8. Hogar dulce hogar

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Volví... o algo así... 

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Capítulo Ocho
"Hogar dulce hogar"

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Movía uno de sus pies con lentitud; acostumbrándose de a poco a recuperar la movilidad en sus extremidades atrofiadas a causa de su estadía en el hospital.

El hormigueo en sus piernas era constante pero no le dio importancia, hoy sería el día en que al fin regresaría a casa y estaba bastante entusiasmado con la idea de regresar de una vez por todas y ser alguien mejor.

Aunque ello significase decirle adiós a su estilo de vida, ahora estaba completamente convencido de que su salud era mucho más importante.

Lo peor estaba por venir, lo sabía de sobra y aunque una parte de él no deseaba enfrascarse en círculo de malas vibras y acciones legales, también sabía que era lo correcto.

Era el momento de tomar el toro por los cuernos y comenzar a enmendar todo el desastre que sus errores habían causado.

Se sentó en la orilla de la cama y con lentitud se colocó las pantuflas que le fueron provistas por el hospital. Se puso de pie con un torpe pero certero movimiento y se mantuvo unos segundos estático acostumbrándose a la sensación.

Era como volver a ser un niño aprendiendo a andar.

Dio unos cuantos torpes pasos y se dirigió hasta la ventana observando el paisaje repleto de nubes que amenazaban con soltar un aguacero.

Siempre le había gustado el ir y venir de las nubes; siempre tan libres yendo de aquí para allá sin preocupaciones, solo existiendo sin más.

A veces deseaba sólo ser una nube y dejarse arrastrar por el viento.

Rió brevemente ante lo absurdo de su pensamiento y regresó a la cama para recostarse un rato más.

Tikal había dicho que le darían el alta, pero nunca mencionó una hora en particular, por ello y ante la falta de ropa, zapatos y algún medio en que trasladarse asumió que sólo le quedaba esperar a que Mephiles llegase por él.

Era lógico, ¿no?...

Posiblemente no, él bastardo estaba vetado. Entonces, ¿cómo saldría de ese lugar? ¿En una ambulancia? Eso sí tenía más sentido pero dudaba que fuese lo más apropiado, después de tantos esfuerzos por mantenerse alejado del ojo público.

Su casa siempre estaba rodeaba de fotógrafos hambrientos de exclusivas y lo último que deseaba es ver su foto en las revistas del momento.

No estaba en su mejor etapa; delgado como alfeñique, con ojeras y el rostro demacrado ciertamente no estaba en su mejor forma.

Suspiró levemente y miró la hora en su celular; las cuatro treinta de la tarde y aún no tenía noticias sobre lo que pasaría con él.

¿Se habrían arrepentido?

−Buena tarde Señor The Hedgehog−La puerta se abrió de golpe dejando entrar a un sujeto enorme y fornido a la habitación sin ser invitado seguido de algunas enfermeras que le jalaban sin mucho éxito intentando sacarlo de la habitación.

Sonrió suavemente; su salvación estaba justo frente a él.

−Déjenlo, es de confianza−Habló y las enfermeras se retiraron al instante−¿Cómo va todo, Big?−Le saludó animoso y no pudo evitar sentirse feliz de verlo.

Aʟɢᴜ́ɴ Tɪᴘᴏ ᴅᴇ IɴᴅᴜʟɢᴇɴᴄɪᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora