*40* Y el día llegó

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Apretando las sábanas con las manos, un fuerte jadeo escapó de su boca. Un ultimo retorcijón, y despertó.
El cuerpo sudado, toda su ropa húmeda. Se tomó la cabeza tratando de recordar el sueño.
No podía. Estaba nuboso. Solo tenía claro que Ming lo torturaba con sus labios, lengua, dientes, hasta que ya no podía más y se deshacía en un orgasmo que lo hacía volver en sí.

Se levantó como pudo. Las piernas como gelatina contrastaban con la dureza bajo su abdomen. Se recargó en la pared para estabilizarse, y se metió directamente a la ducha.
La frialdad del agua lo golpeó. Cada sentido volvía a su lugar mientras la piel de gallina se apoderaba de su piel.
Se sacó la ropa mojada, entibiando el agua. Mientras su cuerpo se recuperaba, pensó que ya era tiempo. Necesitaba avanzar. El deseo había aumentado tanto, que ya iban tres noches seguidas en las que esos sueños lujuriosos lo acosaban.
Y aunque en esas cuatro semanas no habían pasado más que algunos besos y caricias inocentes, su cuerpo pedía más. Gritaba.

Ming lo esperaba en la puerta del edificio, como todos los días.
Apoyado en su auto vio al menor correr graciosamente hacia él.
Le dio su beso de buenos días, y el menor profundizó el beso tomándolo de la nuca.
El mayor se sorprendió pero continuó besándolo. Cuando lo soltó, le dijo:
-Parece que me extrañaste ¿ No?
-Sí, mi Minmín.
El Sol los confortó esos minutos que se quedaron abrazados.

Luego emprendieron el viaje a la Uni.
Wayo iba mirando por la ventana, pensando en todo lo que tenía que comprar y preparar para ese sábado . Quería que fuera muy especial y una sorpresa para Ming.
Cuando sintió la mano del otro en la suya, reaccionó.
-¿Tienes algo que hacer este sábado?
-No, ¿por qué?
-Podriamos salir, ¿ No? Ir al cine, o a comer ¿Qué dices?
-Si, obvio . Lo que quieras. Después arreglamos el horario.
-Sí - apretó su mano, sonrió pensando por dentro -ya no hay vuelta atrás. Fuerza Wayo .

El resto de la semana pasó en un suspiro. Le dijo mil excusas a Ming para volver solo, y poder realizar las compras. El otro, rezongaba, pero aceptaba.
Aparte de las cosas básicas que no podían faltar ( preservativos, lubricantes, etc), compró otras para decorar (globos, velas ,rosas , perfumes). Ideas que sacó de una página de decoración. Era cursi, pero quería que fuera memorable.

El viernes mientras almorzaban en la cafetería, arreglaron el horario de la cita en que el mayor lo pasaría a buscar.
La panza de Wayo estaba hecha un nudo, casi no podía comer.
- ¿ Te pasa algo?-indagó Ming- Te veo raro hace dias.
- No, nada- dijo efusivamente.
- No me digas que volvieron los dolores de panza.
- No, no. Estoy bien. No tengo mucho apetito.
- Avísame si te sentís mal. No quiero que te internen nuevamente. ¿Si?
- Estoy bien , en serio- río.

El mayor no le creyó. Algo pasaba. Solo tomó su mano, y la sostuvo, mirando fijamente sus ojos. Tratando de adivinar que pasaba en esa cabecita loca.

El sábado a las 6, Wayo tenía los ojos como platos sobre unas grandes ojeras. No pudo dormir en toda la noche.
Se levantó, se lavó bien la cara, y tomó un café.
Limpió el departamento de arriba a abajo. Preparó unos platillos livianos y un postre igual. Infló globos , ordenó las velas, decoró. Se bañó, se preparó y se puso una mascarilla fría para no tener la cara tan demacrada, aunque su color ya había vuelto hace rato.
Faltaban pocos minutos para que llegue Ming. Entonces, tiró perfume y prendió las velas.

A los 10 minutos el timbre sonó. Con las piernas flojas, y una emoción en la parte superior del abdomen, abrió.
Cuando los ojos se encontraron con los del otro, palideció.
Su padre, el hombre del que no sabía nada hacía 5 años estaba ahí. Parado frente a su puerta.
-Papá, ¿Papá?¿Qué haces acá ?
El hombre , un poco más alto que él y más regordete, lo miraba refregando sus manos.
- Este , quería verte¿ Puedo pasar?- la pregunta fue retórica, porque igual entró sin esperar respuesta.
Wayo quedó paralizado con la mano en la puerta, sin poder hablar.

El padre miró toda la habitación y dijo:
- Creo que caí en mal momento. ¿Estás esperando a una chica?
El otro lo miraba sin responder.
- Me voy y después nos vemos. Te llamó ¿Eh?

Unos pasos rápidos se escucharon a lo largo del corredor.
Ming apareció en la puerta, alegre como siempre.
-YoYo disculpa. Por un accidente cortaron la calle. Wooow ¿Qué paso acá?. Miró alrededor hasta ver al padre de Wayo.

El más mayor habló.
- ¿ Qué significa esto?

Wayo no podía reaccionar. Esto iba a ser memorable, muy memorable.

En el Silencio De Nuestra AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora