III

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Lisa Manoban.

La alarma suena y mi cuerpo se siente más pesado de lo normal. Son las 4:30 de la mañana, como se está volviendo costumbre, solo estoy durmiendo entre cuatro y tres horas al día durante lo que puedo considerar "noche". Apago la alarma. 

Me levanto de la cama, estiro mis piernas y brazos. Un bostezo se escapa de mis labios, cuanto quisiera poder seguir durmiendo, como lo hace mucha gente a esta hora del día. Pero, esto no es posible desde hace un largo tiempo.

Restriego mis ojos, se sienten somnolientos y pesados. Me levanto de la cama, empiezo a ordenarla y luego me voy a tomar un baño. El agua en la ducha está fría, tiemblo mientras paso el jabón por cada parte de mi cuerpo, tal como el agua, el jabón está frío.

Al terminar mi ducha, reviso el reloj, son las 5:15 AM aun estoy a tiempo para tomar un poco de yogur con cereal y desayunar.

 No me demoro en eso, a las 5:25 AM estoy saliendo de casa para tomar el bus que me lleve al trabajo, no vivo muy lejos del café, pero caminar todos los días a el en ocasiones me desgasta un poco, por lo que trato en las mañanas tomar el transporte y cuando mi turno termine a la 1:00 PM regresar caminando.  De esa manera no gasto demasiado dinero.

Me bajo en mi parada, miro el reloj en mi muñeca. Son las 5:50 AM. Sigo estando a tiempo, caminar de la parada al trabajo está a cinco minutos. Llegó al establecimiento y entro por la puerta trasera. 

— Buenos días, jefa. — Saludo a Anna al entrar, ella está limpiando las cafeteras. Se gira y me sonríe. 

— Buenos días, querida. — Me saluda. — ¿Has dormido bien? — Pregunta amable. Esa es la palabra que más la describe, amable. Es un sol hecho mujer.

Asiento, mintiendo. 

— Si, ¿Tu has dormido bien? — Devuelvo la pregunta, me quito mi bolso y lo guardó en un casillero que Lucas adaptó para que yo guardara mis cosas, también los delantales y otras cosas que a veces usamos. — ¿Cómo estuvo la actividad de Lu ayer? 

Lu es la hija mayor de Anna y Lucas, es muy dulce. Solo tiene once años, está creciendo muy rápido. Desde ahora puedo ver lo hermosa en lo que se convertirá cuando sea una mujer adulta. Es  muy madura e independiente para su edad.

— Demasiado bien, bailo magnífico. — Veo los ojos de Anna brillar con intensidad al hablar de su hija. La nostalgia me invade un poco, de esa forma mi madre solía mirarme cuando yo le contaba contenta mis actividades en la universidad o cualquier otra cosa. — Mas luego te mostrare el video. — Asiento.

Al poco rato los clientes comienzan a llegar y el establecimiento empieza su ritmo habitual. Un par de clientes por aquí, otros por allá. Unos marchándose al conseguir su café de inmediato, otros se quedan charlando con compañeros. 

Son las 12:30 del mediodía, en media hora podré irme a casa. Me siento más cansada de lo normal. El negocio está vacío en este momento. Respiro profundo y me recuesto contra el taburete cerca a la caja. 

— Dijiste que habías dormido bien, — Siento el reproche en la voz de Anna. — te ves cansada, Lalisa. — Le sonrió. 

— No es nada. — Le digo. — Estoy en mis días. — Le susurro la segunda mentira  del día. Anna abre su boca y enseguida asiente, comprendiendo.

Me giro y llevó la bandeja que sostenía contra mi pecho a una pequeña cocina inventada por Lucas para hacer algunos de sus postres para vender en el negocio.

— ¡Bienvenido! — Escucho a Anna decir contenta. Un nuevo cliente. Me giro para ir y atenderlo. — ¿Desea un café en particular?

Quedó petrificada al mirar al hombre frente a la caja, sonriéndole a Anna.

Nuestro acuerdo » liskookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora