Epílogo final

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POV NATALIA

2 años después de la boda

- !Nat, vámonos al hospital! Creo que he roto aguas - gritó Alba desde el baño y yo salí derrapando hacia allí.

- No puede ser, te quedan dos semanas para salir de cuentas... - dije pero me tuve que callar cuando vi el baño inundado a los pies de mi rubia.

- Creo que tu hijo o hija está impaciente por conocernos - bromeó, pero una contracción la cortó - joder...

- Cuenta Albi, necesitamos saber cada cuánto son las contracciones - le dije mientras iba a la habitación a por la maleta de emergencia.

- Llama a mi madre y a tu familia - pidió la pobre doblada por el dolor. Cogí el teléfono y llamé a nuestras respectivas progenitoras.

- Rafi. Soy Natalia - saludé al descolgar-. Venid echando hostias para Madrid. Alba se ha puesto de parto - no la dejé hablar porque inmediatamente colgué para llamar a mi madre-. Ama, venid para Madrid. Alba está de parto... - colgué cuando escuché como Alba sufría otra contracción. Las tenía cada menos de 5 minutos y eso significaba que nuestro bebé estaba a punto de venir al mundo.

Después de un año de casadas decidimos aventurarnos a ser madres. Para compartir la maternidad decidimos utilizar el método ROPA, así las dos seríamos madre en todo nuestro derecho, una genética (la que pone el óvulo) y otra biológica (la que alberga el embrión durante los nueve meses hasta el parto). Decidimos que yo pusiera los óvulos, porque tras el estudio ginecológico que nos hicieron, el útero de Alba estaba en mejores condiciones que el mío. Había sido un embarazo bastante tranquilo, quitando los antojos peculiares que tuvo mi chica y la libido por las nubes. Pero no me iba a quejar yo por ello.

- !Nat, por Dios, vámonos ya que no aguanto más! - pidió mi mujer. Salimos echando leches hacia el hospital. Aparqué como pude cerca de la puerta de urgencias y un celador muy amable nos acompañó hasta el paritorio.

- Buenas noches, soy Noemí, la matrona que se va a encargar de este parto - se presentó la enfermera-. Voy a explorarte para ver cómo vas de dilatación. ¿Le importa esperar fuera? - se dirigió está vez a mi-.

- Por favor, déjenla estar conmigo. Es enfermera - pidió una Alba temerosa.

- De acuerdo - confirmó la especialista mientras le hacía el tacto vaginal a mi mujer-. Estás de 6 centímetros, así que vamos a pasarte para ponerte la epidural-. Tras cogerle una vía en el brazo izquierdo y canalizarle la epidural, esperamos hasta que llegó a 10 cm y se daba por iniciado el proceso de parto.

- Cariño, todo va a salir bien - la intenté animar dándole un beso en la frente cuando la subieron al potro.

- Lo que quiero es que salga ya este niño, me está destrozando ahí abajo - gritaba histérica-. ¿Para qué coño existe la epidural? !Necesito más dosis, doctora! - pidió mi mujer y la anestesista no entendía como después de la dosis de caballo que la había puesto aun tenía dolor.

- No te puedo poner más, ya tienes la dosis máxima - dijo la doctora Gómez.

- !Me cago en mi mala suerte! - gritaba Alba.

- Vamos Alba, ahora tienes que empujar a la de 3. Uno, dos, tres, ahora - gritaba la matrona mientras Alba apretaba mi mano dejándomela espachurrada.

- ¿A quién se le ocurre albergar un Lacunza en un cuerpo cómo el mío...? - dijo Alba dramática provocando la risa de todos los que estaban asistiendo el parto.

- !Oye! - le dije indignada a mi esposa.

- No te lo tomes a mal cariño... - intentó decir para que no me lo tomara a mal - Ahhhhh... !niño del demonio, sal ya! - gritaba mientras seguía apretando y cogiendo aire para recuperarse.

Resistiré (ALBALIA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora