Capítulo 13: Mente y corazón.

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Blaze no parecía tener intensiones de soltar al zorro, quien se encontraba confundido por lo que acababa de ver. Pero antes que cualquier otra cosa sucediera, una llamada por los altavoces de la estación obligó a separarse a los jóvenes.

—Evacuación lista, iniciando protocolo de reubicación —sonó una voz por los altavoces.

—D-debemos irnos ahora —ordenó la gata, soltando con algo de vergüenza el abrazo.

Tails siguió a la felina instintivamente, no comprendía lo que había visto, había sido como un sueño, de esos que poco a poco se va desvaneciendo al despertar, pero en su mente quedo tatuada esa doncella, y en sus oídos grabado aquel sollozo.

Los jóvenes llegaron a la compuerta de extracción dejando atrás el complejo metálico, tantos preparativos y la rápida acción de todos dejaron anonadado al zorro, y al mismo tiempo asustado, "¿Cuántas veces han hecho esto?", pensó con premura.

Un gran conducto, similar al compartimiento donde se albergaron los heridos, comenzó a salir del suelo, un largo túnel con luces artificiales se presentó. No parecía tener final aparente. Todos comenzaron a avanzar, Vector y Amy estaban liderando al frente, Knuckles cuidaba la retaguardia y solo un poco más atrás se encontraban Blaze y Tails. A pesar que la gata y el zorro habían tenido un acercamiento esta se miraba triste, pesarosa.

—¿E-estas bien? —preguntó el zorro con apremio.

Blaze solo negó con la cabeza, sin despegar ni un instante la mirada de la multitud. El semblante solemne de la gata solo hacía más notorio que se encontraba desanimada.

—No soporto verlos así —murmuró la felina lavanda.

Tails comprendió de inmediato a que se refería, una princesa detesta ver a su pueblo sometido, pero ahora no era su pueblo, lo que haría mucho peor su sentir. El zorro bajó su mirada, él sabía cuan valerosa era Blaze, eso podía ser tanto su mejor virtud, como una terrible maldición. Tails notó que la felina llevaba consigo aquella esmeralda descolorida, recordándole la visión.

La caminata continúo por mucho tiempo, tal vez unas horas, pero se encontraban cerca de terminar el recorrido, la gata se miraba acongojada aun, más un cierto alivió se escapó de ella al darse cuenta del tramo del túnel en que se encontraban.

Un bullicio se comenzó a escuchar justo al frente del todo. Al principio, Blaze creyó que era una algarabía por la llegada a su destino, pero prontamente se percató que, lo que estaba escuchando, era todo lo contrario. Una gran explosión se abrió paso llenando de humo el túnel. Los mobian estaban confundidos y algunos pocos entraron en pánico, las unidades de combate no estaban curadas aun y los civiles no podrían combatir.

Knuckles corrió al frente sin pensarlo, se abrió paso por la multitud, pero como si fuera una pesadilla, algo lo lanzó de regreso a los pocos pasos de adentrarse en el humo.

Un sonido lento, y distinto de los gritos, se suscitó, un aplaudir que estaba haciendo eco en el túnel.

—Bien pensado, princesa, pero tal vez no tanto —exclamó una voz calmada y terriblemente amable.

Un semblante de ira se apropió del rosto de la felina, reconocía ese hipócrita timbre de voz. Justo a la salida del túnel, frente a una derrotada Amy y un inconsciente Vector, se alzaba una silueta particular y reconocible. Eggman Nega.

Dos robots se encontraban fuera, tras el villano. La compuerta que se supone seria la salida estaba destruida, y el maníaco estaba de pie, frente a toda la multitud, aplaudiendo lentamente.

Knuckles se levantó iracundo, se arrojó contra el infame villano, pero antes que llegara a impactar su puño, algo lo devolvió con una fuerza inimaginable, como si fuera repelido por un campo de fuerza. Tails no podía creer lo que veía, estaban tan cerca de alejarse de ese maniaco, y ahora se hallaba frente a ellos, abatiendo a sus amigos, robando toda la esperanza de los corazones de los mobian del túnel.

—Todo se terminó... — murmuró una mobian cayendo de rodillas, la silueta le pertenecía a una coneja, quien entre llantos llegó a su límite. Cream se había dado por vencida apenas miró al demente y, como si fuera un efecto dominó, otros le siguieron. De poco en poco la multitud del túnel se fue arrodillando, dejándose llevar por la desesperación, tirando al suelo sus armas.

— ¿Cómo lo supiste...? —gruño en voz baja la gata, quien trataba de contenerse tanto como podía, presionaba sus puños con tal vigor que temblaban sus manos.

Nega solo hizo un ademan, colocó la palma de su mano tras su oreja mientras ladeaba la cabeza.

—No le escuché su majestad, ¿dijo algo? —burló el hombre mientras caminaba fuera del túnel.

Tails no soportó más, mirar a Cream rendirse, los ojos furiosos de Blaze, a sus compañeros derrotados, su paciencia llegó a su final. En un arrebato de ira el zorro se lanzó al frente con un impulso de sus colas, estaba dispuesto a golpear a Nega aun de espaldas, pero cuando el puño del zorro estaba a escasos centímetros del hombre, una membrana purpura rodeó al villano por completo, evitó del daño a Nega y arrojó al fondo al zorro junto con el grandulón rojo.

Knuckles se levantó pesadamente al ver que Tails había caído un poco más atrás que él, el impacto lo había desorientado, no parecía poder levantarse.

—Calvo endiablado, voy a arrancarle ese bigote y haré que se lo trague —farfulló con enfado el equidna viendo como Nega se perdía fuera del túnel.

La situación era nefasta, todos estaban arrodillados, Amy y Vector fuera de combate, Knuckles y Tails lanzados con gran facilidad y Blaze estaba furiosa, pero aun con ello, la felina avanzó hacia Cream tendiéndole la mano.

—¡No se rindan todavía! —exclamó la gata a vozarrón —Mientras estemos vivos tenemos que luchar... tenemos que sobrevivir, tenemos que demostrar que no va a acabar con nosotros.

La coneja aceptó la mano de Blaze, pero sus ojos estaban derramando lágrimas incontrolables, los heridos y los civiles no podían más, aunque trataban de levantarse ya no tenían esperanza alguna. No deseaban ponerse en pie para luchar.

Con odio en los ojos y un dolor terrible, Blaze salió del túnel dejando un camino de pisadas en llamas. Tails, quien aún no lograba recuperarse, trataba de detener a la felina, pero su energía lo había abandonado.

—No... d-detente... —dijo con dificultad el zorro, el golpe le había dejado sin aire ni fuerza en las piernas —e-espera...

La mente de Tails era un completo caos. Blaze estaba yendo a una trampa del maniático villano por pie propio inclusive. La voluntad del zorro no podía con su cuerpo, sus músculos temblaban apenas imprimía fuerza en ellos. "Muévanse, ¡Muévanse!", pensaba incansable el muchacho que no lograba controlar su cuerpo.

Unas lágrimas se escurrieron por el rostro del zorro, igual que a los otros, la desesperación lo estaba consumiendo, pero cuando estaba a punto de ceder por completo, el grandulón rojo comenzó a hablarle.

—No llores Tails... —exclamó con dificultad Knuckles mientras se recargaba en una pared —ella nos necesita, ella te necesita... ¿¡acaso la dejarás sola de nuevo!?

El equidna melló en el corazón del muchacho, las palabras que le dijo lo pusieron a pensar. Blaze no se había dado por vencida, siguió luchando aun cuando su dimensión cayó, se encontraba fuera la instalación cuando él llego, seguramente buscándole, revisando el lugar en que aquella cicatriz de su cabeza había surgido, donde había trozos metálicos, donde él había caído.

El zorro apretó los dientes con fuerza, sus puños ardían por las quemaduras y la firmeza de su agarre. Ya no había nada en la mente del zorro que no fuera ir con Blaze. Aquel cuerpo que no dominaba, esos sentimientos que no conocía, todo se unió en un solo esfuerzo por levantarse, por llegar con la felina. Mente y corazón ahora trabajaban juntos, por primera vez desde que llegó ahí. Ya no importaba si era o no el Tails de ese tiempo o dimensión, lo único que le importaba era estar al lado de Blaze.

Una Flama de EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora