☣ Cαρίтυlσ 2 ☣

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Seokjin cerró la carpeta. Se dirigió a la puerta con un paso tan elegante y ligero como el de un tigre de nieve cuando atraviesa una delgada capa de hielo. 

Los guardias, que lo esperaban en el corredor se cuadraron ante él cuando la puerta se abrió. Seokjin habló con ellos y los dos hombres asintieron. Uno de los guardias se dirigió hacia mí. Yo lo miré horrorizado. Regresar al calabozo no había formado parte de la oferta del oficial Seokjin. ¿Podría intentar escaparme? Examiné el gabinete. El guardián hizo que me diera la vuelta y me quitó los grilletes y las cadenas que me habían acompañado desde que me arrestaron. Sobre las muñecas ensangrentadas tenía dos marcas con la piel a carne viva. Me toqué el cuello, sintiendo por fin piel donde solía haber metal. Noté algo pegajoso en los dedos. Era sangre. A tientas busqué la silla. El hecho de verme liberado del peso de las cadenas me produjo una extraña sensación. Me sentía como si fuera a desmayarme o a salir flotando. Respiré profundamente hasta que pasó la sensación de debilidad.

Cuando recuperé la compostura, me percaté de que Seokjin volvía a estar junto a su escritorio y que estaba sirviendo dos copas. Una puerta abierta de un pequeño armario mostraba botellas de extrañas formas y jarras multicolores. Seokjin colocó la botella que tenía en la mano en el interior del armario y cerró la puerta con llave. 

—Mientras esperamos a Dongbae, pensé que te vendría bien tomar una copa —dijo, entregándome una delicada copa de peltre que contenía un líquido de color azul. Entonces, levantó la que él tenía entre los dedos y realizó un brindis—. Por Taehyung, nuestro último catador de comida. Que tu vida sea más larga que la de tu predecesor —comentó.

Yo detuve mi copa al borde de los labios.

—Tranquilo. Es un brindis típico en estos casos.

Yo di un largo trago a la bebida. El suave líquido me quemó un poco al deslizarse por mi garganta. Durante un instante, creí que el estómago se me iba a revelar. Aquella era la primera vez que tomaba algo que no fuera agua. Se me pasó en un momento.

Antes de que yo pudiera preguntarle qué le había ocurrido exactamente al anterior catador de comida, Seokjin me pidió que identificara los ingredientes de la bebida. Tras tomar un trago más pequeño repliqué:

—Melocotones endulcorados con miel.

—Bien. Ahora, da otro sorbo. En esta ocasión, deja que el líquido se te deslice por la garganta antes de tragarlo.

Yo obedecí y me sorprendí al captar un ligero sabor cítrico.

—¿Naranja?

—Así es. Ahora, haz gárgaras.

—¿Gárgaras? —pregunté.

Él asintió. Sintiéndome como un idiota, hice gárgaras con el resto de mi bebida. Entonces, estuve a punto de escupirla.

—¡Naranjas podridas!

La piel que había alrededor de los ojos de Seokjin se arrugó cuando soltó una carcajada. Tenía un rostro fuerte, anguloso, como si alguien lo hubiera esculpido de una hoja de metal. Sin embargo, se suavizaba mucho cuando sonreía. Lucía mayor que yo, pero no por mucho. Me entregó su copa y me pidió que repitiera el experimento.

Con cierta trepidación, tomé un trago y una vez más detecté el suave aroma a naranjas. Me preparé para el sabor rancio e hice gárgaras con la bebida de Seokjin. Me sentí aliviado al ver que las gárgaras sólo contribuían a acrecentar la esencia de naranja.

—¿Mejor? —me preguntó Seokjin mientras tomaba la copa vacía.

—Sí.

Él tomó asiento y abrió mi carpeta una vez más. Tomó la pluma y, mientras escribía, siguió charlando conmigo.

Polvo de Mariposa [☣JinTae☣]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora