista y la clavo en el techo. ― si todo fuera ideal nos ahorrariamos mucho, como esta charla.

― Lo siento, pero tu comenzaste a hablar del tema. ― me defendí.

― Porque soy una idiota... no pensé que seguirías preguntando por Chaeyoung.

― ¿Entonces es mentira? ― inquirí.

― Claro que no, estúpida. ― me empujó causando que golpee a Bubble.

― Casi matas a mi bebé. ― le reclame. ― dejando eso de lado, ¿Lo juras?.

― Si, lo juro. Lo juro por lo que mas quiero.

― Okay... ¿tienes algo mas para contar?

― Es muy tarde, Kim.

― ¡Oh! Si, hasta mañana. ― Sana respondió y nos quedamos calladas.



[...]



Trate de girar para cambiar de posición y así dormir mas cómoda.

No solo tenía a Bubble durmiendo a mi izquierda, sino que también estaba Sana a mi derecha.

Alcé al gato y lo puse en la espalda de la Japonesa, después de todo nueve kilos no la mataría.

Me puse cómoda y cerré mis ojos.

― Kimmm.... ― la voz de Sana era ronca. ― El gato.

― Shh... ― traté de callarla. ― Duerme.

― Ya es de día. ― Se sentó lento para evitar que el felino salga volando. ― ¡Yah! ― me dio un golpe en la nalga.

― ¡Hey! ― me levanté con la intención de devolverle el golpe. 

Me senté en la cama y ambas explotamos en risa.

― Tu cabello. ― rei. 

― ¡Tus ojos!  ― Sana se burló mientras apuntaba a mi cara.

― ¿Que tienen? ― me cubrí la cara.

― Parecen uvas. ― continuó riendo. ― pareces un perrito bebé. ― movió mis manos y sonrió.

― Y tu pareces un león. 

― Soy hermosa a cualquier hora. ― se alboroto el cabello aún más.

― Voy al baño. ― me levanté y corrí hasta el lugar.

Me mire al espejo y realmente me veía como un perrito bebe con los ojos hinchados, lave mi cara con agua helada tratando de bajar la hinchazon de mi rostro, lave mis dientes e hice mis necesidades. 

Te Odio, Kim. || Sana Minatozaki & Tú || ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora