Un hombre solitario

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Los días posteriores a estos fueron tan monótonos como el clima de la temporada,se pronosticaba para ese fin de semana tormentas alrededor de toda la  ciudad que impediría el normal tránsito de las personas

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Los días posteriores a estos fueron tan monótonos como el clima de la temporada,se pronosticaba para ese fin de semana tormentas alrededor de toda la ciudad que impediría el normal tránsito de las personas. Sasha había faltado ese día y Miel permaneció todo el día sin más que hacer, las clases se habían suspendido por las largas lluvias que se habían presentado en la tarde

—Aah~ la profe seguramente se quedó estancada en el transito —afirmo miel mirando hacia la ventana —, espero que este bien

— ¡Genial! No tendremos clases —dijo el chico bromista delante de su puesto, ambos habían empezado una partida de cartas cuando anunciaron clase libre y entre ello se había unido el amigo del chico bromista la inteligente de atrás y el chico gamer de la otra esquina. Miel ya iba a ganar su segunda partida — ¡Bang! Cambio de color y más cuatro

—Más cuatro y reversa —decidió la chica inteligente entregando la mitad de cartas que le quedaban

— ¡Ah! ¡Eso está prohibido no te sabes las reglas!

—Ven y dímelo a la cara, patata —contrataco la chica inteligente con toda la confianza del mundo

— ¿Pueden seguir jugando? —pregunto el chico gamer cansado de esperar su turno. Miel se los quedo mirando mientras planeaba su próxima jugada, pero parte de si misma estaba en otra parte, cerca del hombre que se encontró en el cementerio ayer en la noche, estaba segura que ambas leyendas se relacionaban a ese hombre ¿y si son ciertas? Es horrible pensar el tipo de suerte que tuvo que enfrentar aquel hombre solitario ¿será que sigue en ese cementerio con esa lluvia? ¿y si se enferma?

Miel no paraba de pensar en el

—Ey Mielecita, ¿vas a tirar? —pregunto el chico con sus cartas en su mano, Miel tiro todas sus cartas dando final al juego

—Uno y gane

—¡¡Eh pero bueno!!

Luego de media hora más tarde el subdirector vino para anunciar la suspensión de clases. Miel se arregló para irse a casa y miro la lluvia cayendo a torrencial

—Ay que bueno que traje el paraguas de Kei...

La lluvia cayó encima de ella como si un balde de agua hubiera caído accidentalmente amortiguando la caída con sus súper paraguas de calaveras blancas, avanzo por la mojada calle de la villa escuchando el ruido de los autos pasar y desviando el agua hacia las orillas, se detuvo en el portón del cementerio frente a un gran charco de agua que ocultaba el camino. Miel soltó un suspiro ¿ahora como avanzaba?

Desvió su vista hacia la entrada de las lapidas, y recordó entonces al hombre que visitaba la tumba, no era posible que viniera con toda la inundación, se podría resfriar. En la duda atada a la cabeza cambio de dirección y se internó al recinto, por parte, con la leve esperanza de buscar otra alternativa para llegar a su casa, el lugar estaba vacío por donde se miraba y el olor a tierra mojada entraba a sus fosas nasales con una extrema delicia, los pájaros cantaban por las ramas a pesar de las lluvias y los vientos, Miel se detuvo frente a una lápida blanca que sobresalía del resto por su cuidado y flores únicas de color azul marino. Las gotas de agua resbalaban sobre ella como si tuviera una capa de protección encima y las letras de doña Clarisa Arboleda estaban reflejadas con un leve tono dorado, fecha de fallecimiento 16 de octubre de 2015

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