Capítulo 1: Llegada.

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En la más tétrica de las escenas, en un yermo, se encontraba un ostentoso golem oscuro, emanaba un miasma negro de cada fisura de su cuerpo. Y de cara al poderoso monstruo yacía un ejército de combatientes caídos, sus armas rotas y equipo doblado hablaban por si mismas de la cruenta batalla que se estaba llevando a cabo.

De entre la obscuridad del panorama una pequeña y débil luz apareció. Comenzó a enfrentar al golem, pero este no se inmutaba siquiera, sus ataques eran tan irrisorios como el roce de una pluma.

— Detente... —murmuró una voz —por favor detente...

Aquella luz, efímera como el susurro del viento, se fue apagando de poco en poco con cada arremetida que daba, hasta que la penumbra que emitía el golem tragó todo, incluyendo aquel resplandor.

— ¡Detente! —gritó un zorro amarillo que estaba durmiendo sobre su escritorio, se encontraba en el hangar donde alguna vez había estado el tornado 2, pero que ahora estaba una estructura robótica a medio construir.

Ya habían pasado algún tiempo desde que Sonic derrotó a Eggman y la aeronave se había destruido en el proceso, pero apenas hacia unos meses Tails decidió remodelar por completo al tornado.

—Que horrible pesadilla —exclamó el zorro espabilando para regresar al trabajo. Tails se había quedado dormido tras pasar dos días con sus noches creando un motor, uno con una fuente de energía lo suficientemente poderosa como para otorgarle movimiento a la nueva aeronave que estaba creando.

El zorro se dispuso a trabajar nuevamente, abrió un gran estante donde se encontraba una diminuta esfera de color cian, el orbe estaba conectado a muchos diodos y cables para contener la energía que emanaba. Tails se colocó unos googles para reducir la intensidad de luz y unos largos guantes color café para atenuar el calor que escapaba de aquella fuente energética.

—Bien, seguro hoy estarás lista —dijo el muchacho, sosteniendo con firmeza un fragmento de cristal color ocre. Tails había estado combinando diferentes cristales energéticos junto a la energía cinética de Sonic para producir la mejor aleación posible, solo quedaba ese ingrediente por probar.

El zorro acercó suavemente el fragmento de cristal, y cual sifón, este se incorporó enseguida. Un gran brillo cegador iluminó cada rincón del taller como si la luz inundara todo sitio posible, ni siquiera los googles especiales del joven lograron mitigar la luz como para que pudiera mantener los ojos abiertos. Un extraño sonido se presentó junto a la cegadora luz, pero tan pronto como todo empezó, la luz se extinguió.

La visión del zorro no parecía estar volviendo aun después de varios instantes. Tails trató de quitarse los googles de los ojos, pero no los tenía puestos, sus parpados estaban desnudos y abiertos, más una gran obscuridad reinaba en su mirada.

El joven se encontró envuelto en tal penumbra que no quería mover sus piernas para avanzar, el pánico comenzaba a apoderarse de él, tanto como para que respiración se agitara sin precedente.

— ¿Pero...?, ¿Qué...? — Los ojos de zorro se abrieron como platos, escuchó una voz cuando habló, más no era la suya, era distinta.

­­— ¿Qué fue...? —Tails cubrió su boca nuevamente. La voz del zorro se oía diferente. No era lo que usualmente escuchaba cuando sus labios se movían, pero que de alguna forma estaba seguro era suya.

El joven zorro trató de avanzar, dar algunos pasos al frente para buscar algo conocido en su taller, pero cayó irremediablemente. Su cuerpo se sentía pesado y torpe, más todo pasó a segundo plano en cuanto el muchacho trató de levantarse. El suelo en el que se encontraba no se sentía como el del taller, era terroso, estaba en la intemperie por alguna razón.

Tails estaba muy asustado, no entendía que estaba sucediendo, su voz, su cuerpo pesado, el suelo, nada tenía sentido. El zorro se incorporó como pudo, le estaba tomando dificultad el simple hecho de erguirse y mover sus piernas.

Los ojos del muchacho eventualmente comenzaron a dejarle distinguir cosas, su mirada aún no estaba reestablecida, pero tal parecía que no tenía daño en sus ojos, sino que se hallaba envuelto en una total obscuridad. Tails miró al cielo, buscando poder encontrar una estrella, o la luna, pero nada se divisaba.

Tails trató de avanzar dando torpes pasos, trataba de llegar a una silueta que logró distinguir a lo lejos, aun siendo un zorro le costaba el poder visualizar algo en esa penumbra. Su torpe caminata solo era frenada por algunas rocas que se encontraban en su camino.

"¿Dónde estoy?", pensaba incesante el zorro hasta que una tenue luz a la distancia captó su interés, era un punto tenue, pero lo suficientemente brillante como para que el muchacho distinguiera que se trataba de una flama, tal vez una antorcha o una acampada.

Tails comenzó a perseguir aquella luz cuyo leve brillo le permitió dirigirse a algún lado, más el terreno no estaba ayudando, había demasiados escombros en el suelo, desde guijarros hasta grandes placas metálicas, como si algo hubiera explotado o estuviera desmantelado.

Los minutos de caminata parecían eternos en aquella obscuridad, el terreno continuaba siendo terroso, pero ya no había escombros en el suelo después de un rato. No obstante, mientras más trataba de acercarse Tais a la luz más parecía alejarse de su objetivo, cosa que perdía total sentido para el muchacho que se encontraba frustrado por no saber dónde estaba, o lo que sucedía a su alrededor ni de poder caminar correctamente, y en su desesperación, el joven gritó a todo pulmón.

— ¿¡Quieres quedarte quieta!? —le gritó a la llama que estaba persiguiendo.

Antes de darse cuenta, aquella luz se estaba acercando a una gran velocidad hasta apagarse algunos metros delante de él, un ligero susto obligó a Tails a dar un paso preventivo hacia atrás, pero nada sucedió al instante, más tras unos segundos, entre la obscuridad, pudo sentir como una gentil caricia tocó su frente, pero que lanzó su cabeza al suelo con una brutalidad extrema.

—Pelotón y escuadra —aseveró una onírica voz en la obscuridad.

— ¿Qué? —respondió confuso el zorro con su rostro en la tierra.

Un gran silencio permaneció mientras la respiración agitada del zorro aumentaba su presteza, más un leve peso que subió a su espalda obligó a su pecho a presionarse contra el suelo, socavando su respiración.

—¡Pelotón y escuadra! — repitió una vez más la voz con tintes de violencia.

El confuso zorro no sabía que responder, o siquiera a quien le estaría respondiendo. No podía ver u oír nada que no fuera una suave respiración sobre él. Los segundos transcurrían y mientras más se tardaba el zorro en responder, la presión sobre su cabeza incrementaba, lastimando un punto de su frente que no comprendía porque le dolía.

—N-no sé qué me estás diciendo, estoy extraviado —respondió el zorro con dificultad.

Aquel peso sobre su espalda no cesaba, al igual que el agarre a su cabeza, el dolor comenzaba a ser punzante y agudo en la zona de su frente, provocando unos cuantos quejidos por parte del zorro.

—Solo lo preguntare una vez más —exclamó la suave voz con enojo —Si no respondes correctamente... ¡te carbonizare!

Justo al momento en que la voz terminó su oración una gran luz rojiza se encendió sobre Tails, dejándole ver a su alrededor por primera vez, estaba al despoblado, una gran llanura de terracería que no reconocía.

—T-te digo que no sé qué dices... estaba en mi taller y luego ya no... —exclamó como pudo el muchacho, pero antes que el zorro pudiera continuar lo que tenía que decir, aquel peso se esfumó rápidamente colocándose a su lado. La luz que iluminaba sobre el joven cambió su posición.

—No es cierto... —musitó aquella flama que de poco en poco fue incrementándose hasta poder iluminar a quien se adueñaba de aquella voz.

Los ojos del zorro se adaptaron rápidamente a la luz para observar a quien le hablaba, era una felina vestida con ropa lavanda, era Blaze la que estaba hablando. Entonces todo cobró significado para Tails, la razón por la que no se encontraba en su taller, o siquiera en un lugar que reconociera en esa desolada llanura, estaba en la dimensión Sol.

Una Flama de EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora