VI

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Lisa Manoban.

Llegamos a un elegante restaurante en el que no dudaron en tratar a mi jefe aka imbecil como un dios, a penas llegamos, meseros se le acercaron sugiriendo un montón de cosas, desde mesas, platos de comida, bebidas e incluso un salón privado para él sentarse a almorzar.

No sentamos, el uno frente al otro, todo era muy bonito. O desde mi perspectiva todo lucía de esa forma, sin embargo, no considero que JungKook piense lo mismo. Tiene el ceño arrugado.

— ¿Sucede algo? — Le preguntó, dejo mi bolso encima de una silla a mi lado. Él me mira, niega de inmediato.

— Solo estoy pensando algunas cosas. — Responde y se cruza de brazos. — Espero que comas toda la comida de tu plato. — Dice en mandato. 

Claro que lo haré, idiota. 

Estoy muriendo de hambre.

— ¿Disculpame? — Me hago la desentendida fingiendo estar un poco ofendida. — No me mandes a hacer cosas, no me gusta. 

— Soy tu jefe, — Dice como si eso fuera de suficiente peso para hacer que yo haga cosas. — puedo mandarte  a hacer lo que yo quiera. — Abro mi boca ofendida y me rio.

— Jefe mi trasero.

Las fosas nasales de JungKook se expanden a medida que está tomando el aire de una mera ruidosa por esa.  

Creo que no debí haber dicho eso.

Me río nerviosa. Le sonrió inocente.

— Lo siento, jefe, — Musitó aún riéndome como una idiota. — me altere un poco.

— Solo cierra tu estúpida boca, Lalisa. — Selló mis labios en una línea. 

Es momento de que me calle, en el primer día no pueden despedirme. La parsimonia ahora en nosotros es extraña, estamos callados, demasiado que incomoda.

JungKook está revisando su teléfono muy concentrado, yo sigo mirando a mis alrededores. El lugar está un poco concurrido, algunas mesas con hombres y mujeres de trajes elegantes. Otras mesas llenas de hombres con trajes y corbatas, parecen  estar en una reunión.

— Mira, — El castaño me extiende su teléfono, con cuidado paso mi brazo por encima de la mesa buscando no derribar alguna copa, vaso y decoración de mesa en el proceso, con cuidado tomó el artefacto. — es Cai Xu Kun. — Observó la pantalla brillante. 

Mis labios se abren formando una "o" y mi boca se seca.

¡Carajo! ¡Por un carajo!

Es el mismo sujeto de esta mañana, el que me dijo en donde estaba la oficina de JungKook. El idiota que cree que soy una gritona que no sabe hablar.

Es ese hijo de..

— ¿Qué te pasa? — JungKook cuestiona. Mis ojos están muy abiertos mirando la foto. — ¿Por qué la reacción de momia?

Cierro mi boca y trago mi saliva, alzo mi mirada y veo a JungKook. 

Un mesero llega y empieza a poner los platos en la mesa, el rico olor de la comida hace a mi estomago rugir. Mi boca se ha vuelto a aguar.

— Yo.. yo ya conocí a este sujeto. — Explico, JungKook alza una ceja. — Esta mañana. — prosigo. — Y fue un idiota. — Agregó.

JungKook resopla.

— Solo dime que no le dijiste algo con esa lengua larga, por favor. — Suplica fatigado.

Niego. 

Nuestro acuerdo » liskookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora