Epílogo I

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POV NATALIA

Un año después...

- !Nat, esto no puede seguir así! ¡Estoy harta! - exclamó la rubia y yo salí pitando hacía el salón del piso que compartíamos en Malasaña.

- !No sé de qué me hablas, Albi! - dije desde la habitación mientras me acercaba a dónde ella estaba.

- No puede ser que todos los días dejes tirada tu ropa interior y tus zapatillas por la casa. No soy tu niñera... - dijo bastante cabreada.

- Pero si yo no he dejado nada por ningún lado - contesté contrariada-. Cada vez que me ducho echo la ropa sucia al cesto...

- Entonces cómo me explicas por qué tu tanga de ayer está encima del sofá? - preguntó impaciente Alba - y no es la primera vez que me las encuentro... - empecé a boquear sin saber qué decir.

- Yo... - no era capaz de hablar.

- Natalia, yo no soy ni tu madre ni la mia para ir detrás de ti - dijo Alba suspirando - ya eres mayorcita para estas cosas...

- Pero... - en ese momento se escuchó un ruido que venía de la habitación de la lavadora. Allí a parte de la misma, también teníamos la secadora, la plancha y el cesto de la ropa sucia.

Fuimos para allá, encontrando la causa del teletransporte de mi ropa sucia.

- !QUEEN! - gritamos ambas y la gata se quedó petrificada mirándonos. Llevaba en la boca las braguitas de Harry Potter que me quité ayer.

- Lo ves, yo no era - bufé enfadada después de que Alba me incriminara sin pruebas, bueno, pruebas había pero no eran concluyentes.

- Ay Nat, lo siento - dijo en un puchero Alba y a mi se me encogió el corazón - ¿cómo iba a saber que nuestra gata iba a tener un fetiche con tu ropa interior? - bromeó y me puso ojitos como los del gato de Shrek-. ¿Me perdonas? - pidió y a mi me dió por reirme.

- Con esa cara no te puedo decir que no... - contesté -. Anda, ven aquí, inquisidora - la espachurré entre mis brazos y la besé.

POV ALBA

En ese momento llamaron al teléfono.

- ¿Sí? - contesté Alba

- !Jefa! - exclamó Cristian, mi amigo y mi guitarrista al otro lado del móvil-. Tenemos un problema... - me puse en alerta. Empezábamos la gira de mi segundo disco ese mismo fin de semana.

- No me asustes. ¿Qué ocurre? - pregunté con miedo.

- Estoy en el hospital. Me he roto el brazo - dijo casi susurrando - no voy a poder tocar en la gira.

- ¿Qué? ¿Pero cómo? - dije flipando-.

- Estaba haciendo parkour obligado... - intentó justificar mi amigo.

- Vamos a ver, yo te mato... - amenacé-. ¿Cómo se te ocurre hacer parkour a dos días de empezar la gira? ¿Me lo explicas?

- Era obligado, jefa - se defendió.

- Más te vale que tengas una buena explicación... - amenacé desquiciada.

- Sabes que le tengo fobia a los perros, pues uno de ellos empezó a perseguirme y tuve que saltar una tapia para despistarlo - explicaba y la morena me miraba preocupada sin saber que hacer - con la mala pata de que caí mal y me apoyé sobre mi muñeca izquierda.

- Madre mía, Christian... ¿Y ahora qué hacemos? - dije abatida.

- Habla con Ismael , seguro que se le ocurre algo - propuse y asentí decepcionada. Siempre me pasa algo cada vez que inicio una gira. Pero quedarme sin uno de mis músicos no estaba en los planes.

- Recupérate pronto. Ya veré lo que hacemos con tu hueco - me despedí y comencé a llorar de impotencia.

- Ey, Albi - dijo Nat poniéndose de rodillas junto a mi-. ¿Qué ha pasado? - intentó averiguar la morena.

- Me he quedado sin guitarrista a dos días de empezar la gira porque se ha roto el brazo... - expliqué - y ahora no podemos cambiar las fechas ni cancelar los conciertos...

- Yo puedo sustituir a Christian - dijo  Natalia y yo me quedé estática.

- ¿Qué? - pregunté para confirmar lo que me estaba diciendo la morena.

- Que puedo ser yo la guitarrista... - no dejé que terminara porque ya le estaba comiendo la boca como si no hubiera un mañana.

- !Te amo! - exclamé - me acabas de salvar el culo, morena - ella reía orgullosa -. ¿Pero cómo lo vamos a hacer con tu trabajo?

- Por eso no te preocupes, rubia - me tranquilizó-. De momento es una baja de maternidad en el centro de salud. Trabajo de lunes a viernes y lo único que debo organizar son las guardias para no tener que hacerlas los viernes que tienes concierto - me abracé a ella. Mi salvavidas.

- Habrá que ensayar - propuse y Natalia asintió.

- Aunque de veros en los ensayos me sé casi todos los riffs, no estaría mal darle un par de vueltas al repertorio.

- Es que te como la cara - solté cogiendo mi móvil para avisar al grupo de que en dos horas teníamos ensayo.

Al final no hay mal que por bien no venga. No me iba a tener que distanciar de la morena durante la gira y encima la iba a tener dándome apoyo moral dentro del escenario.

Van pasando los años y las pencas siguen encoñadas perdidas.

Resistiré (ALBALIA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora