Capítulo 4: Ataque.

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Tails comenzó a buscar por todas partes a Blaze, preguntó algunas ocasiones a quien podia, pero aquellos mobians no estaban tan desocupados como para responder a algún desconocido.

—Revísalo dos veces, no puede desaparecer el sensor solo —sonó la voz de la gata subiendo algunas escaleras.

Con gran premura el zorro se aventuró al piso superior, una serie de intrincados pasillos se encontraron frente a Tails, se quedó a la deriva frente a un sinnúmero de puertas cerradas, posiblemente estaba en las habitaciones de los mobian que conformaban la instalación.

Puerta tras puerta se estaba adentrando cada vez más en los dormitorios de la instalación, varios minutos transcurrieron mientras estaba mirando nombres en las puertas. El zorro estaba a punto de dejar de lado la búsqueda cuando al fondo observó una puerta entre abierta. Tails se acercó lo suficiente como para leer que el nombre de esa puerta era el de la gata lavanda.

Tails llamó a la puerta en busca de la respuesta de Blaze, más no había tal. El zorro, impulsado por un extraño sentimiento, entró en la habitación. A diferencia de lo que creía, el cuarto tenía una suave y mullida cama. Y una puerta al fondo, únicamente eso. El zorro se adentró un poco más, podía olfatear la esencia de Blaze, cosa que extrañamente lo estaba reconfortando y desorientando al mismo tiempo.

Los segundos se tornaron en minutos, el zorro estaba absorto de la situación disfrutando de aquel aroma, hasta escuchar el sonido de una ducha. La puerta del fondo se abrió dejando salir algo de vapor que ocultó una fina, pero elegante, silueta.

Una fría mirada color dorada se clavó en el zorro que quedó petrificado al momento de caer en la cuenta de a quien estaba viendo. El corazón del zorro dio un vuelco instantáneo al percatarse que entró en la intimidad de aquella gata sin ninguna razón asequible, solo impulsado por su instinto.

Tails permaneció observando algunos segundos, la impresión, temor y un extraño sentimiento que jamás había sentido le impidieron quitar su mirada de la figura de Blaze, quien con un rasgo de vergüenza y apremio cubrió su cuerpo con una toalla que usaba para secar su pelaje.

El gesto de la gata lavanda despertó a Tails de su trance, se había quedado mirando a Blaze por tanto tiempo que su rostro se tornó de un rojo intenso, apenado por su comportamiento y extrañado por las ganas de continuar mirando.

— ¡L-lo siento! —exclamó con vergüenza y temor el zorro que se giró para alejar su mirada de Blaze.

La gata tomó sus prendas y con grácil elegancia comenzó a vestirse, aun con el zorro dentro de su habitación.

—Puedes darte vuelta —comentó Blaze mientras terminaba de abrochar su prenda superior.

Tails se giró lentamente sabiendo plenamente que lo que había hecho estaba mal, pero sin sentir remordimiento, cosa que solo confundió aún más al zorro.

—L-lo siento, solo vi abierto y entré, perdón —declaró el aterrado joven tratando de expiar su falta.

Blaze miró unos momentos al zorro que no encontraba quietud, movía su mirada de un lado a otro tratando de evadir la de la gata lavanda. Unos tortuosos momentos de silencio quebraron el ambiente, solo el sonido de la felina acicalando su pelaje estaba presente, al menos hasta que Blaze rompió con este.

—No importa Tails, yo te lastime físicamente... pensaba que eras un impostor, me equivoque. Debí saber que eras tú —comentó la gata purpura mirando los vendajes de las manos del zorro.

El corazón de Tails estaba latiendo a mil por hora, había visto a Blaze sin su atuendo, invadiendo su privacidad, y lo peor de todo, se sentía afortunado por entrar y verla. El zorro jamás había tenido esa clase de pensamientos, era como si no pudiera controlar su cuerpo, perdido en los instintos que sentía.

—P-perdón, aun así, yo solo quería hablar —se disculpó el zorro mientras aún tenía algo de cordura.

Blaze se sentó sobre su mullido colchón con una pose de princesa y un porte galante, miró un momento al zorro que estaba tratando de esconder su nerviosismo y rostro con premura.

—Debes pararte erguido, de lo contrario tu postura se arruinará —comentó la doncella lavanda.

El zorro se irguió rápidamente con nervios en su actuar. Un pesado silenció nuevamente se apoderó de la habitación helando los movimientos de Tails, pero sin razón aparente de nuevo, Blaze rompió con el silencio.

— ¿De qué tópico gustas hablar? —preguntó la calmada gata.

Tails se alegró de escuchar a la doncella, aunque el tono frio en que lo dijo lo llevó a sentirse muy preocupado por cómo se sentía Blaze. El zorro permaneció en silencio algunos instantes pensando que podría decir para no incrementar la molestia de la princesa, más esta permaneció inmutable todo el tiempo hasta que Tails logró formular que preguntar.

— ¿Hace cuánto es que... Silver...? —cuestionó con tono serio el zorro.

Blaze permaneció en silencio, bajó sus ojos y dejó escapar un suspiro pesaroso, tan pesado que inundó la habitación sin problema.

— Eso pasó hace años Tails, antes de llegar aquí... en Sol —murmuró la felina —es la segunda vez que preguntas esto, pero la primera que te respondo...

"¿Años?", pensó el zorro. Aquella declaración le dejó notar a Tails algo que no tenía sentido alguno, más cada vez parecía ser la respuesta a la interrogante que tenía, una idea que explicaba por qué su cuerpo era distinto, por qué Cream era como Vainilla, como era que no estaba en la dimensión Sol aunque Blaze estuviera ahí, el zorro no había cambiado de dimensión o al menos no una en su mismo tiempo.

Tails permaneció en silencio, tratando de calmar el dolor de sus manos con pequeños movimientos, pero los nervios y el miedo estaban comenzando a ganarle.

La gata dejó salir otro suspiró, no paraba de ver los vendajes del zorro, atacar a un compañero le había mermado su orgullo, aunque lo que más le dolía, era haber estado a punto de acabar ella con su desaparecido amigo.

—Lamento haberte atacado, pero... hace dos semanas no volviste. Pensé que eras un impostor, pensé que eras como... —Blaze se veía incomoda contando todo eso al zorro, pero a su misma vez aliviada de alguna manera. Tails trataba de entender todo, su "yo" de ese tiempo estaba desaparecido, pero nadie aparte de él parecía conjeturar o sospechar que él no fuera el Tails que conocían.

— Yo... no recuerdo casi nada, no estoy seguro por qué y... —antes que el zorro pudiera continuar su fachada, un agitado mobian irrumpió en la habitación, tenía rostro de preocupación y miedo.

— ¡Tenemos problemas! —Gritó con premura el mobian —El radar detectó movimiento sónico, ¡hay un ataque en camino!

Blaze no tardó en salir de la habitación con apremio, aquel mobian la siguió dejando a Tails solo y confuso por lo que sucedía.

El zorro salió y se sorprendió al ver que todos estaban movilizándose con mayor preocupación e histeria que antes cuando había llegado. La situación parecía demasiado complicada.

—¡Todos los inactivos deben ir al refugio, los artilleros preséntense en el piso superior, los combatientes síganme! —ordenó con fuerza aquella gata lavanda que estaba movilizando las tropas.

El zorro vislumbraba como a su alrededor todos se separaban en por lo menos dos grupos, sin embargo, divisó a lo lejos a Cream que, junto a otros dos vestidos como ella, se unían a los combatientes. Una preocupación inefable se arraigó en el zorro al mirar eso, obligándolo a tratar de detenerla.

El regimiento se perfiló para entrar a una sala cuya entrada era una estrecha puerta, Tails trató de acercarse a Cream, pero la multitud que entraba la había ocultado lo suficiente como para que el zorro entrara sin darse cuenta a esa sala.

La obscuridad que había era similar a la que existía en el exterior, pero seguían bajo un techo. Inesperadamente la voz de Blaze se escuchó dejando salir un bramido de batalla.

— ¡En guardia! —resonó su voz, vibrante por el eco de las paredes.

Un ensordecedor sonido surgió entre las atonas voces de los mobian que rodeaban al zorro, y de un momento a otro, todos avanzaron unos pasos encendiendo una gigantesca cantidad de antorchas. La luz centelleante reveló que una gran compuerta se había abierto. Tres impostores fueron iluminados, Silver, Sonic y Shadow estaban de pie a espera de los movimientos de la resistencia.

Una Flama de EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora