*39*Necesidades

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El aroma de la piel de Wayo, poco a poco se escabullió dentro de su nariz. Bailoteando lentamente lo despertó.
Se refugió en su cuello y aspiró profundo.
Nunca se imaginó juntar en la misma oracion a su amigo con el adjetivo sexi al lado. Pero ahora lo hacía.
Lo miro acariciando su suave mejilla.
Estaba encendido. Loco por él.

-Me encontré una cosita hermosa- Susurró, presionando besitos en su cuello.
El pequeño se movió.
-Mmm...
-Te estoy molestando?- Subió hasta la comisura de sus labios dejando un cosquilleo detrás.
-Ming, mmm, Ming- suplicó.
-¿Que desea mi bebé?
-Detente. ¿Si?
-Solo son unos mimos inocentes.- Decía mientras besaba y acariciaba su rostro.

-Dale Ming.- Repetía mientras lo empujaba suavemente.
El mayor metió su mano bajo la camiseta. Hombros, pecho, estómago fueron rozados, y miles de descargas eléctricas golpeaban ambos cuerpos. El viaje siguió hacia abajo...
Wayo se levantó de golpe y lo detuvo.

-Ming , detengámonos. Me gustas mucho, de verdad. Te amo. Pero quiero ir despacio. Tu sabes que me tomó tiempo para todo ¿No ? Espérame, por favor.

El mayor lo miró con profundo amor en sus ojos. Tocó su pelo y afirmó.
-Mi Yoyo. Te amo como nunca amé a nadie. No te quiero perder. Nunca haría algo para lastimarte- Le corrió un mechón rebelde del rostro.
-¿Me das un beso de buenos días?

Con una sonrisa Wayo le rodeó el cuello, y comenzaron a besarse. Sus labios, lenguas, dientes unidos sincronicamente en ese sensual baile. Conectándose, conociéndose, dejando su alma en ese beso. Siendo uno en ese instante.

Conteniéndose realmente fuerte, rompieron el beso. Por unos momentos más, se mantuvieron abrazados.

El menor rompió el silencio.
-¿Vamos a desayunar ?

En el Silencio De Nuestra AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora