24. Poker face

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Después de la sesión de novela turca protagonizada por Rafi y de preparar las cosas de Alba, hicimos la última cena en familia, por ahora. La noche previa al viaje a Pamplona, habíamos decidido cenar fuera, ya que en esos tres meses no había sido posible conocer Elche. Dejé que Alba fuera mi guía, lo que no me esperaba era que me llevara a la playa de Santa Pola. Le encantaba la playa, aunque desde fuera. De pequeña pisó un pez araña que le provocó una reacción tan brutal que no fue capaz de volver a meterse en el mar. Pero no iba a darme yo por vencida de que el piojo rubio no superara su trauma.

- Albi, va, métete conmigo que me siento muy sola y me aburro - le dije haciendo un puchero.

- No, Nat, que me da miedo. Yo te veo desde aquí - dijo convencida-.

- Venga, va. Te dejo que te subas en pachines y así no tocas el agua. Prometido - intenté convencerla.

- No, que seguro que la me la lías y me haces una aguadilla...

- Jo, pues entonces tendré que buscar a alguien que me haga compañía dentro del agua... - dije para intentar ponerla celosa-.

- ¿A un pulpo, por ejemplo? - bromeó Alba-. No hay nadie en la playa, cariño. Sólo alguien del norte se puede meter al agua a principios de junio.

- Mimimimiiiii - me burlé de ella-. !Mira, por ahí va una chica haciendo snorkel...! - divisé a una chica de pelo rubio.

- Te acercas a ella y mañana te vuelves solita para Pamplona, Natalia Lacunza - sentenció el piojo.

- Pues ven conmigo - le contesté y ella, con todo su orgullo, se dirigió decidida hacia el agua, pero en el último momento, cuando sus pies estaban a punto de tocar el agua, se acojonó.

- No puedo, Nat - suspiró con miedo-.

- Ven, sube - le dije para que se pusiera a horcajadas sobre mi y así hizo. Poco a poco fui metiéndome en el agua para que ella se acostumbrara a la sensación y a la temperatura del mar-. Mira, poco a poco, ¿a qué no ha pasado nada? - pregunté yendo cada vez más al fondo, donde el agua ya nos cubría hasta casi el pecho y ella negó.

- No me sueltes, Nat - pidió la rubia enganchándose más a mi. Notaba como me podía arrancar el cuello.

- Tienes que relajarte, cariño. Yo estoy contigo - la tranquilicé-. Con mi metro ochenta no nos podemos hundir a dos palmos de la orilla. El agua está buenísima, aunque no tanto como tú - la piropee y ella se hundió en mi cuello provocándome cosquillas.

- Eres una zalamera, Nat. Aprovechas cualquier oportunidad para tirarme la caña - se reía Alba erizándome la piel.

- Estaría bueno que no te tirara la caña en el mar... aun así, aunque ya seas mi novia, no dejaré de tirarte fichas hasta que tenga arruguitas en la piel... - le dije sincera sin dejar de mirarla a los ojos.

- ¿Eso es una proposición a largo plazo, churri? - preguntó emocionada-.

- No, solo para esta tarde porque cuando salga del agua voy a estar más arrugada que una uva pasa... - me empecé a carcajear de su cara de póker.

- !Pero serás hija de puta! - exclamó Alba indignada y yo noté como una descarga se dirigía a mi entrepierna.

- Uff Alba, no me digas esas cosas que me dan ganas de follarte aquí mismo... - dije seria con mis pupilas dilatadas.

- Después de tres meses me entero de que te pone que te insulten... Tenemos falta de comunicación, churri - chistó con la lengua-.

- Tenemos toda la vida para conocernos - le dije y ella sonreía.

- Me gusta mucho ese plan, cariño - confirmó la rubia.

Después de un ratito más en remojo entre besos y arrumacos, salimos a la orilla y nos tumbamos sobre la arena para secarnos.

Al día siguiente

POV ALBA

- Nat, despierta - ronroneó como un gatito Alba cerca de mi oreja-. Hay que preparar todo, si no se nos va a hacer muy tarde para llegar a Pamplona.

- 5 minutos más, por fi... - pidió la morena aún con los ojos cerrados y se echó la sábana por encima de la cabeza para que la luz no la molestara.

- Umm, necesitas al despertador Reche - dije antes de meterme bajo las sábanas. El calor había llegado a Elche y ya dormíamos solo con ropa interior, bueno yo solo con la braguita. Natalia era más vergonzosa y dormía con sujetador deportivo.

Fui acercando mi boca a su entrepierna y jugué con su centro por encima de su tanga.

Natalia abrió los ojos de par en par al notar mi lengua en el fondo sur de su cuerpo.

- Albi - gimió cuando retiré el tanga y mi lengua capturó su clítoris-. Joder... - susurró la morena cuando, sin previo aviso, la penetré con mi lengua-. Me gusta este nuevo despertador que has preparado...

- Aham... - intenté decir con la boca ocupada-. Aumenté la rapidez de los movimientos de mi lengua y me ayudé de dos de mis dedos para hacer llegar al clímax a la morena.

- Ven aquí - me pidió Natalia. Salí de entre las sábanas y comenzamos a besarnos-. Que bien sepo a primera hora de la mañana - dijo limpiándome cualquier resto de su esencia.

- Buenos días, churri - le dije.

Nos levantamos y nos dimos una ducha, por separado. Rafi y Marina ya estaban preparadas para la despedida y ambas iban vestidas de luto.

- Mamá, que no nos hemos muerto - dije riéndome al ver el panorama-. Un funeral es más alegre-.

- No te burles de tu pobre madre, que ve como, por décima vez, me abandonas - dijo indignada mi madre.

- Terrorismo emocional - masculló Natalia llevando las maletas y el resto de las cosas a la entrada-.

- Os voy a echar de menos - dije abrazando a mi madre-. Ya sabéis que cuando queráis podéis subir a Madrid.

- ¿Me puedo ir con vosotras, tata? - pidió Marina con clemencia-.

- Mejor quédate con mamá, sino es capaz de hacer alguna locura... - dije temerosa sin perderla de vista.

- Avisad cuando lleguéis, por favor - pidió Rafi ya en un mar de lágrimas.

- No llores, mamá, que también lloro yo - le dije abrazándola y limpiándole las lágrimas.

- Me has malacostumbrado teniéndote aquí tantos meses y ahora te voy a ver dos días contados al año... - lloraba echa polvo Rafi y mi corazón se hacía más pequeñito.

- Os haremos videollamadas todos los días, prometido - dije intentando que se sintiera mejor.

- Nos vemos familia. Cuidaros mucho - se despidió Natalia de mi madre y mi hermana-. Gracias por todo, Rafi. Estaré eternamente agradecida con vosotras por haber juntado nuestros destinos - soltó y ya eramos tres mares de lágrimas.

- Te haces de querer, cuñada - dijo mi hermana-. Tened cuidado en el viaje y da saludos a Santi de mi parte - se puso roja y yo me mosqueé.

- No sé que os traéis mi hermano y tú, pero pienso averiguarlo - amenazó Natalia y nos subimos al coche.

- ¿Preparada? - pregunté mientras nos poníamos los cinturones, una vez que comprobamos que el trasportín de Queen estuviera bien sujeto.

- Preparada - confirmó Nat. Saludamos a Rafi y Marina a través del cristal, pusimos en marcha el gps y arrancamos el coche en dirección Pamplona


Venga va, retrasamos el final un par de capítulos ;)


Resistiré (ALBALIA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora