- Soy la madre de Alba Reche - confirmó y yo reía de incredulidad.
- Menos mal que he hablado bien de ella... - me justifiqué.
- Hombre, hablas mal de mi niña y te meto el palo de la fregona por todos los agujeritos de tu cuerpo, guapa - intentó intimidar pero consiguió que ambas riéramos juntas.
- Jamás podría hablar mal de ella, Rafi - suspiré - la admiro mogollón - solté de forma sincera. Menos mal que la mascarilla me tapaba las mejillas porque noté como me subía el calor por ellas.
- Me caes bien, Natalia - me confirmó achinando sus ojos a través de la mascara de protección.
- ¿Cómo lleváis el encierro? - pregunté por curiosidad.
- Yo bien, porque salgo de casa para ir a trabajar y quieras o no, aunque esto sea una mierda y esté mal pagado, cambio de aires. Pero las niñas se van a volver locas, o me van a volver a mi... - gesticuló de forma graciosa.
- Al menos estáis juntas en familia - suspiré y desvié la mirada hacia la ventana.
- ¿No eres de aquí, verdad? - preguntó con delicadeza la matriarca de las Reche y yo negué.
- Soy de Pamplona, pero estaba de visita en Benicarló viendo a mis abuelos cuando ha estallado todo esto... - expliqué y recibí una mirada compasiva por parte de Rafi-. Mi vida se resume en ir del hostal al hospital y viceversa. La única compañía que tengo es la de aquí mientras estoy trabajando, luego llego al hostal y me tengo que contentar con videollamadas y mensajes. Aún así tengo que dar gracias de que me hayan facilitado un sitio donde vivir y comida que llevarme a la boca.
- Tienes un corazón de oro - dijo Rafi con sinceridad-. Y para esos problemas yo tengo la solución - mi cara de desconcierto volvió a aparecer.
- No entiendo, Rafi.
- !Te vienes a vivir a mi casa! - exclamó-.
- Pero Rafi, ¿estás loca? - pregunté - ¿cómo me voy a ir a vivir a tu casa? Me conoces solo de un par de minutos...
- No me hace falta conocerte durante años para ver que eres buena persona - me contestó-. Lo veo en tus ojos y la forma en la que has hablado de Alba me lo ha confirmado. Ojalá mi niña se fijara en una persona como tú - susurró esto último en voz baja.
- ¿Me quieres liar con tu hija, Rafi? - pregunté emocionada-.
- Eres un partidazo, si yo tuviera 20 años menos no te me escapabas - bromeó y yo volví a ruborizarme-. Enfermera, esa altura, esos tatuajes, esa forma de hablar, tu buen gusto musical...
- Fuertes declaraciones, Rafi - dije sin ser capaz de mirarla a los ojos-. Sigo pensando que es una locura, además, no creo que le siente bien a Alba que una fan se vaya a vivir con ella... - intenté que Rafi entrara en razón.
- Alba puede decir misa porque es mi casa - concluyó.
- Ya, pero es su intimidad... bastante ha tenido la pobre con esos seres que se hacían pasar por fans incondicionales para aprovecharse de ella.
- Natalia, se calar a la gente, y dudo mucho que tú vayas a hacer algo que atente contra la integridad de mis hijas. Además, tú vas a tener tu habitación y ellas las suyas, la intimidad no la van a perder, pero en cambio, tu vas a ganar apoyo social. Nos esperan meses muy duros y la salud mental flaquea. Si nos apoyamos mutuamente esta situación se nos hará menos cuesta arriba.
- Jo, vaya... me vas a emocionar y yo ya soy sensible de más para que me digas esas cosas y quedarme tan pancha - dije intentando controlar mis lágrimas.
- Somos intensitas... - inició Rafi.
- Pero majas - concluí.
- No te abrazo porque llevo el traje puesto, pero en casa no te libras - dijo tajante.
- Osea, que no tengo opción, ¿no? - ella negó-.
- Mentalízate que vas a vivir con tu referente - me dijo guiñándome un ojo y una sensación en mi interior se despertó como un león-. Ve a personal y di que has encontrado un piso donde vivir, le das mi dirección - dijo Rafi mientras apuntaba en un papel la calle donde vivía y su teléfono - para que dejen de pagar el hostal innecesariamente. En cuento salgas de trabajar esta tarde recoje tus cosas y te vienes a casa. Ya hablaré yo con mis hijas - zanjó la trabajadora.
- Gracias, Rafi - dije emocionada.
- No tienes nada que agradecerme. A mi me gustaría que hicieran lo mismo con mis hijas si estuvieran en la misma situación que tú - ahora si que no pude evitar llorar.
- Pero bueno, Rafi, ¿qué le has hecho ya a la chiquilla? - preguntó María preocupada al verme llorar.
- Nada, Mari. Nos hemos puesto un poco intensitas - dijo Rafi antes de recoger los trastos -. Cuídala Villar, esta chica vale oro...
- A cambio de una cita con alguna de tus rubias, Rafaela - dijo en broma.
- Sabes que no tienes nada que hacer con ninguna de ellas, ya te lo dejaron bien clarito - bromeó Rafi mientras yo me limpiaba los ojos y María le hacía burlas a la limpiadora-. Y como me vuelvas a llamar Rafaela no tienes Elche para correr y vas a querer que los guardias te pillen saltándote el confinamiento - amenazó y Maria reía ajena a las amenazas.
- Eres única Rafi y te adoro - dijo sincera-. Natalia, aquí tienes a lo mejorcito del hospital. No se achanta ante nada, siendo capaz de poner firme hasta el jefe de servicio y sin despeinarse.
- Ya me estoy dando cuenta - confirmé con una sonrisa en la cara-.
- Ya sabes lo que tienes que hacer cuando termines el turno, Natalia - me dijo-. Me marcho que voy como el culo hoy - se despidió y allí nos quedamos Maria y yo riéndonos por semejante espectáculo.
No hay dos sin tres. Rafi en todo su esplendor
Ojalá que os esté gustando.
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Resistiré (ALBALIA)
Hayran Kurgu¿Qué ocurre cuando en tiempos de cuarentena te mudas a casa de tu amor platónico? Ida de olla durante los salientes de noche.