Una Flama de Esperanza

Capítulo 8: Líneas cruzadas.

La instalación, después de algunas horas, volvió a una extraña calma, los heridos estaban reposando y los activos hacían el doble de su trabajo para mantener todo en línea mientras sus compañeros se recuperaban.

Un sonido atronador se presentó en la instalación, el retumbar de la puerta donde había habido la batalla se hizo presente, los mobian quedaron expectantes, esperando a lo que ocurriría. La puerta se abrió y todos, tomando lo que tuvieran cerca, se alarmaron. 3 siluetas entraron, más no eran enemigos, sino aliados.

Amy, Knuckles y Vector entraron al complejo. Por un momento todos en la instalación miraron a aquellos que se adentraron y sonrieron, el ánimo de todos se tornó 180 grados por tener cerca a los héroes, aquellos que habían salvado tantas veces al mundo.

El equidna rojo caminó recto apartando con respeto a los reclutas que le impedían el paso, su labor ahí era de suma importancia. Se había corrido la voz del ataque de la cede principal por los radios, los héroes llegaron tan rápido como pudieron para ayudar a la instalación que más les necesitaba, para reafirmar sus defensas.

Vector comenzó a hablar con varios de los mobian que estaban rondando, les daba órdenes e instrucciones con algunos vocablos divertidos. Amy por su parte se veía ansiosa, buscaba por todos lados tratando de encontrar algo o a alguien. La conmoción que causaron esos tres fue tanta que eventualmente el sonido de las voces aumentó, la algarabía de las pisadas subió su tono y despertaron a Blaze, quien, no recuperada del todo, se encontraba en suficiente condición como para levantarse de su camilla y acercarse a mirar que sucedía.

Un brillo apareció en la mirada de Amy apenas logró divisar a la felina, había encontrado a quien buscaba. La eriza rosada aceleró para encontrarse con Blaze en la parte superior de un piso, justo donde estaban algunos biombos que cubrían las camillas.

— ¡Blaze! —alegró la erizo con un tono de júbilo en la voz.

Amy se notaba contenta de ver a su amiga, aunque conforme se acercaba se percató de lo maltrecha que se encontraba la gata. Su ánimo disminuyó un poco, pero trató de mantenerse arriba para alegrar a su amiga.

Blaze dejó salir una tenue sonrisa cuando Amy se acercó lo suficiente, su rostro cansado se iluminó por el hecho de sonreír.

La erizo abrazó con fuerza a la gata, un leve quejido salió del pecho de Blaze que solo sirvió para atenuar un poco la fuerza de Amy que no aflojó ni un segundo su agarre.

—Me alegra mucho que estés bien — exclamó la joven rosa sin soltar a su amiga.

—Gracias Amy, es un placer verte —dijo en tono solemne la gata, la mirada de gusto de la erizo lentamente estaba cambiando a una de angustia y confusión, un rostro que lejos de mostrar alegría, mostraba zozobra.

— ¿Está todo bien? —musitó Amy con preocupación.

Blaze bajó su mirada un instante, buscaba las palabras para describir lo que había ocurrido, no sabía cómo dar la noticia de Tails, por más simple que fuera, era algo difícil de decir por el peso del evento y aun peor por lo que había sucedido momentos antes.

—Es Tails... —susurró Blaze con un débil tono de voz.

Amy al escuchar el nombre de su amigo bajó también su mirada, el escuchar el nombre del zorro mecánicamente le recordaba al del erizo, no era algo fácil de hablar para ella.

—También pienso en ellos de vez en cuando, sé que después de lo de Sonic, él se volvió muy cercano a ti, debe dolerte... —las palabras de Amy fueron interrumpidas por una palma en el hombro izquierdo.

—Tails... volvió... —dijo con un hilo de voz la gata.

La mirada de Amy se congeló, tanto la respiración como movimientos de la erizo se detuvieron abruptamente. Una lagrima se escapó de los ojos de Amy, casi al instante en que escuchó la noticia, una leve sonrisa trataba de abrirse paso por la expresión de sorpresa, más el shock solo le permitió cubrir su boca con las manos, tratando de controlarse.