XLVII

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⚠️Advertencia⚠️ 

Agarre un snack que esto esta largo

[2 Meses después]

Lisa Manoban.

Me quito los zapatos al estar dentro la casa y los colocó en el mueble blanco cerca a la entrada que Sorn recientemente compró. Al adentrarme más escucho la voz de la platinada. 

— Debes centrarlo más, está un poco torcido. — Al entrar escuchó la voz de la rubia platinada. — Exactamente, así luce mucho mejor, ¿no lo crees? — Junto mi entrecejo y me acerco a la cocina para ver con quién habla.

Estando en la cocina encuentro a JungKook sobre una silla sosteniendo un mueble color caoba, mientras hay algunas herramientas esparcidas en el mesón.

— ¡Lis, llegaste! — Sorn clama, abrazándome de lado, gesto que dura pocos segundos. JungKook me miró por milisegundos y siguió en su tarea de ajustar el mueble. — ¿Cómo te fue?

— Bien, eso creo. — Contesté dudosa, no pude despejar la mirada del hombre en nuestra casa. — ¿Qué estan haciendo ustedes dos? 

— Le pedí a JungKook que me ayudará a instalar este mueble. La señora Bunmi nos lo obsequió, se mudara al extranjero, te mando sus saludos. — Asentí, ¿desde cuando ellos dos hablaban? ¿Y por qué yo no lo sabía?  — ¿Quieres una limonada, JungKook?

¿Ya eran tan cercanos? 

— Te lo agradecería, Sorn, estoy muriendo del calor. — Respondió, aproveche para mirarlo correctamente.

Sus brazos estaban al desnudo, ya que portaba una camisilla blanca y jeans negros. Los músculos bien trabajados de sus brazos eran un imán de miradas, era como tener a el Capitán América en aquella escena donde sale a correr y sus brazos de súper soldado no te dejan desviar la mirada. Tenía un lápiz en su oreja, en un movimiento rápido lo tomo y marcó algo en la pared, luego lo colocó entre sus labios por breves segundos para tomarlo nuevamente y escribir.

— ¡Lis! — Parpadee varias veces y me gire hacia Sorn.

— ¿Si?

Sorn me miró curiosa y burlona, me di un gran golpe mental. Ella me había atrapado. 

— Se una buena amiga y ayuda a JungKook en lo que necesite, allí estan sus herramientas. — Dice tomando su bolso.

— ¿Q-qué? ¿Por qué? — Tropecé con mi lengua al hablar. 

— Debo comprar limones, se nos acabaron. —Explicó. — No me demorare, JungKook, — el mencionado asintió concentrado en lo suyo. — ya regreso. — Se acercó a mí y susurro en mi oído: — Si vas a fantasear con él al menos hazlo con cautela, chica, puedo verte babeando como un cachorro frente a comida. 

Me quedé en mi lugar avergonzada, tanto como para volver a mirar a JungKook. 

Mierda. 

Yo misma me doy vergüenza.

— ¿Necesitas algo? —Pregunté. 

— ¿Puedes pasarme el martillo? — Por primera vez, desde que llegué me miro por al menos unos cinco segundos. Me acerque al mesón y tome la herramienta, estire mi brazo y se lo tendí. — ¿Cómo estuvo tu examen? — Preguntó, una pequeña gota de sudor rodaba por su cien. 

Caliente, él era jodidamente caliente incluso al sudar. 

Parpadee varias veces, ¡Dios mío! ¿Qué me pasaba? ¿En que momento me convertí en una acosadora?

Nuestro acuerdo » liskookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora