8. Volveremos a brindar

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La charla con Alba me había dejado tan emocionada que apenas pude pegar ojo esa noche. El despertador sonó a las 7 de la mañana y yo me quería morir. Me levanté haciendo de tripas corazón y me fui a la cocina. Rafi también estaba levantada y había preparado café. 

- Te adoro Rafi - dijo al ver una taza de humeante café al lado de dos tostadas de pan-. Buenos días - la saludé con mejor humor.

- Buenos días, reina - saludó-. ¿Mala noche? - preguntó al ver mis ojeras e intentando averiguar algo de lo que pasó con su hija ayer.

- Me costó quedarme dormida y el despertador no da tregua - dije dándole un bocado a mi desayuno.

- ¿Y mi hija tiene culpa de eso, verdad? - preguntó preocupada-.

- Si, pero no en el sentido en el que estas pensando - dije para hacerle ver que las cosas no estaban mal-. Alba vino a pedirme disculpas y decidimos empezar de 0 - le expliqué sin dar más detalle de nuestra conversación.

- Si al final resulta que vas a llevarte de calle a todas las Reches - bromeó Rafi y yo me reí.

- Es un cachito de pan al que le han hecho mucho daño, Rafi. Yo también sería desconfiada con la gente del fandom - la defendí.

- Ya, pero eso no justifica algunos de sus comportamientos - la recriminó -. De todas formas, me alegro entonces que te haya conocido y así pueda cambiar su opinión de que todos los fans no nos iguales - Rafi se levantó más tranquila y con una sonrisa en la cara que no pudo evitar. Su intuición no fallaba, y sabía a ciencia cierta que entre su hija mayor y la enfermera iba a surgir algo más que una simple relación de compañeras de piso.

Las horas pasaban en el hospital. Auxiliares, enfermeros y celadores trabajaban al unísono para dejar a los pacientes en las mejores condiciones posibles. Los médicos pasaban visita, ajustaban tratamientos y el personal de limpieza dejaba como los chorros el desastre que armábamos los sanitarios día a día.

Hoy había sido un día malo. Las urgencias colapsadas pedían clemencia para poder reubicar a su pacientes. Tuvimos que aumentar el ratio de camas y con ello aumentar nuestra carga asistencial. Tras más de 15 ingresos y 5 exitus, me marchaba a casa con los ánimos por los suelos y un cansancio físico y mental que no se lo desearía a nadie.

Cuando llegué al piso nadie me contestó, eran apenas las 20:30h de la tarde. Rafi tenía turno en el hospital por lo que llegaría a partir de las 22:00h. Pero de las dos Reches menores no sabía nada. Me fui a la ducha directamente para quitarme la mezcla de olores de mi cuerpo y poder así, relajarme. Hasta el día siguiente por la tarde no tenía que volver al hospital para enfrentarme al turno de noche.

No se escuchaba un alma por la casa y al llegar al salón vi la guitarra de Alba. Necesitaba desahogarme y la música siempre ha sido mi mayor aliada. Empecé a rasgar acordes aleatorios, hasta que me acordé de la canción que estaba en bucle en nuestra planta para animarnos, aunque cada vez que la escuchaba era un pellizco a mi corazón.

Días tristes

nos cuesta estar muy solos

buscamos mil maneras de vencer la estupidez

meses grises

es tiempo de escondernos

tal vez sea la forma de encontrarnos otra vez

pero son las ocho y has salido

a aplaudir a tu ventana, me dan ganas de llorar

al vernos desde lejos tan unidos

empujando al mismo sitio

solo queda un poco más

Resistiré (ALBALIA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora