capítulo 26

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Jimin apoyó sus pequeñas y regordetas manos, en el pecho de Jungkook. Seguidamente, el omega se puso de puntillas y depositó un beso en la blanca mejilla, mientras el alfa le sostenía por la esbelta cintura y tras recibir su besito, Jungkook escondía el rostro en la curvatura del cuello del mas pequeño.

La dulce fragancia natural de Jimin, le hizo suspirar de absoluto gusto y apretar su cuerpo contra el suyo, buscando el contacto que hacía que su lobo se emocionara y todo su ser se sintiese más que en casa.

Jimin era su hogar.

Gotitas de agua, impactaron en el asfalto a su espalda y Jungkook se encargó de moverlos despacio, hasta chocar contra la dura pared del establecimiento al que asistieron para cenar y donde la llovizna les sorprendió.

Jimin podría haber sugerido entrar al auto del mayor y ahorrarse el frío, pero estando con su alfa y abrazados, sabía con certeza de que se trataba de mera necesidad. Una que surgía desde lo mas profundo, cuando dos almas se complementaban sin motivo y sin razón, sólo porque ambos lo deseaban así.

La necesidad de sentirse cada vez mas cerca, de protegerse y quererse. Esa misma que nació en poco tiempo y se convirtió en todo.

Separándose solo un poquito, Jimin sonrió ante los muchos besitos en la frente que recibió y las mejillas se le calentaron como de costumbre, causando que su lobito se agitara en emoción, mientras su alfa le protegía de la llovizna y del frío.

—Jiminie está muy calentito —Jungkook murmuró, haciendo que el omega soltara una risotada y se refugiara en sus brazos de nueva cuenta—. Eres como un bebé, te quiero.

Bum Bum Bum.

Su corazón pareció agitarse con las palabras del mayor y el suave aleteo en su vientre, le hizo cerrar los ojitos y entregarse a ese pequeño momento. Uno que no tenia que ser improvisado, uno que sucedía con frecuencia, pero que seguía siendo igual de importante y significativo.

—También te quiero, alfa.

Jungkook detuvo sus movimientos y le separó lentamente, causando que se avergonzara e intentara regresar a su escondite.

Pero la magia surgió, así como si se tratase de fuegos artificiales en el oscuro manto, con el suave roce de un par de labios calentitos que se sintieron a todo lo dulce del mundo.

Solo un roce, pero fue suficiente.

—No, no lo fue —Jungkook respondió, después de separar sus labios.

Jimin asintió, consciente de que había pensado en voz alta y que su beso real, llegaría dentro de muy poco.

douceur 丼 kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora