El fantasma de la noche

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"...Se dice que cuando el reloj marca las 8 de la noche y las luces de los faros iluminan las calles de la ciudad desierta se puede percibir un ruido en las profundidades de un cementerio, las personas que lo oyen no pueden evitar guiar su mirada a las entradas de las catapultas y si uno de los pobres se atreve a entrar para saber su origen ten por seguro que le espera una muerte lenta y dolorosa. Si alguna vez llega a escuchar el ruido de un resorte y agua cayendo en una estanquera, corra con todas las fuerzas que tenga. El hombre te estará persiguiendo para volver a la vida a su mujer, que desdicha su suerte murió en el mismo lugar que fue sepultada..."

—P...perturbador...—Dijeron al unísono apagando la cámara de su celular. Ya llevaban 5 paradas desde que salieron del barrio bajo y la vecindad ya empezaban a cerrar sus puertas. El bus estaba casi vacío.

—Espero que lleguemos pronto...caminar en la oscuridad de la noche es tan peligroso, se me pone la piel de gallina... —en la micro se podían contar unas 3 personas más aparte de ellas. Una mujer que termina su turno de enfermería, una anciana volviendo a casa luego de salir del hospital y un hombre de traje muy fino y con una maleta a su lado que terminaba su entrevista de trabajo. Todos esperaban en llegar pronto a sus casas

— ¿Tu hermano nos va a esperar en la parada, miel?

—Espero que sí, voy a recibir un buen reto por irnos tan tarde 

—Mi mamá me va matar, lo bueno que no ha llamado hasta ahora, debe pensar que estoy en tu casa pero si llama a tu mamá, ahí si me va matar

—Esperemos que no —dijo y miel miro por la ventana, las casas pasaban a su lado rápidamente y los farolillos ya empezaba a molestar su vista, espero un momento hasta que el bus se detuvo solo así pudo acordarse de que cerca del camino de su casa había un cementerio

—Oh no...

— ¿Qué pasa?

El bus se detuvo en la penúltima parada de su recorrido y ambas jovencitas fueron las ultimas en bajar, el único ruido que se escuchaban eran los pasos de las pocas personas que andaban en la calle y el sonido del viento correr.

Miel miro a ambos lados y reconoció al chico que usaba sudadera y se apoyaba en el letrero del autobús. Ambas se sintieron aliviadas al verlo

— ¡Kanel! —y con ese mismo alivio se lanzaron hacia él.

— ¡Kanel! —y con ese mismo alivio se lanzaron hacia él

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Flip Flop: consejos de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora