☣ Cαρίтυlσ 30 ☣

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Mientras las puntas de las espadas me pinchaban en la espalda, observé a Jin. Esperaba que él se pusiera en acción durante el miserable viaje hacia las celdas de Son. Esperé que se pusiera en movimiento mientras nos desnudaban y nos registraban, teniendo que soportar la humillación del contacto con aquellas hoscas manos mientras me confiscaban mi mochila, mi navaja y mi collar.

Perder mi ropa no me dolió tanto como perder la mariposa de Jin y mi amuleto.

A continuación, nos llevaron a la prisión y nos colocaron en celdas contiguas. Contuve el aliento al escuchar el sonido de la cerradura.

Los soldados nos tiraron la ropa a través de los barrotes antes de marcharse, dejándonos sumidos en la oscuridad. Yo me vestí rápidamente.

Allí estaba de nuevo. Una pesadilla hecha realidad. Aquel olor rancio me saludó de nuevo. El aire estaba tan viciado que tardé un rato en darme cuenta de que éramos los únicos ocupantes.

—¿Jin?

—¿Qué?

—¿Por qué no te enfrentaste a los guardias? Yo te habría ayudado.

—Me halaga que confíes tanto en mí, pero ocho hombres armados y sus correspondientes espadas apuntándome al pecho es demasiado. Cuatro, tal vez, pero ocho...

—¿Forzamos las cerraduras para escaparnos?

—Eso sería fenomenal, si tuviéramos algo con lo que hacerlo... ¿Era ése tu destino? —preguntó, tras una pequeña pausa—. Si no hubieras matado a Yunjong, ¿habrías terminado encadenado al suelo?

La imagen de aquellos cautivos volvió a atormentarme. Por primera vez me alegré de haber acabado con Yunjong.

Efectivamente, Kyunshin absorbía el poder de aquellas personas. Son, Yunjong y Kyunshin debían de buscar personas con potencial mágico. Entonces, mientras experimentaban con los elegidos, Kyunshin les borraba la mente y los convertía en cascaras de las que podía extraer su poder.

—Creo que querían reducirme a ese estado mental, pero yo resistí —dije. Entonces, le expliqué mi teoría sobre los cautivos a Jin.

—Cuéntame lo que te pasó.

Tras una pausa, la historia empezó a fluir de mis labios, al principio en retazos, pero luego en toda su extensión. Las lágrimas me caían abundantemente por el rostro. No me ahorré ningún detalle ni traté de quitarle horror a las partes más desagradables.

Le conté a Jin todo lo vivido durante aquellos dos años de horror, las humillaciones, los tormentos, los juegos crueles y, por último, la violación que precedió al asesinato. Así, me purgué de la sangre de Yunjong que cubría mi alma. Me sentí bien por ello.

Seokjin permaneció en silencio. Por fin, su voz cristalizó y dijo:

—Son y Kyunshin serán destruidos.

Yo no sabía si se trataba de una promesa o de una amenaza. Entonces, como si hubieran escuchado sus nombres, ambos se presentaron en el calabozo.
Los escoltaban cuatro guardias con lámparas encendidas.

—Me alegro de volver a verte en donde debes estar —me dijo Son—. Tuve la tentación de mojarme las manos con tu sangre, pero Kyunshin me informó del destino que te espera si no recibes tu antídoto —añadió, sonriendo de satisfacción—. Ver cómo el asesino de mi hijo se retuerce de dolor será mucho mejor. Vendré a visitarte más tarde para escuchar tus gritos. Si me lo suplicas, tal vez te ayude a morir, aunque sólo sea para poder respirar el aroma cálido de tu sangre. En cuanto a ti, Seokjin, desobedecer una orden directa se castiga con la pena capital. El Comandante Min ha firmado tu pena de muerte. Tu ejecución se llevará a cabo mañana a medio día. Creo que haré que me disequen tu cabeza. Te convertirás en un bonito elemento de decoración para mi despacho cuando me convierta en Comandante.

Polvo de Mariposa [☣JinTae☣]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora