Capítulo 3: Cambios.

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Blaze se alejó unos pasos del zorro que de poco en poco controlaba sus espasmos de dolor.

—L-lo siento en verdad... —exclamó la gata lavanda alejando su mirada —Creía que habías... no confiaba... en que fueras tú.

La gata purpura apagó completamente toda luz de su fuego, de nuevo la obscuridad regresó a reinar. Tails dando tumbos trató de encontrar a Blaze entre la penumbra, pero ella se alejaba cada que el zorro se acercaba lo suficiente.

—Blaze, no puedo ver, ¿Dónde estás? —preguntó varias veces el joven zorro con algunos gestos de dolor.

Unos instantes transcurrieron hasta que sintió una mano que lo jaló del brazo llevándolo a algún lugar. Tails no recibía respuesta alguna a sus preguntas mientras era encaminado entre la oscuridad, más podía sentir un leve temblor en la mano de la gata.

Tras unos cuantos minutos de caminata a oscuras aquella mano lo soltó. El zorro confuso trataba de divisar, aunque fuera lo mínimo posible, pero nada se podía observar.

Un sonido atronador inundo el ambiente junto a un gran haz de luz blanca que se ensanchó lo suficiente para asemejarse a una puerta. La silueta de Blaze se dibujó como una sombra proyectada por la luz a sus espaldas y sin dilación alguna entró al haz. Tails siguió a la gata, sus ojos, acostumbrados a la obscuridad, estaban cegados por la incontable cantidad de Luz.

— ¿Dónde... estoy? — susurró el zorro a medida que su mirada se aclimataba al caudal tan exagerado de luminiscencia.

Tras algunos segundos de espera, ante él zorro, apareció una instalación enorme llena de luces artificiales, una gran cantidad de mobian estaban desplazándose de lado a lado, algunos con papeles y algunos otros con una carga alarmante, con armas.

El impactado zorro se adentró en esas instalaciones lentamente, su aparición no resulto relevante para nadie pues se veían ocupados en lo que hacían. La puerta por la que entró la gata y el zorro se cerró con fuerza tras Tails, pasó de total obscuridad a un entorno enceguecedor.

— ¡Novato, deja de estar ahí parado y ve a la enfermería! —bramó una voz que a empujones lo llevó a un cuarto con biombos de tela azul.

Una coneja con un cubre-bocas sentó al zorro en un banco metálico, no lo miró directamente ni una sola vez mientras retiraba los guantes quemados y trataba las quemaduras de sus palmas. Tails estaba muy confundido por donde estaba y que sucedía, pero algo en el rostro de la coneja le llamaba la atención, era muy familiar, reconfortantemente conocido.

— ¿Quién eres? —preguntó con voz baja el zorro, pero no obtuvo ninguna respuesta, ni la mirada de la coneja ni su voz se presentaron.

La enfermera terminó su curación de forma rápida y eficaz. No se despidió ni dijo nada al terminar, solo se fue a un mueble que tenía algunos suministros médicos. Tails no comprendía su actitud, pero era similar a la de los otros en esa instalación, presurosos y asustados.

—Gracias, musitó el zorro que se levantó con torpeza. Tails trató de dar un paso al lado, pero su pierna se movió apenas unos centímetros tirando el banco metálico donde se había sentado y a él en acto seguido, el gran estruendo llamó la atención de todos alrededor, incluida la enfermera.

El rostro de la coneja se palideció cuando observó con más cautela al zorro, miró las colas de Tails quedando anonadada, bajó su cubre-bocas y con paso temeroso ayudó al zorro a ponerse en pie.

—Eres tu... —susurró la coneja abrazando fuertemente al joven.

Tails reconocía el olor del pelaje de la coneja, por primera vez desde que apareció en la obscuridad algo estaba teniendo sentido para él, había encontrado a alguien conocido.

— ¡Vainilla! —exclamó con alivió el zorro mientras abrazaba a la coneja — ¿Qué haces aquí?, ¿Qué está pasando aquí?

La angustiada cara de la coneja prontamente cambió a un semblante triste, pero compasivo, dejó salir una tierna sonrisa y tomó de los hombros al zorro.

— ¿De verdad me parezco a ella? —cuestionó la dulce voz de la coneja cuyo timbre era distinto al de Vainilla.

Tails no entendió al inicio, veía a Vainilla frente a él, era la viva imagen de la madre de Cream. Pero cuando recordó aquel nombre, algo alarmante llegó a su mente, no estaba frente a Vainilla.

Cuando el zorro se percató a quien veía entró en pánico, no encontraba como explicar que Cream estuviera frente a él, tan crecida, se veía como su madre, pero como si de un rayo se tratase, recordó a Blaze, que, si bien no había cambiado mucho, se notaba más madura. De nueva cuenta Tails intentó correr, pero sus piernas no respondían como él quería llevándolo directo al suelo. El zorro no sabía explicarse nada de lo que sucedía o porqué se veían tan grandes ellas.

Cream le tendió la mano al zorro que estaba en el suelo. Tails tardó unos instantes en recomponerse, su mente estaba confusa, más estaba dispuesto a entender que pasaba.

Tails miró a Cream, no terminaba de creer que esa chica era su pequeña amiga, pero lo que comenzó como un reconfortante reencuentro, pronto se torció. Cream dejó salir algunas lágrimas cuando miraba a los ojos al zorro.

— ¿Q-qué sucede Cream? —cuestionó Tails ante el sollozo tenue de la coneja.

Cream guardó silencio algunos segundos, unas lágrimas recorrieron sus mejillas, pero la coneja inhalo un momento para serenarse, limpió sus lágrimas y respondió a la pregunta.

—Hace dos semanas... fuiste a reconocer el terreno cerca de la nave de aquel demente, pero no volviste, solo encontramos tu avión destrozado — expresó la coneja conteniendo el llanto en su voz —te buscamos, pero Blaze continuó yendo aun cuando los demás nos rendimos...

—Yo... no recuerdo nada Cream —dijo el zorro intentando hacer creer a la coneja que tenía amnesia, esa sería su mejor carta para saber que sucedía, no podía dejar que supieran que pasaba aún o podría llamar demasiado la atención.

Cream miró a Tails y bajando un poco la cabeza le relató un poco del contexto en el que estaban, como de la nada alguien parecido a Eggman llegó para acabar con lo que tuviera en su paso. Todo se tornó lúgubre cuando escuchó el porqué de la obscuridad del exterior, era culpa de un miasma negro que surgió de la nada, cubriendo el cielo de poco en poco hasta que no quedo ningún punto de luz en ninguna parte.

Para cuando Cream terminó de contar lo que conocía, un sonido familiar se escuchó en la instalación, la compuerta por la que llegó el zorro se abrió de nuevo, dejando entrar a una multitud de mobian heridos. Cream presurosa se levantó para ayudar a los demás, no sin antes despedirse forzadamente del zorro.

Tails se levantó del banco, pero no sabía a donde ir. Toda la instalación era desconocida para él. No encontraba un sitio que estuviera tranquilo. Cream no mencionó en ningún momento a Sonic o allegados, solo se limitó a dar una explicación para que el zorro se hallara, pero antes de poder continuar pensando, logró ver su reflejó en el cristal de una cabina donde Cream almacenaba las medicinas.

Lentamente el zorro se aproximó, su cuerpo no era exactamente el suyo, era distinto. Se notaba madurez en su complexión, más ancho y alto, incluso algunos centímetros más arriba que la altura del erizo que estaba en sus recuerdos. Algunos cinturones y bermudas que no notó estaban en él, y aunque no sabía de donde había salido todo eso, no se sentía incómodo con ello. Sus googles estaban rotos en su frente y una herida se ocultaba tras el cristal cuarteado. Tails se quedó unos momentos dándose cuenta que la dificultad de moverse era debida a que no conocía ese cuerpo, no podía caminar igual que antes, sus movimientos tenían más fuerza y alcance que antes.

Unas masivas nauseas debilitaron al zorro, se dispuso a acercarse a un rincón para digerir todo lo que estaba sucediendo, necesitaba un instante, estaba abrumado y desorientado, pero antes que Tails se sentará, escuchó la voz de Blaze a lo lejos.

Como si del ultimo atisbo de cordura se tratase, Tails se precipitó a encontrar a la gata lavanda, no conocía a nadie más y Cream estaría ocupada con los heridos como para distraerla, tenía la necesidad de entablar conversación con alguien a quien conociera aunque fuese lo más mínimo.

Una Flama de EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora