0. Prólogo

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Aclaración. Los nombres aquí dichos no son de mi propiedad. La Imagen de portada tampoco me pertenece, créditos a su respectivo creador.
Advertencia. Temas sensibles, lenguaje malsonante, situaciones explícitas y mucho OCC.

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Prólogo
Crónica de una estrella en declive

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Despertó de golpe sobresaltado mientras la cabeza le dolía como mil infiernos y todo le daba vueltas.

Aspiró sonoramente por la nariz y dejo escapar un resoplido poniéndose de pie.

La boca le sabía a vomito y ahora que prestaba atención podía notar que sólo estaba en ropa interior.

Miró a su alrededor unos segundos intentando recordar dónde estaba. Nada...

Sólo imágenes borrosas de la noche anterior nadaban entre sus pensamientos; nada inusual a lo que hacía todos los días. Ya ni siquiera le tomaba por sorpresa despertar en una habitación que no fuese la suya.

El reloj en su celular marcaba las 11:34 am; tenía quince llamadas perdidas de distintos conocidos y varios mensajes que ni siquiera se molesto en abrir.

Buscó sus ropas esparcidas por toda la habitación y tomó su cartera; había menos dinero del que recordaba.

Bufó con molestia y se limitó a colocarse nuevamente la ropa mientras intentaba recordar cómo o mejor dicho con quién había llegado a ese lugar.

La noche anterior había acudido a la fiesta de cumpleaños de la novia de uno de sus mejores amigos, pero fuera de eso no recordaba realmente nada interesante.

No era la primera vez que se enrollaba con una chica de una sola noche y despertaba completamente ignorante de que sucedió.

De hecho, sus días se basaban eso.

Beber, drogarse y acostarse con todo aquello que tuviese falda y le permitiera el acceso.

Bueno, estaba mintiendo; era verdad que bebía, se drogaba y se acostaba con todo lo que pudiese. Pero también había que aclarar que él era la sensación musical de la última década.

Su vida era un desastre, eso no lo iba a negar; pero sobre el escenario era un Dios. Lo decían sus fans, la crítica, su mánager y hasta él y su grandísimo ego podían afirmarlo.

Así que podía darse ciertos lujos por muy mundanos y banales que pudiesen resultarle a cualquiera que no estuviese en el medio.

Necesitaba inspiración para poder componer aquellas maravillosas canciones que a sus fans les encantaban.

El sonido de su celular le hizo volver a la realidad; miró con fastidio el aparato, el tono chirriante le producía jaqueca.

¿Dónde mierda estás metido, cabrón?−La voz de su mánager le hizo estremecer por breves instantes. -Tienes ensayo en media hora−.

Tenía resaca, la garganta seca y poca o nula idea de donde se encontraba. Así que no iba a andarse con rodeos.

−Escucha Mephiles... realmente yo no−.

¡AH NO CABRÓN! ¡NO ME VAS A CANCELAR OTRO PUTO ENSAYO! -La voz áspera del otro sujeto le aturdió por breves segundos -La disquera está presionando para una nueva demo y jugando a la niñita depresiva no vas a llegar a nada−Le reprochó.

Frunció el ceño, visiblemente ofendido.

−Escucha, pasó algo anoche y realmente no sé donde estoy−Admitió sin reservas mientras terminaba de abrochar sus botas. -No te prometo mucho, pero intentaré llegar−Le dijo justo antes de cortar la comunicación.

No estaba de ánimo para que le reprochasen su comportamiento absurdo.

Sí, la disquera era un dolor en el trasero con el cual venía lidiando desde hacía cuatro años, pero con Mephiles la cosa era distinta.

A él si podía mandarlo al diablo de vez en cuando.

Tomó su chaqueta y se encaminó a la salida de la habitación; notando como su teoría de estar en un hotel era la correcta y salió mientras se colocaba sus  lentes oscuros.

Lo último que quería era lidiar con paparazis o algún fan que deseara que firmara autógrafos.

Miró a su alrededor por breves instantes; lo mugriento de las calles le indicaba que estaba en el sur  por lo que emprendió el camino sin ánimos de andar a pie.

Tenía la certeza que le tomaría más de una hora llegar hasta el ensayo pero al menos eso le serviría para aclarar su mente.

Recién cumplía 27; estaba en la cima de la fama, su música revolucionando la industria, tenía dinero lloviéndole a manos llenas y certeza de que podía tener todo cuanto quisiese con solo chasquear los dedos.

Pero...

¡Siempre había un bendito pero! Un jodido y pútrido pero.

Estaba solo...

No, era incluso peor que el sentimiento de soledad; se sentía vacío.

Hastiado y fastidiado de una vida llena de excesos y fama que realmente no disfrutaba.

Le encantaba componer, eso no podía siquiera ponerse en tela de juicio y cuando salía al escenario el mundo parecía rendirse a sus pies; pero siendo brutalmente honesto eso no le llenaba.

Al menos, ya no.

Encendió un cigarrillo para inhalar el humo con sumo deleite. Todavía no era medio día y el ya estaba fumando en ayunas.

Sonrío estúpidamente mientras los recuerdos le invadían.

−¡Fumar es malo, Sonikku!Chilló esa voz femenina con preocupación.

Exhalo el humo del cigarrillo y miró el cielo con hastió; las nubes indicaban que pronto llovería y debía darse prisa con su caminata.

Aunque no le importaba si llegaba a tiempo o no, a estas alturas de la vida le venía dando igual cuanto tenían que esperar los demás.

Era la tercera vez en la semana que les citaban en el estudio; las dos veces anteriores ni siquiera se había dignado a hacer acto de presencia.

No le importaba...

La vida no importaba.

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Continuará...
Estoy editando un poco este drama... pocos cambios, nada que afecte el mensaje inicial...
Dispensen las faltas, mi cabeza no da para más...
Se cuidan y gracias por leerme...
Atte.
Gri.

Aʟɢᴜ́ɴ Tɪᴘᴏ ᴅᴇ IɴᴅᴜʟɢᴇɴᴄɪᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora