Aʟɢᴜ́ɴ Tɪᴘᴏ ᴅᴇ Iɴᴅᴜʟɢᴇɴᴄɪᴀ

9. Absentismo

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Absentismo: no llevar a cabo una conducta previamente habitual. 

Lamento la demora...

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Capítulo Nueve
"Absentismo"

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−¡SONIC!−La voz chillona de su mujer resonó en su mente cual eco de una caverna solitaria e inmensa−¡SONIC, DESPIERTA!−Le habló de nuevo y esta vez unos cuantos jalones le acompañaron.

Abrió pesadamente los ojos y la observó brevemente; tenía el ceño fruncido y la vista fija en él, un regaño se avecinaba, estaba seguro.

−¿Qué? ¿Qué sucede?−Hablo medio dormido rascándose el mentón tratando de conectar su mente con la realidad.

−Hace quince minutos que te he llamado para que bajes a desayunar−obvio ella y salió de la habitación sin mediar una palabra más.

Le tomó más de dos minutos lograr despabilarse por completo; una vez fuera de la habitación el plato de huevos con jamón le esperaba al lado de una taza de café.

Tomó asiento y comenzó a engullir los alimentos de manera tranquila, segundos después ella imitó su acción; se mantenían en silencio, distantes.

Estaba cansado, había tenido una noche particularmente ocupada y había pasado más horas de las esperadas grabando el disco debut que lanzarían a finales de mes; Mephiles había sido particularmente exigente con los detalles argumentando que tenía que ser perfecto.

Lo entendía y no se quejaba; pero era difícil hacérselo a entender a su prometida, quien insistía fervientemente con la idea de que debían compartir más de unos cuantos minutos al día con la compañía del otro.

La extrañaba sí, también le era difícil adaptarse a ese cambio tan repentino de rutina pero este había ayudado a mejorar la calidad de sus vidas y no podía desaprovecharlo.

−Amy−Le hablo bajito una vez terminado su desayuno−¿Cómo te sientes?−Le preguntó tanteando el terreno, su ira era algo con lo que no quería lidiar.

Ella le observó con el ceño levemente fruncido y continuó comiendo; estaba molesta eso era obvio.

−Ames−Le llamó nuevamente tratando de aligerar tensiones−¿Qué te parece si vamos al cine?−Ofreció con su sonrisa de galán y ella le observó de reojo, con desconfianza.

−¿Y qué hay de tu agenda?−Le cuestiono con ese tono de molestia, pero mucho más tranquila pues no le disgustaba la idea de salir.

−Los chicos pueden esperar−Aseguró guiñándole un ojo coquetamente.

Tras unos segundos dubitativa ella sonrió feliz y corrió a su habitación a cambiarse cual niña pequeña que saldría de viaje.

Adoraba esa clase de detalles...

[...]

El sonido de alguien llamando a la puerta le hizo despertar de golpe levemente desorientado; miró unos interminables segundos el objeto, tratando de acostumbrarse a la realidad que se manifestaba frente a él y el sonido se repitió una vez más.