19. Un nuevo comienzo

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Ya había amanecido y en la pequeña cabaña de los Alpes se encontraban Pedro y Heidi, durmiendo todavía.

De repente, los primeros rayos del sol de la mañana le molestaron a Pedro en la cara, despertándole de inmediato. Este abrió los ojos y miró a Heidi, ella seguía durmiendo plácidamente sobre su pecho. Sonrió y durante unos segundos se quedó observándola, cuántas veces había soñado con tenerla así, incluso la veía hermosa durmiendo con su cabello despeinado. Comenzó a hacerle suaves caricias en la cabeza y a jugar con su cabello. Al rato, Heidi se despertó y levantó la cabeza para encontrarse con el rostro pecoso de Pedro.

-Buenos días, mi bella flor. -dijo Pedro.

Heidi sonrió.

-Buenos días, mi amor.

Ambos se sonrieron y se dieron un beso.

-¿Sabes que de todas las flores que anoche había en la cama tú eras la más bonita? -preguntó Pedro acariciando la mejilla de Heidi.

-Tú lo has dicho, anoche. Pero seguro que ahora estoy horrible con mi cabello despeinado y mi cara de recién levantada. -dijo la muchacha riéndose.

-Créeme que no. Despertarme y que lo primero que vea sea tu cara es lo mejor que me podía pasar. Me encantas tal y como eres.

Pedro la besó tiernamente por todo el rostro y después unieron sus labios en otro dulce beso.

-Amor, tenemos que levantarnos ya. Hans y Clara regresan hoy a Frankfurt y tenemos que ir a despedirnos de ellos. -dijo Heidi dirigiéndose hacia el borde de la cama.

-¿Tan pronto? ¿No podemos quedarnos un poco más en la cama?

Pedro rodeó con sus brazos a Heidi para acercarla hacia él e impedir que se levantara.

-Jamás me había sentido tan bien después de la noche tan increíble que he pasado contigo. -dijo Pedro teniendo a la joven entre sus brazos. -Cáscaras Heidi, ¿cómo puedes estar tan bien hecha? Eres el mejor descubrimiento de mi vida.

Heidi se rió tiernamente.

-Yo también me sentí muy bien contigo, ha sido una noche maravillosa. Me encantó la manera en cómo me besaste y acariciaste. Me volviste loca, Pedro.

-Y tú a mí. ¿Sabes? Yo ya sueño con la próxima. Y créeme, esa tampoco la olvidarás. -dijo Pedro con una mirada traviesa.

Heidi abrió los ojos completamente y Pedro se rió.

-Tu cuerpo de mujer me enloquece, no puedo evitarlo, cáscaras. Soy un hombre, Heidi, y más hombre me siento ahora.

Ella sonrió y le abrazó por el cuello.

-Eres mi hombre.

-Y tú mi mujer.

Ambos se besaron nuevamente.

-Pero no pienses que yo te quiero sólo para hacerlo contigo, obviamente que también te quiero para eso, pero a lo que me refiero es que yo te quiero para todo. Yo ya te amaba desde hacía tiempo, Heidi. Aunque ahora... después de esta noche... te amo mucho más.

Los dos se rieron.

-Yo también te amo mucho más, Pedro. Y sí, yo también te quiero para todo y para hacerlo contigo sin descanso. -dijo la joven mientras le besaba otra vez.

-¿Sabes? Hay algo que también me gusta hacerte.

-¿El qué?

-¡Esto! -exclamó el muchacho a la vez que empezaba a hacerle cosquillas.

-¡Ay no! ¡Basta Pedro! ¡Que malo eres! -exclamó Heidi riéndose.

-Bésame y pararé.

Heidi le dio un pequeño beso en los labios, pero eso no fue suficiente para Pedro y este siguió con las cosquillas.

Heidi está creciendo (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora