Capítulo 7: Confundido.

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El zorro sostuvo a Blaze hasta llegar a la puerta, por la que habían ingresado y escapado después, una gran multitud esperaba expectante. Varios mobian, junto con Cream, se apresuraron a tomar a la gata. El molido zorro se mantuvo en pie lo suficiente para llegar al mismo banco en el cual se había sentado al llegar a la instalación.

Las atenciones médicas se centraron ampliamente en Blaze, Tails quedó relegado por un momento mientras ponían a salvo a la felina. El zorro se mantuvo a una distancia prudente para no estorbar, pero lo suficientemente cerca como para poder tener contacto visual.

Eventualmente la algarabía se tranquilizó, los cuidados intensivos a Blaze cesaron para dejarla reposando sobre su camilla. Tanto Cream como los otros encargados de los cuidados se repartieron a atender a los demás. El zorro, con algo de dolor en el cuerpo, se levantó de su banco para ir hacia donde estaba la gata, solo unos pasos bastaron para llegar con ella.

Tails observó a Blaze un instante, se encontraba exhausta por la pelea. El zorro suspiró aliviado mirando que la gata se hallaba bien, pero al mismo tiempo había otro sentimiento que se escondía tras todo ello. Tails no podía quitar su mirada de Blaze, no se había dado cuenta antes por el fragor de la pelea, pero algunas partes del ropaje de la princesa estaban desgarradas dejando expuesto su pelaje purpura y blanco.

El zorro no pudo evitar recordar el incidente en los aposentos de la gata lavanda, la figura tan delicada y perfecta que miró sin consentimiento alguno. Una extraña sensación en la nuca de Tails le erizó el pelaje, como si un balde de agua fría lo recorriera, un intenso calor en sus orejas se hizo presente y el rápido palpitar de su corazón le cortaba la respiración. Se había quedado atónito frente a la felina.

La lenta respiración de la gata producía una pequeña abertura en sus labios, un terso movimiento que hipnotizó a Tails, su rostro tranquilo y solemne adornado por algunas motas de hollín se le hacía tierno, bello.

El zorro espabiló un segundo, golpeó sus mejillas con sus manos respirando rápidamente. "¿Qué demonios estoy pensando?, ella está herida", pensó con apuro. Tails no lograba comprender que le sucedía, primero no apartó su mirada en la habitación de Blaze, ahora se le había quedado viendo mientras pensaba cosas extrañas, mientras observaba cada parte desecha de su traje para mirar. Un inconfundible y notorio rubor se apoderó del rostro del muchacho quien batallaba consigo mismo por evitar regresar su mirada hacia la gata.

Tails lentamente giró un poco para observar un instante a Blaze, "solo... un segundo más", pensó el zorro. De nueva cuenta las pupilas del amarillo joven recorrieron a la gata lavanda sin comprender el gusto que le daba el mirarla. Su estómago se sentía extraño, su corazón se estremecía, y antes de darse cuenta solo estaba ensimismado con los delicados labios de Blaze, absorto en la dulce esencia que podía olfatear de ella.

Sin control alguno sobre su cuerpo y pensamientos, el joven zorro se acercó lentamente, su continua respiración se cortó por unos segundos. Un intenso instinto invadió a Tails quien se aproximó a Blaze con suavidad, buscando aquel objetivo que su mirada no podía abandonar. La distancia se acortaba sutilmente, los ojos del zorro se cerraron solo siendo guiado por la suave brisa de la respiración de Blaze, su corazón iba a mil por hora, sus piernas apenas lo sostenían, su mente era un caos de contradicciones, no importaba nada más que besar a esa bella joven, hasta que un sonido lo regresó de su transe.

— ¿T-Tails? —preguntó una voz que despertó todos los sentidos del zorro.

Un terrible estremecimiento y miedo recorrió cada centímetro del cuerpo del muchacho encrespando todas y cada una de las hebras de su pelaje.

Los ojos de Blaze estaban entreabiertos, pero antes que Tails pudiera decir algo, una tenue exhalación escapó de la gata cerrando sus ojos una vez más.

Las piernas del zorro no soportaron otro instante y, desplomándose como el metal, cayó al suelo con el rostro tan enrojecido como si tuviera temperatura.

— ¿Qué estoy haciendo?, ¿Qué sucede conmigo, por que hago esto? —se dijo a sí mismo el muchacho que yacía en el suelo. "Si tan solo él estuviera aquí", pensó una vez más.

Tails se levantó repentinamente, una epifanía había llegado a él, "Tal vez Sonic sepa que sucede".

El zorro corrió a buscar a Cream, ella debía saber dónde se encontraba su amigo, era la única que podía ayudar a Tails en ese momento. Un agitado zorro comenzó a buscar por la instalación, pasó por varias salas que contenían heridos, muchos de ellos con heridas superficiales, más algunos de ellos tenían heridas de gravedad, heridas que Tails no estaba seguro que pudieran tratar con los materiales que se tenían a la mano.

El muchacho tardó un buen rato en búsqueda de Cream, mirando cosas que le daban a entender que tan precaria era la situación, no tenían casi comida, los vegetales necesitaban sol para crecer y eso era lo que más añoraban, tampoco había niños en la instalación o ancianos, los peores pensamientos cruzaron la cabeza de Tails, pero algo era seguro en todo ello, se los había arrebatado un lunático.

La preocupación y miedo del joven creían exponencialmente a cada minuto que pasaba pensando en la situación del exterior, pero si lograba saber dónde se encontraba Sonic mejoraría todo, él lograría derrotar al villano como lo había hecho siempre, él volvería a salvar el día.

Eventualmente el zorro encontró a Cream, se encontraba sanando a un soldado que tenía algunos vendajes en la cabeza.

—No deberías de sostener nada con esa mano, estarás bien en uno o dos días —exclamó la coneja.

— ¡Cream! —clamó el zorro acercándose.

— ¿Tails?, ¿todo está bien? —cuestionó con tono de preocupación la coneja por la interrupción tan fortuita.

—Cream, necesito saber dónde se encuentra Sonic, ¿sabes dónde está? —animó el zorro con esperanza en los ojos.

La coneja bajó su mirada, no respondió nada al principio, no encontraba palabras para responder. Cream no esperaba responder a eso una vez más, pero después de tomar aliento y con algo de pena en su tez, miró a su amigo a los ojos, tomando su mano izquierda.

—No... no lo recuerdas ¿cierto? —dijo en voz baja Cream.

Al escuchar aquello, una cantidad innumerable de alarmas se activaron dentro de Tails, un miedo intenso se apoderó del zorro, presentía lo peor, temía lo peor, su respiración se detuvo y una humedad se originó en sus ojos.

—Él... él se enfrentó a... —dijo la coneja con la voz quebrada y un semblante de angustia —Cuando ese sujeto llegó, sabíamos que habría bajas, pero... jamás esperamos que él...

La coneja derramó algunas lágrimas cubriendo su boca, su llanto ahogado era contenido solamente por la necesidad de mantener la calma por los pacientes que estaba atendiendo.

El semblante de Tails se desencajó, un caótico remolino de sensaciones y tristeza se apoderaron del zorro que no lograba encontrar cómo reaccionar, en el fondo presentía algo así, nadie nombró al erizo antes, tampoco se veían extrañados por su impostor, pero aun así no quería creer lo que estaba escuchando, "no puede ser cierto, no puede estar pasando de verdad", pensó en el momento.

Cream estaba reteniendo su llanto tanto como podía, tenía que tratar a varios mobian aun y, aunque le doliera en el alma, su responsabilidad en ese instante era ayudar a los que no podían moverse. Cream se volteó sin mirar a Tails y caminó hacia los enfermos para atenderlos, tratando de dejar ver una sonrisa cálida para reconfortar a sus pacientes.

Tails se alejó de ahí, no podía quitar su rostro de angustia y solo le causaría problemas a su amiga, pero no podía alejar ese dolor, esa angustia, ese pesar.

Una Flama de EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora