Capítulo 12: Escape.

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Tails se alejó como pudo de aquella nave que, inmutable, permaneció en su misma posición, aunque el zorro hubiese escapado. La obscuridad se cernió de nuevo sobre Tails, cosa que le complicó el mero hecho de orientarse. Aquella espesa oscuridad era desconcertante, ni siquiera podía afirmar que estaba al derecho o al revés.

Los segundos parecían tardar horas en aquella atmósfera miasmática, hasta que a lo lejos algo se abrió paso. Una diminuta luz se elevó por el cielo, seguida de otra y de otra. Eran bengalas que estaban guiando al zorro por dónde ir. Tails se apuró a la dirección de aquellas luces, no podía perder su brillo y arriesgarse a deambular sin rumbo de nuevo.

El zorro no se había puesto a pensar antes, pero aquello que pisaban sus pies no era sino solo rocas y tierra, ningún atisbo de maleza o pasto se sentía en su caminata, la falta de luz solar debió haber acabado con la mayoría de la vegetación, no solo del área en el que se encontraba, posiblemente del mundo entero.

—Loco degenerado... —dijo para sí mismo el agitado zorro mientras perseguía aquellas luces.

Pasados algunos momentos, Tails dejó de ver las bengalas, había llegado al final de ellas, sin embargo, no podía reconocer nada por la obscuridad, solo dio algunos tumbos tratando de tocar lo que fuera para guiarse.

De nueva cuenta un sonido retumbó entre la aterradora obscuridad, un haz de luz blanca iluminó todo, cegando unos segundos al zorro. Tails se acercó para entrar de nuevo a la instalación, y apenas cruzó el umbral, una acometida se resintió en su pecho.

— ¡Eres un idiota! —Gritó con poca compostura una cálida voz — ¿Por qué siempre te estas lanzando contra el peligro?, eso no te hace como Sonic o Silver, ni siquiera como Shadow, ¡solo me dejaras sola de nuevo...! ¡¿Qué hubieras hecho si el radar no te hubiera detectado!?, ¿Qué hubiera hecho yo si el radar no te hubiera detectado...?

Al principio, Tails creyó que Amy había sido quien acometió contra él, aprisionándolo en un abrazo. Sin embargo, el dulce aroma que detectó no le pertenecía, se percató que no era así. Un pelaje de soberbio color violeta se presentó frente al zorro, junto con unos ojos color oro que dejaron caer una lágrima de molestia y alivio.

— ¿B-Blaze? —titubeó el zorro mientras miraba a la gata. Tails quedó petrificado, su corazón prácticamente salía de su pecho, sentía el fuerte agarre de la gata y un mar de sensaciones desbordaron al zorro quien, con poca fuerza de voluntad sobre sus acciones, hundió su rostro en el cuello de Blaze.

El pelaje de la gata se erizó al sentir la respiración del zorro en su cuello, instantáneamente todo lo que estaba en su mente quedó nublado y un intenso color carmesí usurpó el rostro y mejillas de Blaze.

Los rostros de todos, los que alcanzaron a ver el evento, fueron de sorpresa, inclusive Amy, quien sabia de ello, incluida. Las colas del zorro y la gata se movían tenuemente, como si una suave brisa les diera movimiento.

Sin previo aviso, Blaze alejó al zorro. La respiración de la gata se controló y, buscando la forma de calmar su vergüenza, volteó su mirada a otra parte.

—M-me alegro q-que estés b-bien — exclamó la gata lavanda, tratando de sonar solemne y menos emocional que como se encontraba —s-si no dejas de insubordinarte, d-dejaré de confiar en t-ti...

Amy trataba de aguantar su emoción, tanto su risa como sus movimientos de exaltación se desenfrenaron lanzándose a abrazar a Blaze.

— ¿No que no podías cruzar líneas? —murmuró la erizo sin soltar a la gata.

Mientras las chicas hablaban, el zorro se calmaba a sí mismo, estaba intentando de apaciguar sus palpitaciones, más el repentino recuerdo de lo que había vivido hacia unos momentos en aquella nave le regresaron los pies a la tierra.

Una Flama de EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora